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Guerra y paz
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Автор книги: Leon Tolstoi



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XXXIII-XXXIV – 3 de septiembre de 1812: Pierre Bezújov, armado con un puñal, busca a Napoleón para asesinarlo y salva a una niña de un incendio. Entrega la niña a una mujer y defiende a una familia armenia del acoso de los soldados franceses. Es arrestado.

LIBRO CUARTO – Primera Parte

I – Velada en casa de Anna Pávlovna Scherer, en San Petersburgo, el 26 de agosto de 1812. Se comenta que Elena Kuráguina está enferma.

II – Cumpleaños del Zar. Carta de Kutúzov informándolo de la victoria en Borodinó. Muere Elena Kuráguina de angina de pecho. Llega la noticia del abandono de Moscú. Carta de Rastopchin al Zar.

III – Michaux, enviado por Kutúzov, informa al Zar del abandono de Moscú.

IV-V – Reflexiones de Tolstói sobre la situación de Rusia entonces. Nikolái Rostov llega a Vorónezh con el propósito de comprar caballos para el ejército. Fiesta en casa del gobernador de Vorónezh. Nikolái flirtea durante la fiesta con la mujer de un funcionario. En la lies la una tía materna de la princesa María Bolkóns-kaia lo invita a su casa. La mujer del gobernador sugiere a Nikolái que podría pedir la mano de la princesa María.

VI – Nikolái Rostov, con la princesa María, en casa de su tía.

VII – La princesa María recibe la noticia de que su hermano Andréi está herido. Nikolái Rostov habla con ella en la iglesia. Nikolái recibe una carta de Sonia en la que lo libera de su compromiso para con ella. Nikolái acompaña a la princesa María a Yaroslavl.

VIII – Motivos de la carta de Sonia a Nikolái. Los Rostov en el monasterio de Troitsa.

IX – Pierre es detenido.

X – 8 de septiembre de 1812: Pierre ante Davout.

XI – En el campo de Dievitchie. Fusilamientos.

XII-XIII – Pierre es conducido a un barracón. Platón Karatáiev narra a Pierre su vida. Descripción de Karatáiev.

XIV – La princesa María parte hacia Yaroslavl. Llegada a Yaroslavl.

XV – La princesa María y Natasha visitan al príncipe Andréi.

XVI – Reflexiones del príncipe Andréi. Natasha junto al príncipe. El príncipe fallece.

LIBRO CUARTO – Segunda Parte

I – Reflexiones de Tolstói sobre las tropas rusas tras Borodinó.

II – La marcha de flanco del ejército ruso en Krasnia Pajrá.

III – 2 de octubre de 1812: carta del Zar a Kutúzov.

IV – Baile ofrecido por el general Kikin en Echkino.

V – Kutúzov, antes de la escaramuza de Tarútino.

VI – Los cosacos a las órdenes del conde Orlov-Denísov atacan a los franceses.

VII – Reflexiones de Tolstói sobre la escaramuza de Tarútino.

VIII – Reflexiones de Tolstói sobre Napoleón en Moscú.

IX-X – Edicto de Napoleón a los moscovitas. Fracaso de las instrucciones dadas por Napoleón para mantener el orden en Moscú. Napoleón decide abandonar la ciudad.

XI-XII – 6 de octubre de 1812. Pierre, en los barracones.

Reflexiones de Pierre.

XIII – Noche del 6 al 7 de octubre de 1812: los franceses se preparan para abandonar Moscú. Pierre y los demás prisioneros, llevados por las tropas francesas.

XIV – Las tropas francesas y sus prisioneros, en el camino de Kaluga.

XV – Tolstói elogia a Dojtúrov.

XVI-XIX – Boljovitínov se acerca a Letashevka a recibir órdenes de Kutúzov. Boljovitínov informa a Kutúzov de que los franceses han abandonado Moscú. Los franceses, en el camino de Smolensk.

LIBRO CUARTO – Tercera Parte

I – Reflexiones de Tolstói sobre la campaña.

II – Más reflexiones sobre la campaña. Mención de la guerrilla española.

