Текст книги "Cyteen 1 - La Traicion "
Автор книги: C. J. Cherryh
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Научная фантастика
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–¿Podemos mirar adentro?
–La luz molestaría al bebé —explicó mamá—. Son como regalos de cumpleaños. No puedes abrirlos hasta que llegue el día del nacimiento. ¿De acuerdo?
Le pareció raro. Ari rió y se apoyó bien sobre el asiento. En la pantalla apareció una cosita roja.
–Ese es el bebé —dijo mamá, y señaló—. Ahí.
–Aj. —Tenía que ver con algo que ella había visto antes. Probablemente en cinta. Era un tipo de bebé.
–Ah, sí, Aj. Todos los bebés son así cuando tienen una semana. ¿Cuántas semanas les lleva nacer?
–Cuarenta o algo así —respondió Ari. También recordaba eso de una cinta profunda—. ¿Todos son así?
–¿Cuál es el que se acerca más a las ocho semanas, Mary?
–el cuatro y el cinco tienen nueve —respondió la azi.
–Eso quiere decir tanques cuatro y cinco, Ari. Mira a ver dónde están; y te mostraremos... ¿Cuál es, Mary?
–Número cuatro, sera. Aquí.
–Todavía es feo —comentó Ari—. ¿Podemos ver uno bonito?
–Bueno, sigamos cazando.
El próximo era mejor. El siguiente todavía mejor. Finalmente los bebés se hicieron tan grandes que no cabían en la pantalla. Y se movían. Ari estaba excitada, realmente excitada, porque mamá decía que iba a haber un nacimiento.
Había muchos técnicos cuando pasó eso. Mamá cogió con firmeza los hombros de Ari y la puso delante de ella para que pudiera ver; y le indicó dónde mirar, ahí, justo en ese tanque.
–¿No se ahoga? —preguntó Ari.
–No, no, los bebés viven en líquido, ¿no? Ahora, justo ahora, la parte interior del tanque está haciendo lo mismo que hace una persona cuando un bebé está a punto de nacer. Va a empujar al bebé. Como sí fueran músculos, pero son bombas. Y va a sangrar, porque hay mucha sangre que entra y sale de las bombas, y algunos de los vasos del bioplasma van a romperse cuando empuje así.
–¿El bebé tiene un cordón y todo?
–Ah, sí, es necesario. Es un cordón de verdad. Todo es auténtico, hasta el bioplasma: eso es lo más complicado, realmente puede hacer crecer un sistema sanguíneo. Ahora mira, se enciende esa luz roja. Eso quiere decir que los técnicos tienen que estar preparados. Aquí viene. Ahí está la cabeza. Esa es la dirección que deben tener los bebés.
–¡Splassh! —gritó Ari y palmeó las manos cuando el bebé tocó el tanque. Y se quedó quieta cuando el bebé nadó y toda aquella cosa fea salió al agua.
–Ah.
Pero los técnicos azi lo sacaron de allí y tomaron el cordón y el bebé siguió moviéndose. Ari se puso de puntillas para ver cuando lo llevaron hacia la mesa, pero Mary, la azi, hizo que se detuvieran y le mostraran al bebé que hacía muecas. Era un varón.
Luego lo lavaron y empolvaron y lo envolvieron, y Mary lo sostuvo en brazos y lo meció.
–Es un GY-7688 —dijo mamá—. Se llama Augusto. Va a ser uno de nuestros guardias de Seguridad cuando crezca. Pero será bebé durante mucho tiempo. Cuando tú tengas doce años, él tendrá los que tú tienes ahora.
Ari estaba fascinada. Le dejaron lavarse las manos y tocar al bebé. El bebé la amenazó con un puño y pateó y ella rió en voz alta. Era muy gracioso.
–Di adiós —dijo mamá—. Gracias, Mary.
–Gracias —murmuró Ari y realmente lo sentía. Era divertido. Esperaba poder volver algún día.
–¿Te ha gustado el laboratorio? —preguntó mamá.
–Me ha gustado cuando nació el bebé.
–Ollie nació así. Nació en este laboratorio.
