355 500 произведений, 25 200 авторов.

Электронная библиотека книг » John Ronald Reuel Tolkien » El retorno del rey » Текст книги (страница 28)
El retorno del rey
  • Текст добавлен: 26 октября 2016, 22:44

Текст книги "El retorno del rey"


Автор книги: John Ronald Reuel Tolkien



сообщить о нарушении

Текущая страница: 28 (всего у книги 36 страниц)

»Cuando Círdan supo por Aranarth, hijo de Arvedui, que el rey había huido hacia el norte, envió sin demora una barca a Forochel en su busca. La barca llegó allí por fin al cabo de muchos días, pues habían soplado vientos desfavorables, y los marineros vieron desde lejos el pequeño fuego que los hombres perdidos habían logrado encender con maderas encontradas en la playa. Pero el invierno tardó en soltar su presa aquel año; y aunque era ya marzo, el hielo sólo empezaba a quebrarse, y se extendía lejos de la costa.

»Cuando los Hombres de las Nieves vieron la barca, sintieron asombro y temor, porque no recordaban haber visto nada semejante en el mar; pero se habían vuelto más amistosos, y llevaron al rey en trineos junto con los otros sobrevivientes hasta donde se atrevieron a llegar. De este modo, un bote que izaron de la barca pudo acercarse al rey.

»Pero los Hombres de las Nieves estaban intranquilos porque, decían, olían peligro en el aire. Y el jefe de los Lossoth dijo a Arvedui: “¡No montes ese monstruo del Mar! Que los marineros nos traigan alimentos si los tienen y otras cosas que necesitamos, y podrás quedarte aquí hasta que el Rey Brujo vuelva a casa. Porque en verano pierde poder; pero ahora su aliento es mortal y muy largo su brazo frío”.

»Pero Arvedui no hizo caso. Le dio las gracias, y al partir le entregó su anillo diciendo: “Esto tiene un valor que tú no entiendes. Por su sola antigüedad. No tiene poder, sólo la estimación de los que aman mi casa. No te dará ayuda, pero si alguna vez lo necesitas, mi gente pagará por él un rescate con todo aquello que tú desees” 25.

»No obstante, el consejo de Lossoth era bueno, fuera por azar o por previsión; porque antes de que la barca hubiera llegado a mar abierto, se levantó una gran tormenta que llegó con nieves enceguecedoras desde el norte; y arrastró de vuelta la barca sobre el hielo y el hielo se apiló contra ella. Los marineros de Círdan nada pudieron hacer, y por la noche el hielo quebró el casco, y el barco se fue a pique. Así pereció Arvedui el último Rey, y junto con él quedaron sepultadas en el mar las palantíri 26. Transcurrió mucho tiempo antes de que los Hombres de las Nieves tuvieran noticia del naufragio de Forochel.»


El pueblo de la Comarca sobrevivió, aunque la guerra pasó como un viento sobre ellos, y la mayoría huyó a esconderse. Enviaron en ayuda del rey a algunos arqueros que nunca más retornaron; y otros fueron también a la batalla en que Angmar fue vencida (de la que más se dice en los anales del Sur). Luego, en la paz que sobrevino, el pueblo de la Comarca se gobernó a sí mismo y prosperó. Eligieron a un Thain en reemplazo del Rey, y se sintieron satisfechos; aunque durante un tiempo muchos continuaron esperando el retorno del Rey. Pero por último se abandonó esa esperanza, y sólo se conservó el dicho Cuando el Rey regrese, con el que se referían a un bien que no podía alcanzarse, o a un mal que no podía evitarse. El primer Thain de la Comarca fue un tal Bucca de Marjala, del que pretendían descender los Gamoviejo. Se convirtió en Thain en el año 379 de nuestro calendario (1979).