III-XI – Comienza la guerra de guerrillas contra el ejército francés en Rusia. 22 de octubre de 1812. Denísov, al frente de un grupo de guerrilleros, se une a Dólojov para atacar un convoy francés. Denísov y Petia Rostov. Denísov y Petia Rostov, en Shámshevo. Llega Tijón. Petia narra sus peripecias desde que abandonó Moscú. Petia se apiada de un joven tambor francés. Llega Dólojov. Petia se le une en una batida. Dólojov y Petia con las tropas francesas. Petia regresa junto a Denísov. Denísov con sus guerrilleros y Petia Rostov deciden atacar a los franceses. Petia muere de un balazo en el cráneo. Pierre Bezújov, liberado.

XII-XIV – Narración de lo acontecido a Pierre Bezújov antes de su liberación. Pierre reflexiona sobre la felicidad. Una historia de Karatáiev. Karatáiev es fusilado.

XV – Liberación de Pierre. Los franceses, prisioneros de los guerrilleros.

XVI La retirada de los franceses a partir del 28 de octubre de 1812, Carta de Berthier a Napoleón.

XVII – Continúa la retirada de los franceses.

XVIII-XIX – Consideraciones sobre la actitud de Napoleón en la retirada de sus tropas. ¿Por qué el ejército ruso no destruyó al de Napoleón?

LIBRO CUARTO – Cuarta Parte

I – Natasha Rostova y María Bolkónskaia, tras la muerte de Andréi Bolkonski.

II – Los Rostov reciben la noticia de que Petia ha muerto.

III – La princesa María Bolkónskaia retrasa su regreso a Moscú. Natasha y María, más unidas. Natasha y María parten para Moscú.

IV-VII – Kutúzov y sus tropas tras los franceses en Krasnoie. Juicio sobre Kutúzov. Batalla de Krásnoie. Arenga de Kutúzov a las tropas. 8 de noviembre de 1812: último día de la batalla de Krásnoie.

VIII – Los soldados vivaquean.

IX – Los soldados rusos de la 5.ªcompañía, la misma noche. Llegan un oficial y un soldado franceses. Son Ramballe y su asistente Morel.

X – Descomposición del ejército francés. El paso del Berezina.

XI – 29 de noviembre de 1812: Kutúzov entra en Vilna.

7 de diciembre de 1812: el zar Alejandro I y su séquito llegan a Vilna. Kutúzov y el Zar.

XII – Banquete y baile ofrecidos por Kutúzov. Muerte de Kutúzov.

XIII-XIV – Pierre, enfermo en Orel. Reflexiones de Pierre. Villarski lo visita.

XV – Finales de enero de 1813: los moscovitas regresan a Moscú y se dedican al saqueo de la ciudad.

XVI-XVIII – Pierre llega a Moscú. Visita a la princesa Bolkónskaia. Encuentro con Natasha. María y Natasha narran a Pierre los últimos días de Andréi Bolkonski. Pierre cena con la princesa María y Natasha y les narra sus andanzas durante la ocupación de Moscú.

XIX– Pierre en su casa. Pierre come con la princesa María y Natasha. Al marcharse, informa a la princesa de que ama a Natasha.

XX – Pierre marcha a San Petersburgo.

XXI – Natasha feliz por el amor de Pierre.

EPÍLOGO – Primera Parte

I-IV – Siete años después. 1820. Reflexiones de Tolstói sobre el zar Alejandro I, sobre los acontecimientos narrados en la novela y sobre Napoleón.

V – Boda de Natasha y Pierre en 1813. Muere el conde Rostov. Nikolái, desde París, donde se encuentra con las tropas rusas, regresa a Moscú. Los Rostov, en lamentable situación económica. Natasha y Pierre viven en San Petersburgo.

VI – La princesa María Bolkónskaia llega a Moscú.

VII-VIII – Otoño de 1814: María Bolkónskaia y Nikolái Rostov se casan. Se establecen en Lisie-Gori. 1820: Nikolái Rostov ha saldado todas las deudas de los Rostov. Violencia del carácter de Nikolái con los campesinos. Sonia vive con Nikolái y María.

IX-XI – 5 de diciembre de 1820: Pierre Bezújov, Natasha Rostova, sus hijos y Denísov, en Lisie-Gori. Felicidad conyugal. Natasha, madre de familia. Pierre, llamado a San Petersburgo. Regreso de Pierre.

XII – Nikóleñka, hijo del príncipe Andréi Bolkonski y Lisa Meinen, adora a Pierre. Pierre distribuye regalos comprados en San Petersburgo.

XIII – La anciana condesa Rostova.

XIV – Una verdadera familia. Se comenta la situación de Rusia.