Ella no podía imaginarse a Ollie tan chiquito y divertido. No quería pensar así en Ollie. Arrugó la nariz y puso a Ollie en el lugar que correspondía en su mente otra vez.
Crecido y guapo en su uniforme negro.
–A veces nacen CIUD de los tanques —explicó mamá—. Si por alguna razón sus madres no pueden tenerlos. Los tanques lo hacen. ¿Sabes qué diferencia hay entre un CIUD y un azi cuando nacen de la misma manera?
Era una pregunta difícil. Había muchas diferencias. Algunas eran reglas y otras la forma de ser de los azi.
–¿Cuál es? —preguntó a mamá.
–¿Qué edad tenías cuando te pasaron la primera cinta?
–Tengo seis.
–Eso es. Y tuviste tu primera cinta el día que siguió a tu cumpleaños. No te asustó, ¿verdad?
–No —dijo ella. Agitó la cabeza y el cabello le voló alrededor. Le gustaba hacerlo. Mamá era lenta con las preguntas y ella se aburría entre una y otra.
–¿Sabes cuándo tendrá Augusto su primera cinta?
–¿Cuándo?
–Hoy. Ahora mismo. Lo pondrán en una cuna y la cuna tiene una especie de cinta y él la oye.
Ari estaba impresionada. Celosa. Augusto era una amenaza si iba a ser tan listo.
–¿Por qué yo no la tuve?
–Porque tú ibas a ser CIUD. Porque tienes que aprender mucho de la forma antigua. Porque las cintas son buenas, pero si tienes un papá y una mamá que te cuiden, aprendes muchas cosas que Augusto no aprenderá hasta que sea mucho mayor. Los CIUD avanzan más de esta forma. Los azi aprenden mucho sobre cómo ser bueno y hacer lo que deben, pero no son muy listos para saber qué hacer con cosas que no han visto antes. Los CIUD son buenos para ocuparse de las emergencias. Los CIUD pueden decidir qué hacer. Lo aprenden de sus mamas. Aprender por cinta es bueno, pero no lo es todo. Por eso mamá te dice que prestes atención a lo que ves y oyes. Por eso tienes que aprender eso primero para saber que la cinta no es tan importante como tus ojos y tus oídos. Si Augusto tuviera una mamá que se le llevara a casa hoy, sería CIUD.
–¿Y Mary no puede ser su mamá?
–No, porque Mary tiene muchos niños que atender. Tiene quinientos al año. A veces más. No podría con todo el trabajo. Así que lo tiene que hacer la cinta. Por eso los azi no pueden tener mamas. No hay suficientes.
–Yo podría llevarme a Augusto.
–No, las mamas tienen que ser adultas. Yo tendría que llevarlo a casa y él tendría que dormir en tu cama y compartir tus juguetes y tener pañales sucios y llorar todo el rato. Y tú tendrías que compartir a mamá con él para siempre. No se puede devolver un bebé porque te cansas de él. ¿Te gustaría que él tuviera la mitad de tu habitación, y a mamá, a Nelly y a Ollie cuidándolo todo el tiempo? Él sería el bebé y mamá tendría que estar con él casi todo el día.
–¡No! —No le parecía buena idea. Ari aferró la mano de mamá y decidió que ningún bebé iba a entrometerse y quedarse con la mitad de todo. Compartir cosas con malos amigos era suficiente.
–¿Tienes comida para peces?
–No —dijo mamá y palmeó la roca donde estaba sentada—. Ven y siéntate aquí, Ari. Dime lo que piensas de los bebés.
Lecciones. Ari suspiró y dejó a los peces que nadaban entre los nenúfares; se agachó en una roca más pequeña desde donde veía la cara de mamá y apoyó los codos sobre las rodillas.
–¿Qué piensas de ellos?
–Están bien.
–Sabes que Ollie nació aquí.
–¿Ese bebé va a ser otro Ollie?
–Tú sabes que no. ¿Por qué? Ari frunció el ceño y pensó.
–Porque es un GY algo y Ollie es AO. Ni siquiera es un Alfa.
–Correcto. Correcto. Eres muy lista. A Ari le gustaba oír eso. Se movió.