Después de Arvedui el Reino del Norte llegó a su fin, pues los Dúnedain eran pocos ahora, y todos los pueblos de Eriador disminuyeron. No obstante, la línea de los reyes continuó con los Capitanes de los Dúnedain, de los cuales Aranarth, hijo de Arvedui, fue el primero. Arahael, hijo de Aranarth, fue criado en Rivendel, y después de él fueron criados allí todos los hijos de los capitanes; y también en ese sitio se conservaron las heredades de la casa: el anillo de Barahir, los fragmentos de Narsil, la estrella de Elendil y el cetro de Annúminas 27.

«Cuando el reino se deshizo, los Dúnedain pasaron a la sombra y se convirtieron en un pueblo secreto y errante, y sus hechos y trabajos se cantaron o registraron rara vez. Poco es ahora lo que se recuerda de ellos desde la partida de Elrond. Aunque aun antes de que terminara la Paz Vigilante, las criaturas malignas empezaron a atacar Eriador o a invadirla en secreto, la mayoría de los Capitanes alcanzó una larga vida. Aragorn I, según se dice, fue muerto por los lobos, que desde entonces hasta ahora siguieron siendo un peligro en Eriador. En los días de Arahad I, los Orcos, que, como después se supo, ocupaban desde hacía mucho tiempo y en secreto las fortalezas de las Montañas Nubladas, con el propósito de bloquear todos los accesos a Eriador, salieron de pronto a la luz. En 2509 Celebrían, esposa de Elrond, viajaba a Lórien cuando fue detenida en el Paso del Cuerno Rojo. Los Orcos atacaron repentinamente, desmembrando la escolta, atraparon a Celebrían y se la llevaron. Elladan y Elrohir fueron tras ella y consiguieron rescatarla, pero no antes de que la atormentaran y recibiera una herida ponzoñosa 28. Fue llevada de regreso a Imladris, y aunque Elrond le curó el cuerpo, ya no se sentía contenta en la Tierra Media, y al año siguiente se encaminó a los Puertos y cruzó el Mar. Y más adelante, en los días de Arassuil, los Orcos, que se multiplicaban otra vez en las Montañas Nubladas, empezaron a asolar las tierras, y los Dúnedain y los hijos de Elrond lucharon contra ellos. Fue en este tiempo cuando una gran banda avanzó tanto hacia el oeste, que al fin penetró en la Comarca, y fueron entonces expulsados por Bandobras Tuk 29

Hubo quince Capitanes antes de que naciera el decimosexto y último, Aragorn II, que fue Rey de Gondor y de Arnor a la vez. «Nuestro Rey, lo llamamos; y cuando se traslada al norte a la casa restaurada de Annúminas, y permanece un tiempo junto al Lago del Crepúsculo, todos en la Comarca se sienten felices. Pero no penetra en esta tierra y se somete a la ley que él mismo ha promulgado, según la cual, nadie de la Gente Grande ha de cruzar los límites de la Comarca. No obstante, cabalga a menudo hasta el Gran Puente, y da allí la bienvenida a sus amigos y a cualquier otro que desee verlo; y algunos vuelven con él cabalgando y se quedan en su casa tanto como les cuadra. El Thain Peregrin ha estado allí tres veces; y también ha estado allí el Señor Samsagaz, el Alcalde. La hija de Samsagaz, Elanor la Hermosa, es una de las doncellas de la Reina Estrella de la Tarde.»

Era el orgullo y la maravilla de la Línea Septentrional que, aunque habían perdido el poder y el número de sus miembros había menguado a través de múltiples generaciones, la sucesión de padre a hijo nunca quedó interrumpida. Además, aunque la duración de la vida de los Dúnedain decrecía de continuo en la Tierra Media, después del fin de los reyes la mengua era aún más rápida en Gondor, y muchos de los Capitanes del Norte alcanzaban a vivir todavía dos veces la edad de los Hombres, y mucho más que aun los más viejos de entre nosotros. Aragorn en verdad vivió hasta los ciento noventa años, más que ninguno de ese linaje desde el Rey Arvegil; pero en Aragorn Elessar se renovó la dignidad de los reyes de antaño.