XV – Cena familiar. La princesa María y Nikolái Rostov.

XVI – Natasha y Pierre. Nikóleñka Bolkonski medita.

EPÍLOGO – Segunda Parte

I – Análisis histórico.

II – ¿Qué mueve a los pueblos?

III – XII – Más consideraciones históricas.

APÉNDICE

Unas palabras acerca de Guerra y paz

Nota de la traductora

ANEXOS

Algunos personajes

Notas

Editar Guerra y paz

MAPAS

Campaña de 1805

Batalla de Austerlitz

Campaña de 1807

Campaña de 1812

Batalla de Borodinó

Esta edición de Guerra y paz, se realizó a cargo de Ricardo di Fonzo y José de Hijes y corregida por José Luis Casares (primeras), Elsa Otero (segundas), Miguel López (terceras y cuartas) y Luis Pérez Turrau (quintas).

Créditos

Primera edición: septiembre de 2010

Segunda edición: enero de 2011

Tercera edición: agosto de 2011

© de la traducción: Lydia Kúper, 2003

© del epílogo Editar Guerra y paz: Mario Muchnik, 2010

© del Taller de Mario Muchnik, 2010

Grup Editorial 62, S.L.U., 2008, 2010 El Aleph Editores,

Peu de la Creu 4, 08001 Barcelona

[email protected]

www.grup62.com

Fotocompuesto en Víctor Igual, S.L.

Impreso en Egedsa

Depósito legal: B-25.334-2011

ISBN: 978-84-7669-967-6

Esta obra ha sido publicada con una subvención de la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas del Ministerio de Cultura, para su préstamo público en Bibliotecas Públicas, de acuerdo con lo previsto en el artículo 37.2 de la Ley de propiedad Intelectual.

notes

Notas a pie de página

1Si no tiene cosa mejor que hacer, señor (o príncipe), y si la perspectiva de pasar la tarde con una pobre enferma no lo asusta demasiado, me encantaría verlo en mi casa entre 7 y 10. Annette Scherer.

2¡Dios mío, qué salida tan virulenta!

3Antes que nada, querida amiga, dígame cómo se encuentra.

4Le confieso que todas estas fiestas y estos fuegos de artificio comienzan a parecerme insípidos.

5No me atormente. Entonces, ¿qué se ha decidido con respecto al despacho de Novosiltsov? Usted lo sabe todo.

6¿Qué se ha decidido? Se ha decidido que Bonaparte ha quemado sus barcos y creo que nosotros estamos a punto de quemar los nuestros.

7Esta famosa neutralidad prusiana no es sino una trampa.

8El vizconde de Mortemart, emparentado con los Montmorency por los Rohan.

9Al parecer, este barón es un pobre diablo.

10El señor barón de Funke ha sido recomendado a la Emperatriz-madre por su hermana.

11Pero, a propósito de su familia, [...] hace las delicias de todos. La encuentran bella como la luz del día.

12¿Qué quiere usted? Lafater habría dicho que no tengo el sentido de la paternidad.

13Soy su [...] y sólo a usted puedo confesarlo. [...] son la traba de mi existencia.

14Tienen la manía de los casamientos. [...] personita [...] una pariente nuestra, una princesa Bolkónskaia.

15Es la ventaja de ser padre.

16La pobrecilla es desgraciada como las piedras.

17Escuche, querida Anita [...] Arregle este asunto y seré su fiel esclavo para siempre.

18Espere. [...] La esposa del joven Bolkonnski [...] Haré el aprendizaje de solterona con su familia.

19La mujer más seductora.

20He traído mi labor. [...] Annette, no me juegue usted una mala pasada. [...] Usted me había escrito que se trataba de una velada íntima; vea de qué lacha vengo.

21Tranquilícese, Lisa; siempre será usted la más bonita.

22¿Sabe usted? Mi marido me abandona [...] Va a hacerse matar. Dígame, ¿por qué esta guerra?

23¡Qué deliciosa criatura es la pequeña princesa!

24Es usted muy amable, monsieur Pierre, al venir a visitar a una pobre enferma.

25¡Ah! Veamos. Cuéntenos eso, vizconde.

26El vizconde es conocido personal de monseñor. [...] El vizconde es un excelente narrador. [...] ¡Ya se nota que es un hombre de sociedad!

27¡Qué bella persona!

28Señora, temo que mis recursos no estén a la altura de semejante auditorio.