–Sabes que naciste en esa habitación, Ari. Ari oyó eso de nuevo en su mente. Y no estuvo segura de si mamá estaba haciendo una broma o no. La miró, tratando de comprender si era un juego. No parecía un juego.
–Mamá no podía llevarte en la barriga. Era muy vieja. Mamá estuvo en rejuv durante años y años y no puede tener bebés. Pero los tanques sí. Así que mamá le dijo a Mary que hiciera un bebé especial. Y mamá estuvo aquí en el laboratorio cuando el bebé nació, y mamá lo sacó del agua y ésa eras tú, Ari.
Ari miró a mamá con los ojos muy abiertos. Y trató de ponerse en esa habitación y en ese tanque y ser el bebé que Mary había levantado del tanque. Se sintió distinta. Se sintió como si fuera otra persona. No sabía qué hacer con eso. Mamá extendió los brazos.
–¿Quieres que mamá te coja, cariño? Si quieres...
Sí, Ari quería que la cogieran. Quería ser pequeña y sentarse en la falda de mamá, y lo intentó, pero hacía daño a mamá porque era demasiado mayor, así que se sentó junto a mamá en la piedra y se sintió grande y torpe mientras mamá la abrazaba y la besaba. Pero se sentía más segura.
–Mamá te quiere, cariño. Mamá te quiere mucho. No hay nada malo en nacer en esa habitación. Eres la mejor hijita que mamá pudiera tener. No te cambiaría por nada del mundo.
–Todavía soy tuya.
Mamá no iba a contestar/mamá iba a contestar, un cambio tan brusco que Ari se asustó mucho hasta que mamá dijo:
–Todavía eres mía, cariño.
Ari no sabía por qué le latía tanto el corazón. No sabía por qué le había parecido que mamá no iba a responder eso al principio. Eso la asustaba más que cualquier otra cosa. Estaba contenta de que mamá la abrazara.Tenía frío.
–Ya sabes que no todo el mundo tiene un papá. Pero tú tuviste un papá, Ari. Su nombre era James Carnath. Por eso Amy es tu prima.
–¿Amy es mi prima? —Ari estaba enfadada. La gente tenía primos. Quería decir que tenían parientes. La vieja horrenda ésa, Amelie Carnath no le gustaba nada como pariente.
–¿Dónde está mi papá?
–Murió, mi niña. Murió antes de que nacieras.
–¿Ollie no podría ser mi papá?
–No, cariño. Está en rejuv también.
–No tiene cabello blanco.
–Se lo tiñe, como yo.
Ésa era una noticia horrible. Ari no podía pensar en Ollie como en un viejo como mamá. Ollie era joven y guapo.
–Quiero que Ollie sea mi papá.
Mamá tuvo ese sentimiento de angustia otra vez. Lo sintió en los brazos de mamá. En la forma en que mamá respiraba.
–Bueno, pero tu papá era James Carnath. Era un científico como mamá. Era muy listo. De él sacas la mitad de tu inteligencia. Sabes que cuando vas a rejuv, y tal vez después quieras un bebé, debes poner tu grupo genético en el banco para que esté ahí cuando tú ya no puedas tener niños. Bueno, así es como pudimos hacerte aunque tu papá hubiera muerto hacía ya mucho. Y ahí estabas esperando, en el banco genético, todos estos años hasta que mamá estuvo lista para cuidar a un bebé.
–Ojalá lo hubieras hecho antes —murmuró Ari—. Entonces no serías tan vieja.
Mamá lloró.
Y Ari lloró, porque mamá estaba triste. Pero mamá la besó y la llamó cariño y dijo que la quería, así que Ari pensó que estaba bien, que estaría bien.
Lo pensó mucho. Siempre había creído que había salido de la panza de mamá. Estaba bien si mamá había querido que naciera de los tanques. Eso no la convertía en azi. Mamá se había ocupado de eso.
Era agradable haber nacido en el mismo lugar que Ollie. Le gustaba la idea. No le importaba quién fuera ese James Carnath. Era un Carnath. Qué asco. Como Amy.
Pensó que cuando Ollie era un bebé seguramente había tenido el cabello negro y había sido más bonito que Augusto.
Pensó que cuando creciera y fuera tan vieja como mamá, tendría su propio Ollie. Y tendría una Nelly.