(iv)


GONDOR Y LOS HEREDEROS DE ANÁRION


Hubo treinta y un reyes en Gondor después de Anárion, que fue muerto ante la Barad-dûr. Aunque la guerra nunca cesó en las fronteras, durante más de mil años los Dúnedain del Sur ganaron en riqueza y poder por tierra y por mar hasta el reinado de Atanatar II, que fue llamado Alcarin el Glorioso. No obstante, ya habían aparecido signos de decadencia; porque los altos hombres del Sur se casaban tarde y sus hijos eran escasos. El primer rey que no tuvo hijos fue Falastur, y el segundo, Narmacil I, el hijo de Atanatar Alcarin.


Fue Ostoher, el séptimo rey, el que reedificó Minas Anor, que los reyes que vinieron luego prefirieron en el verano a Osgiliath. En este tiempo los hombres salvajes del Este atacaron a Gondor por primera vez. Pero Tarostar, hijo de Ostoher, los derrotó y los expulsó, y recibió el nombre de Rómendacil, el «Vencedor del Este». Sin embargo, más adelante fue muerto en batalla por nuevas hordas de Hombres del Este. Fue vengado por su hijo Turambar, que ganó amplios territorios en el este.

Con Tarannon, el duodécimo rey, empezó la línea de los Reyes de los Barcos, que construían navíos y extendieron el dominio de Gondor a lo largo de las costas hacia el oeste y al sur de las Bocas del Anduin. Para conmemorar sus victorias como Capitán de los Ejércitos, Tarannon recibió la corona con el nombre de Falastur, «Señor de las Costas».

Eärnil I, el sobrino que lo sucedió, reparó el viejo puerto de Pelargir, y construyó una gran flota. Sitió por mar y por tierra a Umbar, y la tomó, y la convirtió en un gran puerto y fortaleza del poder de Gondor 30. Pero Eärnil no sobrevivió mucho tiempo a su triunfo. Se perdió con muchos barcos y hombres en medio de una tormenta no lejos de Umbar. Ciryandil, su hijo, continuó la construcción de navíos; pero los Hombres de los Harad, conducidos por los señores expulsados de Umbar, atacaron con gran poder esa fortaleza y Ciryandil cayó en batalla en Haradwaith.

Durante muchos años Umbar fue sitiada, pero el poder marítimo de Gondor impidió que la tomasen. Ciryaher, hijo de Ciryandil, esperó su oportunidad y cuando hubo reunido suficiente fuerza, descendió desde el norte por mar y por tierra, y cruzando el Río Harnen, sus ejércitos derrotaron por completo a los Hombres de los Harad, y los reyes de Harad tuvieron que reconocer el dominio de Gondor (1050). Ciryaher recibió entonces el nombre de Hyarmendacil, «el Vencedor del Sur».

Ningún enemigo se atrevió a retar el poder de Hyarmendacil durante el resto de su prolongado reinado. Fue rey por ciento treinta y cuatro años, el más largo reinado de la Línea de Anárion con una sola excepción. En ese entonces Gondor alcanzó la cima de su poder. El reino se extendía hacia el norte hasta Celebrant y los bordes australes del Bosque Negro; al oeste hasta el Aguada Gris; al este hasta el mar interior de Rhûn; al sur hasta el Río Harnen, y desde allí a lo largo de la costa hasta la península y el puerto de Umbar. Los Hombres de los Valles del Anduin reconocieron su autoridad; y los reyes de Harad rendían homenaje a Gondor, y sus hijos vivían como rehenes en la corte. Mordor era una tierra desolada, pero era vigilada por grandes fortalezas que guardaban sus pasos.