29Espere, voy a traer mi labor. [...] Veamos, ¿en qué piensa? [...] Tráigame mi bolsa.

30¿No es una historia de fantasmas?

31Es porque detesto las historias de fantasmas.

32Muslo de ninfa asustada.

33El derecho de gentes.

34¿Se enrola para la guerra, príncipe?

35El general Kutúzov [...] ha tenido a bien tomarme como ayudante de campo.

36Sea el buen muchacho que siempre ha sido.

37Una vez haya pasado a la Guardia.

38¿De la coronación de Milán? ¿Y de la nueva comedia de los pueblos de Génova y de Lucca, que acuden a presentar sus respetos a M. Bonaparte? ¡M. Bonaparte sentado en un trono y satisfaciendo los deseos de las naciones! ¡Encantador! Es para volverse loca. Se diría que el mundo entero ha perdido la cabeza.

39Dios me la da, ay de quien la toque. [...] Se dice que estaba muy bello al pronunciar estas palabras.

40Yo espero [...] que eso haya sido la gota de agua que hará desbordar el vaso. Los soberanos no pueden seguir soportando a este hombre, que lo amenaza todo.

41¿Los soberanos? No me refiero a Rusia. [...] ¡Los soberanos, madame! ¿Qué hicieron por Luis XVI, por la reina, por madame Elizabeth? Nada [...] Y créame, sufren el castigo de su traición a la causa de los Borbones. ¿Los soberanos? Envían embajadores a cumplimentar al usurpador.

42Traversa de gules, anglesada de azur, casa Condé.

43Lo ha dicho Bonaparte.

44Les mostré el camino de la gloria [...] No lo quisieron; les he abierto mis antecámaras y se precipitaron en masa...” No sé hasta qué punto tenía derecho de decirlo.

45Ninguno.

46Aun si ha sido un héroe para algunos [...]. desde el asesinato del duque hay un mártir más en el cielo, un héroe menos en la tierra.

47Pero cómo, M. Pierre, ¿encuentra usted que el asesinato es grandeza de alma?

48Pero, mi querido monsieur Pierre...

49Es un escamoteo que en nada se parece a la manera de obrar de un gran hombre.

50Haría mejor en decir que es un labrador.

51¡Ah! Hoy me han contado una encantadora anécdota moscovita: debo divertirles con ella. Usted me perdonará, vizconde, pero he de contarla en ruso. De otro modo se perdería la sal de la historia.

52Lacayos.

53Para ir de visitas.

54Está decidido.

55Cómo verá las cosas el padre [...] Hasta la vista.

56Y bien, querido, su pequeña prin¬cesa está muy bien, muy bien. Y muy francesa.

57¿Y sabe que es usted terrible con ese aire inocente? Compadezco al pobre marido, ese oficialillo que se da aires de príncipe reinante.

58Y decía usted que las damas rusas no valen lo que las francesas. Hay que saber darse maña.

59 Palabra de honor.

60¡Ah! No me hable de esa partida, no me hable de ella. No quiero oír hablar de eso. [...] Tengo miedo.

61De qué tienes miedo.

62No, Andréi, te digo que has cambiado tanto, tanto has cambiado...

63Soy muy amable y muy cáustico. [...] todas las mujeres distinguidas.

64Soy un hombre acabado.

65Soy un bastardo. [...] Sin nombre, sin fortuna.

66Qué quiere usted, amigo mío. Las mujeres, amigo, las mujeres.

67Las mujeres decentes [...] Las mujeres y el vino.

68Querida condesa, hace tanto tiempo... la pobrecita estuvo delicada... en el baile de los Razumovski... y la condesa Apráksina... he tenido tan gran placer...

69Estoy encantada... la salud de mamá... y la condesa Apráksina...

70Cada cosa tiene su tiempo.

71Los primos son peligrosos vecinos.

72Al paso que vamos.

73La princesa tal.

74Me hacía la corte.

75Las grandezas para nada le han hecho perder la cabeza.

76Querido, me prometiste...

77¿Es positivamente seguro, pues?

78Jamás pude explicarme cómo Natalia se decidió a casarse con ese maleducado. Es un sujeto completamente estúpido y ridículo. Y jugador, según se dice.

79Pero excelente persona, príncipe.

80Es su ahijado.

81Piense que se trata de la salvación de su alma... ¡Oh!, es terrible, los deberes de in cristiano.