Pero no una Fedra. Fedra era demasiado mandona.
No era necesario tener un azi si no se quería. Si nadie los pedía, no nacían.
Eso, para Fedra, que la perseguía. Cuando Augusto creciera, lo conseguiría para ella y sería Seguridad en su casa y diría buenos días, seracomo los de Seguridad hacían con mamá.
También tendría un Grant. Pelirrojo. Lo vestiría de negro como los azi y sería muy guapo. No sabía lo que haría con él, pero le gustaría tener un azi pelirrojo de todos modos.
Sería rica como mamá.
Sería hermosa.
Volaría en avión e iría a la ciudad y compraría kilos y kilos de ropa bonita y joyas como las de mamá, para que cuando fueran a Año Nuevo, todos le dijeran lo bien que le quedaban.
Y así buscaría a Valery y le diría que volviera. Y a sera Schwartz también.
Todos serían felices.
Texto literal de:
PATRONES DE CRECIMIENTO
UNA CINTA DE ESTUDIO SOBRE GENÉTICA: # 1
«Una entrevista con Ariane Emory»: II parte
Publicaciones pedagógicas de Reseune: 8970-8768-1,
aprobadas para 80 +
P: Doctora Emory, tenemos tiempo para algunas preguntas más, si no le importa.
R: Adelante.
P: Usted es uno de los Especiales. Hay quien afirma que tal vez sea una de las mentes más grandes que haya vivido en la historia de la humanidad, comparable con un Da Vinci, un Einstein y una Bok. ¿Qué piensa acerca de este tipo de comparaciones?
R: Me hubiera gustado conocerlos. Pienso que sería interesante. Creo que puedo adivinar su próxima pregunta.
P: ¿Ah, sí?
R: Pregúntela.
P: ¿Cómo se compara con otras personas?
R: Mmm. No es la que esperaba. Otras personas. No estoy segura de saberlo. Vivo una vida muy retirada. Siento mucho respeto hacia cualquiera que pueda manejar un camión en las partes deshabitadas o una nave espacial en el espacio exterior. O desenvolverse en el subte de Novgorod. (Risas.) Supongo que yo podría hacerlo. Nunca lo he intentado. Pero la vida siempre es complicada. No estoy segura de si me cuesta más planificar un genotipo de lo que les cuesta a otros que tienen la habilidad necesaria, hacer esas cosas que yo considero terriblemente difíciles.
P: Esto es interesante. Pero ¿le parece que manejar un camión tiene el mismo mérito? ¿Considera que debemos encomendar trabajos como ésos a Especiales? ¿Qué es lo que hace que usted sea importante?
R: Porque tengo un grupo de habilidades único. Nadie puede desempeñar mi trabajo. Eso es un Especial.
P: ¿Cómo se siente al ser un Especial?
R: Eso se parece más a la pregunta que pensé que iba a hacerme al principio. Ser un Especial es como ser un canciller u ocupar un cargo público: muy poca intimidad, mucha seguridad, más atención de lo que sería sensato.
P: ¿Puede explicar eso último «de lo que sería sensato»?
R: (Risas.) Una cierta publicación me pidió que detallara mis comidas favoritas. Un periodista me preguntó en una ocasión si creía en la reencarnación. ¿Es sensato todo esto? Soy una cirujano psíquica y una genetista, y de vez en cuando filósofa, quizás en este sentido la última pregunta podría considerarse más pertinente que la primera. Pero ¿qué diablos le importa todo eso al gran público? ¿Más que la ciencia, diría usted? No. En realidad los periodistas buscan una ecuación que encuentre un cierto equilibrio entre mi psique y su público ideal demográfico, que es un mito y una realidad. Lo que preguntan puede resultar muy aburrido para todos sin agradar del todo a ninguno, pero no importa: y eso me lleva finalmente a la pregunta que esperaba que me formulara.
P: Esto es desconcertante.
R: Hágala. Le diré si ya la hemos encontrado.
P: De acuerdo. Creo que llegamos a eso. ¿Es ésta? ¿Qué sabe usted que los demás no sepan?