Así llegó a su fin el linaje de los Reyes de los Barcos. Atanatar Alcarin, hijo de Hyarmendacil, vivió con gran esplendor, al punto que los hombres decían: Las piedras preciosas son pedregullo en Gondor para que los niños jueguen con ellas. Pero Atanatar amaba la tranquilidad y no hizo nada por conservar el poder que había heredado, y el temperamento de sus dos hijos era de igual temple. La decadencia de Gondor empezó antes que él muriera, y sin duda fue advertida por sus enemigos. Se descuidó la vigilancia de Mordor. No obstante, sólo en los días de Valacar sucedió el primer gran mal en Gondor: la guerra civil de la Lucha entre Parientes, en la que hubo gran pérdida y ruina que nunca pudieron repararse por entero.


Minalcar, hijo de Calmacil, era hombre de gran vigor, y en 1240 Narmacil, para deshacerse de preocupaciones, lo nombró Regente del reino. Desde ese momento, gobernó en Gondor en nombre de los reyes hasta que sucedió a su padre. Tenía sobre todo una inquietud: los Hombres del Norte.

Habían crecido mucho en número durante la paz provocada por el poder de Gondor. Los reyes los favorecieron, pues eran los más próximos en parentesco entre los Hombres inferiores a los Dúnedain (que en su mayoría descendían de los pueblos de los que habían salido los Edain de antaño); y les concedieron vastas tierras más allá del Anduin al sur del Gran Bosque Verde, para que sirvieran de defensa contra los Hombres del Este. Porque en el pasado los hombres del Este habían atacado casi siempre desde la planicie que se extendía entre el Mar Interior y los Montes de Ceniza.


En los días de Narmacil I, esos ataques se reanudaron, aunque con escasa fuerza al principio; pero el regente supo que los Hombres del Norte no siempre eran fieles a Gondor, y algunos se sumaban a las fuerzas de los Hombres del Este, fuera por la codicia del botín o por apoyar las querellas entre los príncipes. Por tanto, en 1248 Minalcar condujo a una gran fuerza y entre Rhovanion y el Mar Interior derrotó a un gran ejército de los Hombres del Este y destruyó todos sus campamentos y colonias al este del Mar. Tomó entonces el nombre de Rómendacil.

A su regreso Rómendacil fortificó la orilla occidental del Anduin hasta la desembocadura del Limclaro, y prohibió que ningún extranjero descendiera por el Río más allá de Emyn Muil. Él fue quien edificó los pilares de las Argonath a la entrada de Nen Hithoel. Pero como tenía necesidad de contar con hombres y deseaba fortalecer la frontera entre Gondor y los Hombres del Norte, tomó a muchos de ellos a su servicio y concedió a algunos un alto rango en sus ejércitos.

Rómendacil dio muestras de favor especial a Vidugavia, que lo había ayudado en la guerra. Se llamó a sí mismo Rey de Rhovanion, y era por cierto el más poderoso de los príncipes del Norte, aunque su propio reino estaba entre el Bosque Verde y el Río Celduin 31. En 1250 Rómendacil envió a su hijo Valacar como embajador para que habitara un tiempo con Vidugavia y se familiarizara con la lengua, maneras y política de los Hombres del Norte. Pero Valacar excedió sobremanera los designios de su padre. Llegó a amar las tierras septentrionales y a sus gentes, y se casó con Vidumavi, hija de Vidugavia. Transcurrieron algunos años antes de que regresara. Fue este matrimonio lo que desencadenó más tarde la guerra de la Lucha entre Parientes.

«Porque los altos hombres de Gondor miraban ya con desconfianza a los Hombres del Norte que había entre ellos; y era cosa inaudita hasta entonces que el heredero de la corona o hijo alguno del Rey se casara con alguien de una raza menor y extranjera. Había ya rebelión en las provincias del sur cuando el Rey Valacar llegó a viejo. La reina había sido una bella y noble señora, pero de corta vida de acuerdo con el hado de los Hombres Menores, y los Dúnedain temían que sus descendientes se le asemejaran, y malograran la majestad de los Reyes de los Hombres. Además, no estaban dispuestos a aceptar como señor a un hijo de ella, que aunque ahora se llamaba Eldacar, había nacido en un país extranjero y se había llamado Vinitharya, nombre del pueblo de su madre.