82¡Ah, querida, no la había reconocido! [...] Acabo de llegar y aquí me tienen para ayudarlos a asistir a “mi tío”...Me imagino cuánto habrán sufrido.

83Celebraría muchísimo que me librara de ese joven.

84¿No me reconoces?

85Querido, si te portas como en San Petersburgo, acabarás muy mal; y no te digo más.

86Inglaterra está acabada. [...] M. Pitt, como traidor a la nación y al derecho de gentes, está condenado a...

87Adiós, príncipe, que el buen Dios lo sostenga...

88Salteado con vino de Madeira.

89Que usted cuenta con hacerse una renta a expensas del Estado.

90El equilibrio está logrado... como dice el proverbio.

91Los Razumovski... Ha sido encantador... Es usted muy buena... La condesa Apráksina...

92Ya hizo cerrar el pico a Austria y me temo que ahora nos va a tocar a nosotros.

93¿Conocéis el proverbio? [...] Nos sienta de maravilla. [...] completamente. [...] Dígame un poco.

94Es muy bello lo que decís.

95Muy bueno, muy bueno, princesa; además, en Moscú uno se cree en el campo.

96¿Verdad?

97Una pizca.

98Estoy rendido como un caballo de postas.

99Pero, mi buena Catiche, está claro como la luz del día.

100Y todo lo que se desprende.

101Entremos en razón.

102Protegida.

103No perdamos tiempo.

104De eso se trata.

105Créame que sufro tanto como usted, pero sea hombre.

106Ah, mi amigo, olvide los perjuicios que se hayan cometido con usted, piense que es su padre... tal vez en la agonía. [...] Desde un principio lo amo como a un hijo. Fíese de mí, Pierre, no olvidaré sus intereses.

107Sea hombre, amigo mío, yo velaré por sus intereses.

108Querido doctor, [...] este joven es el hijo del conde... ¿hay esperanza?

109Confíe en Su misericordia.

110Ánimo, ánimo, amigo. Él desea verlo Eso es bueno...

111Ha sufrido otro ataque hace media hora. Valor, amigo mío...

112La bondad divina es inagotable. Va a comenzar la ceremonia de la extremaunción. Venga.

113Está adormecido [...] Vamos.

114Catiche ha hecho servir el té en el saloncito. [...] Vamos, mi buena Anna Mijáilovna... tome algo, porque de otra manera no resistirá.

115Nada reanima tanto, después de una noche en blanco, como una taza de excelente té ruso.

116Vamos, mi buena Anna Mijáilovna, deje hacer a Catiche.

117Le suplico...

118Se nos va y me dejan sola.

119Ya no existe...

120Vamos, lo acompañaré. Trate de llorar: nada alivia como las lágrimas.

121Hay que ser hombre.

122Es penoso, pero son cosas que hacen bien; eleva el alma ver a hombres como el anciano conde y su digno hijo.

123Ah, está despachando su correspondencia, princesa; yo ya he despachado la mía. He escrito a mi pobre madre. [...] Princesa, debo advertirle de que el príncipe ha tenido un altercado, un altercado con Mijaíl Ivánovich. Está de pésimo humor y taciturno. Dese por informada, usted sabe...

124Amiga, ya le he rogado otras veces que no me informe nunca sobre el humor de mi padre. Yo no me permito juzgarlo y querría que los demás tampoco lo hicieran.

125Pero esto es un palacio. [...] Vamos, rápido, rápido.

126¿Es María quien hace ejercicios? Vamos despacio, hay que sorprenderla.

127¡Ah, qué alegría para la princesa! Tengo que prevenirla...

128No, no, por favor... Usted es Mademoiselle Bourienne, la conozco por la amistad que le profesa mi cuñada. [...] ¿No nos espera?

129¡Olí, querida!... ¡María!... ¡He soñado esta noche!... No te lo esperabas, ¿verdad? Ah, María, estás más delgada. Y has recobrado...

130He reconocido en seguida a la señora princesa.

131¡Y yo que ni siquiera pensaba!... [...] ¡Ah, Andréi! No te veía.

132Llorona.

133De lo mejor.

134Me abandona aquí y Dios sabe por qué... ¡Cuando podría haber sido promovido!...

135Malbrough se va a la guerra, Dios sabe cuándo volverá.

136¡Caer en este ridículo!...