R: Ah, me gusta mucho más. ¿Qué sabe? Es interesante. Nadie la había expresado así. ¿Le digo cuál es la pregunta que siempre me hacen? «¿Que sesiente al tener la habilidad de un Especial?» Quésé me parece una pregunta mucho más inteligente. Mis sentimientos pueden expresarse en muy pocas palabras. Siento lo mismo que todos los que están aislados, son diferentes y capaces de entender la razón del aislamiento y la diferencia.
¿ Qué sé? Sé que soy relativamente prescindible en comparación con mi trabajo. Eso es lo que el periodista deja de lado, el que me pregunta qué tomo en el almuerzo. Mis gustos en vinos son una absoluta trivialidad, a menos que usted se interese en mi química biológica personal, y eso sí me interesa e importa, aunque desde luego tiene muy poco que ver con un artículo sobre la comida y los famosos, si es que tal artículo significa algo. Si ese periodista descubriera una auténtica relación entre el genio y los quesos, estaría muy interesada y querría entrevistarlo yo a. él.
Afortunadamente, mi personal me protege de los curiosos. El estado me separa de los demás porque el estado, la gente si usted quiere decirlo así, sabe que si me da libertad para trabajar, me pondré a ello por el trabajo mismo, porque soy monomaníaco. Porque tengo esa dimensión emocional que otros periodistas tratan de alcanzar, tengo un sentido estético acerca de lo que hago relacionado con eso que un Especial muy antiguo llamó la búsqueda de la belleza, creo que todos pueden entender eso, de una forma u otra. Esa vieja ecuación con la Verdad. Yo lo llamo Equilibrio.Y lo comparo con Simetría. Esa es la naturaleza de un Especial, y eso es lo que están buscando ustedes en realidad. La mente de un Especial trabaja con conceptos abstractos que trascienden las limitaciones de cualquiera de las lenguas existentes. Un Especial tiene una Visión Earga y una Visión Ancha, que abarca más de lo que un ser humano puede abarcar por sí mismo, simplemente porque el lenguaje comunicativo es propiedad de las masas. Y la Palabra, la Palabra con mayúscula, que el Especial ve, entiende, abarca en el sentido etimológico del término, es una Palabra al margen de la experiencia de cualquier persona anterior. Así que la llama Belleza.O Verdad.O Equilibrio o Simetría. Muchas veces se expresa a través del lenguaje muy flexible de la matemática; o si su disciplina no se expresa en ese medio, tiene que crear un significado especial para determinadas palabras dentro del contexto de su trabajo y tratar de comunicarse en el medio semántico que su idioma ha acumulado durante siglos. Mi lenguaje tiene componentes matemáticos, bioquímicos y semánticos: estudio sistemas bioquímicos, seres humanos, que reaccionan de forma previsible en el ámbito bioquímico ante estímulos que pasan a través de un sistema de receptores, elhardware de una sensibilidad bioquímica concreta; a través de un procesador bioquímico de eficiencia determinada, de nuevohardware, que depende de un sistema autoprogramable que también es bioquímico, y que produce unsoftware fabricado especialmente, capaz de recibir información de otro ser humano con un grado de especificidad limitado principalmente por elhardware, elsoftware y la semántica. No hemos empezado a hablar delhardware y elsoftware del segundo ser humano. Ni hemos abordado las complejas dimensiones de la cultura o la posibilidad de diseñar una matemática para los sistemas sociales, los juegos que los estudiosos de la estadística y los demógrafos desarrollan en su propio ámbito y yo desarrollo en el mío. Le diré que delego gran parte del trabajo con microestructuras a los investigadores que trabajan bajo mi dirección; he pasado más tiempo pensando que en el laboratorio. Estoy llegando a un grado de orden en este pensamiento que sólo puedo describir como un estado de simplicidad. Una simplicidad muy amplia. Hay aspectos que no parecían estar relacionados y que sí lo están. Poner estas cuestiones en orden constituye una sensación muy placentera que conduce al pensador hacia dimensiones cada vez más desligadas de los sentidos. A medida que transcurre el tiempo me resulta más difícil atarme a la vida diaria, y a veces descubro que lo necesito, que la carne necesita afirmación, necesita sensación, porque de otro modo yo, como persona, no existo. Y existo en todas partes.