137La pobre condesa Apráksine ha perdido a su esposo, ya no le quedan lágrimas.

138Mademoiselle Bourirmi, ahí tiene a otro admirador de su granuja de Emperador.

139Ya sabe usted que no soy bonapartista, príncipe.

140¡Qué hombre de carácter es tu padre! Tal vez por eso me da miedo.

141¡Ah, Andréi! Qué tesoro de mujer.

142Comprenderlo todo es perdonado todo.

143En recursos.

144En la calle.

145Andréi, si tuvieses fe te habrías dirigido a Dios para que te inspirase ese amor que no sientes; y tu oración habría sido oída.

146¡Ah! lo creía en sus habitaciones.

147Figúrate a la vieja princesa Zúbov con sus ricitos postizos y la boca llena de dientes postizos, como si tratara de desafiar los años.

148¿Ya, Andréi?

149Aquí tiene al desgraciado Mack.

150¡Dios mío, qué ingenuo!

151Cuarenta mil hombres aniquilados, y el ejército de nuestros aliados destrozado, y halláis en eso motivo de risa. [...] Bien está para un muchachuelo que nada vale, como ese sujeto a quien has hecho amigo tuyo, pero no para ti, no para ti.

152¡Muy buenos días, muy buenos días!

153¡Qué trabajador! [...] ¡Viva Austria, viva Rusia, viva el emperador Alejandro!

154¡Viva todo el mundo!

155Las ocurrencias de Bilibin corrían por todos los salones de Viena.

156Con semejantes noticias, me han recibido como a perro en juego de bolos.

157Sin embargo, querido, a pesar de la gran estima que me merece el ejército «ortodoxo» ruso, confieso que su victoria no es de las más victoriosas.

158Todo eso es muy bonito.

159Un archiduque vale otro.

160Como si nos dijerais.

161Es como hecho adrede...

162El príncipe Murat y todo eso...

163Cabeza de puente.

164Escaramuza.

165Se obligará a Austria.

166Hay que perdonarle la «u».

167A secas.

168Se dice que [...] es terrible en el pillaje.

169Ya se verá.

170Háblenme de eso.

171La mujer es la compañera del hombre.

172El gabinete de Berlín no puede expresar un sentimiento de alianza, sin expresar... como en su última nota... usted comprende... usted comprende... Además, si Su Majestad el Emperador no modifica el principio de nuestra alianza... Espere, no he concluido... [...] Supongo que la intervención será más fuerte que la no intervención. Y... [...] No se podrá imputar a la falta de acuse de recepción nuestro despacho del 28 de octubre. Así es como terminará todo esto.

173¡Demóstenes, te reconozco por la piedra que escondes en tu boca de oro!

174En esta miserable aldea morava. [...] Hay que hacerle los honores de Brünn.

175¡Ah, Excelencia! [...] Tenemos que irnos aún más lejos. Ese malvado nos viene de nuevo pisando los talones.

176No, no, confiese que es una bella historia la del puente de Tabor. Lo han pasado sin un tiro.

177Que no ve más que fuego y olvida que debía hacer contra el enemigo.

178Es genial. El príncipe Auersperg se jacta de honor y hace arrestar al sargento. En fin, confiese que es una historia simpática toda esta estratagema del puente Tabor. No es ni estupidez ni cobardía...

179Tal vez sea traición.

180Tampoco. Este asunto pone a la Corte en una situación sumamente embarazosa. No es traición, ni cobardía, ni estupidez; es como lo de Ulm... [...] Es... es lo de Mack. Estamos mackados.

181Querido, eso es heroísmo.

182Querido amigo, es usted un héroe.

183A ese ejército ruso, al que el oro de Inglaterra ha traído desde el más lejano confín del universo, le haremos probar la misma suerte que al de Ulm.

184Ésas son las delicias del campo, señor príncipe.

185Os harán bailar.

186¿Qué demonios está diciendo?

187Historia antigua [...] El Emperador mostrará a vuestro Suvórov, como a los demás...

188Muy gracioso, mi señor príncipe.

189Ya sabes que estoy agobiado de trabajo y que sólo por pura caridad me ocupo de ti; y, además, sabes muy bien que lo que te propongo hacer es lo único factible.

190Encontrará en mi casa a la bella Elena, a la que nadie se cansa de contemplar.

191Espere, tengo algo preparado para usted esta tarde.