Al final pronunciaré sólo una Palabra, que estará relacionada con la humanidad. No sé si alguien la entenderá. Tengo una esperanza muy concreta de que alguien lo haga. Esta es la dimensión emocional. Pero si triunfo, mi sucesor hará algo que yo sólo puedo intuir; en cierto sentido, lo estoy haciendo porque mi parte del camino forma parte del todo. Pero la carne necesita descanso de las visiones. La vida es corta, incluso la vida extendida por la rejuv. Les diré la Verdad. Alguien, algún día, entenderá mis notas.
Esa soy yo, hablando en un lenguaje que ni siquiera otro Especial puede comprender porque su Belleza es diferente y transcurre por otro camino. Si usted es religioso tal vez piense que hemos visto lo mismo. O que llegaremos a lo mismo. Yo no estoy tan convencida. Somos dados de Dios. Para contestarle a otro Especial.
Le he confiado a usted más de lo que nunca he revelado a ningún periodista porque usted me formuló la mejor pregunta. Lamento no poder contestarle en palabras fáciles. Ahora, el ciudadano medio es capaz de entender a Platón y algunos hasta a Einstein. La mayoría de los científicos todavía tienen que entender a Bok. Dentro de algunos siglos usted sabrá lo que yo sé hoy. Pero la humanidad en el macrocosmos es sabia, porque en la masa usted es tan visionario como cualquier Especial; usted me da mi libertad, y yo pruebo la validez de su razonamiento.
P: Y no puede interpretar esa cosa que ve...
R: Si pudiera lo haría. Si existieran palabras para describirla, no sería lo que soy.
P: Usted trabaja desde hace décadas en la legislatura. ¿No es una pérdida de tiempo? ¿No es un trabajo del que pueden encargarse otros?
R: Buena pregunta. No. No en este momento. No en este lugar. Las decisiones que tomamos son muy importantes. Los hechos de las últimas cinco décadas lo prueban. Y necesito el contacto con la realidad. Yo me beneficio, de una forma espiritual, por así decirlo. En cierto sentido, esto afecta mis sistemas bioquímicos personales y los mantiene en equilibrio. No es aconsejable para el organismo dejar que lo abstracto crezca por dentro sin controlar las percepciones. En términos más simples, es un remedio contra el aislamiento intelectual y un servicio que hago a mis vecinos. Un matemático abstracto probablemente ni siquiera alcance el conocimiento de nuestro miembro más joven del Concejo acerca del mercado interestelar a largo plazo o los pros y los contras de un sistema de sanidad para los comerciantes de las estaciones de la Unión. Por la naturaleza de mi trabajo, yo entiendo todo eso, y me preocupa la sociedad humana. Sé que la gente critica el sistema del Concejo porque hace perder el tiempo de los expertos. Si proveer la opinión de los expertos sobre la sociedad en la que vivimos representa una pérdida de tiempo, ¿para qué servimos? Claro que algunos teóricos no pueden comunicarse fuera de su campo. Pero otros sí, y deberían hacerlo. Usted ha visto cómo discuten los expertos. A veces es porque uno de nosotros no entiende alguna cuestión de otro campo. Muchas veces es porque el mejor pensamiento en dos campos no soluciona un problema de efectos prácticos, y ése, precisamente, es el punto que la gente enzarzada en la discusión debería conocer a fondo. En el Concejo se proponen algunas ideas interdisciplinarias muy útiles; y en reuniones privadas, a veces se da una fusión de cuerpos separados de conocimiento que en realidad constituyen la base de ese experimento social único que llámanos Unión.
Ése es un aspecto de la simplicidad que yo puedo explicar con simplicidad: los intereses de todos los seres humanos están unidos unos con otros, el mío también, y la política no es más que una expresión temporal de la matemática social.
I
—Este timbre tiene que sonar una vez cuando presiones el botón de la izquierda y dos veces cuando presiones el de la derecha —dijo el supervisor y Florian oía mientras el problema le hacía recordar las cosas que él ya sabía. Por ahora iba a ser fácil instalar los cables—. Pero... —Aquí venía el verdadero problema, se dijo Florian—. Pero tienes que montarlo de manera que si presionas el de la izquierda primero, no funciona, y si presionas dos veces el de la derecha, no suena hasta que presiones el de la izquierda. La velocidad es importante, al igual que el orden. Vete.