192Mi buena Elena, debe ser caritativa con mi pobre tía, que siente adoración por usted. Vaya a hacerle compañía diez minutos.

193¡Y qué porte!

194Espero que nunca más dirá que se aburre uno en mi casa.

195Bien, los dejo en su rinconcito; veo que están muy bien en él.

196Dicen que está arreglando su casa de San Petersburgo.

197Eso está bien, pero no se marche de la casa del príncipe Vasili. Es bueno tener un amigo como el príncipe. Sé algo de eso. ¿Verdad?

198Todo esto es muy bonito, pero tiene que terminar.

199¡Es un hombre tan bueno y excelente nuestro buen Viazmitínov!

200Es un partido muy brillante, pero la felicidad, querida...

201Los matrimonios se hacen en el cielo.

202Alina, ve a ver qué hacen.

203Nos llegan huéspedes, príncipe. [...] Según he oído, es su Excelencia el príncipe Kuraguin con su hijo.

204Han llegado, María.

205¿Todavía está así, querida princesa? Los recién llegados deben de estar ya en la sala; tendremos que bajar y usted ni se preocupa de arreglarse.

206No, María, francamente esto no te sienta. Me gustas más con tu vestidito gris de diario. No, por favor, hazlo por mí.

207Vamos, querida princesa... un pequeño esfuerzo más.

208No, déjenme.

209Por lo menos, cámbiate el peinado. Ya te lo decía yo. [...] María tiene un rostro al que no le va esta clase de peinado. De ninguna manera. Cambiémoslo, por favor.

210Déjenme, déjenme, todo esto me es absolutamente igual.

211Te lo cambiarás, ¿verdad?

212Lo puso en la puerta...

213¡Oh! Es la perla de las mujeres, princesa.

214Señorita de compañía. [...] Es deliciosa la pequeña.

215¡Pobre muchacha! ¡Es endiabladamente fea!

216¡No, no, no!... Cuando su padre me escriba que se comporta bien, le daré mi mano a besar. Antes, no.

217No, princesa, estoy para siempre perdida en su corazón.

218¿Por qué? Ahora la quiero más que nunca y trataré de hacer todo por su felicidad.

219Pero me desprecia; usted, tan pura, no podrá comprender nunca el extravío de la pasión. ¡Ah! Sólo mi pobre madre...

220Lo comprendo todo.

221¡Ah, querida, querida! [...] La suerte de mi hijo está en sus manos. Decida, querida y dulce María, a quien siempre he amado como a una hija.

222Querida, le diré que jamás olvidaré este instante; pero, querida mía, ¿no nos dará usted un poco de esperanza de conmover ese corazón tan bueno, tan generoso? Diga que tal vez... El porvenir es tan grande. Diga quizá.

223¡Eres una buena pieza, mi niña!

224Eh, niños, a la cama, a dormir.

225Al jefe del gobierno francés.

226Pero que no hagan daño a mi caballito.

227Los húsares de Pavlograd.

228La reserva, Sire.

229Qué cosa tan terrible es la guerra.

230Herr general Wimplin, el conde de Langeron, el príncipe de Licchtenstein, el príncipe de Hohenlohe y Prsch... Prsch... y así sucesivamente, como todos los nombres polacos.

231Cállese, lengua viperina.

232Oh, mi querido general; yo me ocupo del arroz y de la carne; ocúpese usted de la guerra.

233Una lección de geografía.

234A fe mía.

235Querido mío, el viejo está de un humor de perros.

236Vaya a ver, amigo mío, si la tercera división ha rebasado ya la aldea. Diga que se detengan y esperen mis órdenes.

237Y pregunte si han colocado tiradores en las avanzadas. ¡Lo que hacen, lo que hacen!

238A fe mía, Majestad, haremos lo que esté en nuestro poder.

239Al diablo estos rusos.

240¡Brava gente!

241Las municiones de las piezas de posición se han terminado, Sire.

242Haga avanzar las de la reserva.

243He aquí una hermosa muerte.

244Ha venido muy joven a enfrentarse con nosotros.

245¿Y usted, joven?

246Es un tipo nervioso y bilioso..., no saldrá de ésta.

247Habría que inventarlo.

248Largo de aquí.

249Pero ¿qué diablos iba a hacer en esa galera?

250Mi buena amiga, temo que el dulce de esta mañana me haya hecho daño.

251Valor, ángel mío.

252No, es el estómago... Di que es el estómago, María..., dilo.