Había partes del aparato y herramientas sobre la mesa. Florian buscó lo que necesitaba. No era demasiado difícil.
El trabajo siguiente era el proyecto de otro. Y uno tenía que mirar el tablero y decirle al instructor lo que hacía el mecanismo.
Los dedos de Florian eran muy rápidos. Lo haría en menos del tiempo señalado. Con facilidad. Lo siguiente era más difícil. La tercera tarea siempre era hacer algo para otro. Tenía quince minutos para lograrlo.
Le dijo al instructor lo que era.
–Dime cómo fabricarías eso —le pidió el instructor. Y él respondió.
El instructor lo miró con mucha seriedad y dijo:
–Florian, vas a tener que estudiar el doble en cinta. Florian se desilusionó.
–Lo lamento. ¿No funciona?
–Claro que sí —le tranquilizó el instructor y le sonrió—. Pero no puedo darle eso a nadie en este nivel. Estudiarás el doble la parte básica y veremos qué hacemos después. ¿De acuerdo?
–Sí —dijo Florian. Claro que sí. Pero estaba preocupado. Estaba trabajando mucho con mayores. Resultaba difícil, llevaba mucho tiempo y seguían insistiendo en que tomara su tiempo de rec a pesar de que él hubiera preferido seguir trabajando.
Ya era tarde y Andy le fruncía el ceño y lo ayudaba más de lo que Florian hubiese deseado.
Pensó que debería hablarle al supervisor sobre eso. Pero los supervisores se ponían contentos cuando él trabajaba mucho. Todavía podía hacerlo aunque estaba cansado, aunque se tiraba en su litera por la noche y ni siquiera podía recordar cómo había llegado hasta allí.
El instructor le dijo que podía irse y llegó tarde de nuevo. Andy le dijo que los cerdos no sabían sus horarios y que había tenido que darles de comer él.
–Yo voy a hacer lo del agua —se ofreció Florian y reemplazó a Andy en eso. Era justo. Hizo que Andy estuviera contento.
Lo hizo tan feliz que Andy lo dejó almohazar el caballo con él y llegar hasta el corral especial donde tenían a la cría, que era una hembra, protegida de todo y alimentada con un balde que había que sostener entre las manos. Florian todavía no era lo suficientemente grande para hacerlo. Uno tenía que bañarse y cambiarse de ropa y ser muy cuidadoso porque le estaban dando tratamientos a la cría, tratamientos que sacaban del caballo. Pero no estaba enferma. Jugaba a perseguirlos y después les olía los dedos y jugaba de nuevo.
Florian se había puesto muy contento cuando Andy le dijo que los caballos no eran para comer.
–¿Para qué son? —le había preguntado él, con miedo. Podía haber otras respuestas malas.
–Son Experimentales —había respondido Andy—. No estoy seguro. Pero dicen que son animales de trabajo.
Los cerdos también eran animales de trabajo algunas veces. Eran hábiles en oler las malezas nativas que volaban y echaban raíces, y eran muy inteligentes porque no comían lo que encontraban. Había azi que los llevaban caminando por todos lados, todos los días, entre los corrales y los campos, cerdos que nunca serían panceta, y arrancaban todo lo que había entrado en los corrales. Las máquinas olfateadoras eran buenas, pero Andy decía que los cerdos eran mejores en muchos sentidos.
Eso era lo que querían decir las cintas, pensó Florian, cuando afirmaban que una de las primeras Reglas de todas las Reglas era encontrar formas de ser útil.
II
Ari leyó el problema, pensó en lo que sabía por las cintas y preguntó a mamá:
–¿Importa cuántos son niños y cuántos niñas? Mamá lo pensó un momento.
–En realidad, sí. Pero puedes resolverlo como si no importara.
–¿Por qué?