253Mi querido conde, usted es uno de mis mejores discípulos, es preciso que baile. [...] Mire cuántas muchachas bonitas.

254No, querido; yo haré de mirón.

255Está medio loco; siempre lo he dicho.

256Lo más selecto de la verdadera buena sociedad y la flor y nata intelectual de San Petersburgo.

257Mucho mérito.

258El príncipe Hipólito Kuraguin, joven encantador; el señor Krug, encargado de negocios de Copenhague, un espíritu profundo, y el señor Shitov, un hombre de mucho mérito.

259Es la duda lo que halaga.

260Hay que saber distinguir entre el gabinete de Viena y el emperador de Austria. El Emperador no ha podido pensar nunca en semejante cosa, eso no lo sostiene más que el gabinete.

261Eh, mi querido vizconde [...] Urupa... Uropa no será jamás una sincera aliada nuestra.

262Es imperativo que venga a verme [...] El martes, de ocho a nueve. Me dará gran placer.

263Es la espada de Federico el Grande que yo...

264Ea, ¿con quién la tenéis, con vuestro rey de Prusia?

265Nada, no es nada. Sólo quería decir... [...] Sólo quería decir que nos equivocamos al hacer la guerra por el rey de Prusia.

266Es muy malo su juego de palabras, muy espiritual, pero injusto... No hacemos la guerra por el rey de Prusia, sino por los buenos principios. ¡Qué malvado este príncipe Hipólito!

267Perdone, una tabaquera con el retrato del Emperador es una recompensa pero no una distinción. [...] Más bien un regalo.

268Más bien hay precedentes: puedo citarle el caso de Schwarzenberg.

269Es imposible.

270El gran cordón es cosa distinta...

271Venga mañana a cenar... Tiene que venir... Venga.

272Sólo conozco dos males bien reales en la vida: el remordimiento y la enfermedad. Sólo en la ausencia de esos males está el bien.

273El prójimo.

274Pero no es como tú lo entiendes.

275Es muy curioso, te lo aseguro.

276Andréi, ¿por qué no me previniste?

277Encantada de verlo... Estoy muy feliz de verlo.

278Debes saber que es una mujer.

279Pero, querida mía, al contrario, deberías estarme agradecida de que explique a Pierre tu amistad íntima con ese joven.

280¿De veras?

281Princesa, palabra, no quería ofenderla.

282Querría ver al gran hombre.

283Un momento, en seguida estoy con usted.

284Bien plantada y bella como el diablo.

285Otro solicitante.

286Sire, le pido la venia para conceder la Legión de Honor al más valiente de sus soldados.

287Al que más valerosamente se haya portado en esta última guerra.

288Su Majestad me permitirá que pida la opinión del coronel.

289A la griega.

290Comité de salvación pública.

291Sobrenombre.

292Es el gran artífice.

293Teme llegar tarde.

294El principio de las monarquías es el honor, me parece irrefutable. Ciertos derechos y privilegios de la nobleza me parecen medios para sostener ese sentimiento.

295Si enfoca la cuestión desde este punto de vista...

296De mujer encantadora, tan espiritual como bella.

297De si estaban o no los señores de la embajada.

298De la mujer más distinguida de San Petersburgo.

299Aquélla será mi mujer.

300Encantado de verlos.

301Dispone todo a su antojo.

302Ser hombre.

303El placer de sentirse cortejadas. [...] Y Natalia, hay que admitirlo, es muy sensible.

304En el territorio de la Ternura.

305Ya sabe que entre primos la intimidad lleva a veces al amor. Los primos son peligrosos vecinos, ¿verdad?

306Los casamientos se hacen en el cielo.

307De malas maneras.

308Es encantador, no tiene sexo.

309Forzar la consigna.

310La bilis y el delirio. Tranquilícese, volveré mañana.

311El duque de Oldenburgo lleva su desgracia con una fuerza de ánimo y una resignación admirables.

312Querido, con nuestros quinientos mil hombres sería fácil tener un buen estilo.

313Se muestra muy asiduo con ella.

314Hay que mostrarse melancólico. Y él se muestra muy melancólico con la señorita Karáguina.

315Rústicos árboles, vuestras oscuras ramas sacuden sobre mí las tinieblas y la melancolía.

316La muerte es consoladora y la muerte es tranquila: / ¡Oh! Contra los dolores no hay otro asilo.


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