–Porque, y escúchame bien, determinadas cosas son menos importantes en algunos problemas, y cuando estás aprendiendo cómo resolver uno, no importa dejar algunas cosas de lado si te ayuda a recordar qué es lo importante. En este problema, todo es importante, niños y niñas, el clima, si hay suficiente comida o no, si hay animales que los pueden comer a ellos, pero ahora sólo debes fijarte en los genes. Cuando puedas resolver todos esos problemas, entonces estas respuestas te dirán cómo trabajar en todas las demás cuestiones. Otra cosa. No les gusta decirte que lo sabes todo. Tal vez haya algo en lo que nadie ha pensado antes. Y si tú crees que te lo dicen todo, tal vez te estés engañando. Así que empiezan con las cosas simples y luego agregan si son niños o niñas. ¿Me has entendido?
–Importa —insistió Ari, tozuda—, porque los peces niños se pelean unos contra otros. Si nadie se come a nadie, habrá veinticuatro azules. Pero se los comerán, porque los azules son fáciles de ver y no pueden esconderse. Y si los pones con peces grandes no habrá ningún pez azul.
–¿Sabes si un pez ve los colores?
–¿Los ven?
–Dejemos eso por ahora. ¿Y si las hembras prefieren a los azules?
–¿Por qué?
–Supón que los prefieren. Llévalo una generación más adelante.
–¿Cuánto más los prefieren?
–Un veinticinco por ciento.
–Todos esos bebés azules van a hacer que los peces grandes se pongan gordos y ellos también tendrán más y más pececitos. Esto se está complicando mucho.
Mamá puso esa cara rara de cuando iba a estornudar o a reírse o a ponerse nerviosa. Y luego puso otra cara rara que no era divertida. Y la cogió por los brazos y la abrazó fuerte.
Mamá hacía mucho eso últimamente. Ari pensaba que debería sentirse contenta, más contenta de lo que estaba. Nunca había tenido a su mamá tanto tiempo para ella sola. Ni a Ollie.
Pero había una sensación de peligro.
Mamá no era feliz. Ollie tampoco. Ollie se portaba como un azi todo el día y mamá y Ollie no se gritaban mutuamente. Ya no. Mamá no le gritaba a nadie ahora. Nelly siempre parecía confundida. Fedra se portaba como una azi también.
Ari estaba asustada y quería preguntar a mamá por qué, pero tenía miedo de que mamá se echara a llorar. Mamá siempre ponía esa cara últimamente. Y a Ari le dolía cuando mamá lloraba.
Así que ahora se aferró a mamá.
A la mañana siguiente fue a la escuela de juegos. Ya era mayor y podía ir sola. Mamá la abrazó en la puerta. Ollie se acercó y la abrazó también. No lo había hecho desde hacía mucho tiempo.
Ella se volvió un poco más adelante y la puerta ya estaba cerrada. Le pareció raro. Pero se fue a la escuela.
III
RESEUNE UNO despegó y Jane se aferró a los brazos de cuero del asiento. Y no miró por la ventanilla. No quería ver cómo desaparecía Reseune. Se mordió los labios, cerró los ojos y sintió que la cara se le humedecía mientras la suave aceleración la empujaba contra el asiento.
Se giró hacia Ollie cuando llegaron a la altura de crucero.
–Ollie, prepárame un trago. Doble.
–Sí, será —dijo Ollie y se desabrochó el cinturón.
Fedra, sentada frente a Jane y Ollie, había dado la vuelta al asiento para mirarla por encima de la mesita.
–¿Puedo hacer algo por usted, sera? Dios mío, ¿lo necesita, eh? Fedra tiene miedo.
—Quiero que hagas una lista de compras. Cosas que puedan ser necesarias en una nave. Tendrás que ordenar algunas cuando lleguemos a la estación. Hay un librito de orientación en el bolsillo exterior. Yo te controlaré.
–Sí, sera.
Eso remediaba en parte los problemas de Fedra. Ollie se sentía herido. Le había pedido cinta. Él, había pedido cinta, de azi a supervisor, y ella se la había negado.
–Ollie —había dicho—. Eres demasiado CIUD. Necesito que lo seas. ¿Entiendes lo que te digo?
–Sí —había respondido él. Y lo aguantó mejor que ella.
–Uno para ti también —gritó Jane por encima del ruido de los motores. El se dio la vuelta y asintió, para demostrarle que había oído—. ¡Y para Fedra!