»Por tanto, cuando Eldacar sucedió a Valacar, hubo guerra en Gondor. Pero no fue fácil despojar a Eldacar de su herencia. A la estirpe de Gondor, sumaba el espíritu intrépido de los Hombres del Norte. Era apuesto y valiente, y no parecía que envejeciese más prontamente que su padre. Cuando los confederados conducidos por los descendientes de los reyes se levantaron contra él, los resistió hasta que se le agotaron las fuerzas. Por último fue sitiado en Osgiliath, y allí estuvo largo tiempo hasta que el hambre y las más grandes fuerzas de los rebeldes lo hicieron salir, dejando la ciudad en llamas. Durante ese sitio e incendio la Torre de la Bóveda de Osgiliath quedó destruida, y la palantírse perdió en las aguas.

»Pero Eldacar esquivó a sus enemigos, y fue al Norte, en busca de sus parientes de Rhovanion. Allí muchos se le unieron, tanto de los Hombres del Norte al servicio de Gondor, como de los Dúnedain de las partes septentrionales del reino. Porque muchos de entre estos últimos habían aprendido a estimarlo, y muchos más llegaron a odiar al usurpador. Era éste Castamir, nieto de Calimehtar, hermano menor de Rómendacil II. No sólo era uno de los más cercanos por la sangre a la corona; era también quien más secuaces tenía entre los rebeldes; porque era el Capitán de los Barcos y contaba con el apoyo de la gente de las costas y de los grandes puertos de Pelargir y Umbar.

»Castamir no había ocupado el trono mucho tiempo cuando mostró que era un hombre altivo y poco generoso. Era en verdad un hombre cruel, como lo había demostrado por primera vez en la toma de Osgiliath. Fue causa de la muerte de Ornendil, hijo de Eldacar, que había sido capturado; y la matanza y la destrucción habidas en la ciudad por orden suya excedieron con mucho las necesidades de la guerra. Esto se recordó en Minas Anor y en Ithilien; y allí el amor por Castamir disminuyó todavía más cuando se vio que cuidaba muy poco de las tierras, que sólo pensaba en las flotas, y que se proponía mudar el sitio del trono a Pelargir.

»Así pues, había sido rey sólo diez años, cuando Eldacar, pensando que la oportunidad era propicia, avanzó con un gran ejército desde el norte, y el pueblo se le unió desde Calenardhon y Anórien e Ithilien. Hubo una gran batalla en Lebennin en los Cruces del Erui, donde se derramó con abundancia la mejor sangre de Gondor. El mismo Eldacar mató a Castamir en combate, y de ese modo vengó a Ornendil; pero los hijos de Castamir escaparon, y con otros de su parentela y muchas gentes de las flotas resistieron largo tiempo en Pelargir.

»Cuando hubieron reunido allí todas las fuerzas que pudieron (porque Eldacar no tenía barcos para atacarlos por mar), se hicieron a la vela y se establecieron en Umbar. Levantaron allí un refugio para todos los enemigos del rey, y un señorío independiente. Umbar estuvo en guerra con Gondor durante el curso de muchas vidas humanas, amenazando las costas y todo el tráfico por mar. No fue nunca otra vez completamente sometida hasta los días de Elessar; y la región del Sur de Gondor se convirtió en tierra disputada entre los Corsarios y los Reyes.»


«La pérdida de Umbar resultó penosa para Gondor, no sólo porque el reino quedaba disminuido al sur, y el dominio de los Hombres de los Harad se debilitaba, sino porque fue allí donde Ar-Pharazôn el Dorado, último Rey de Númenor, había desembarcado y había humillado el poderío de Sauron. Aunque grandes daños sobrevinieron después, aun los seguidores de Elendil recordaron con orgullo la llegada del gran ejército de Ar-Pharazôn desde las profundidades del Mar; y en la más alta colina del promontorio que dominaba el Puerto, habían levantado un gran pilar blanco. Estaba coronado por un globo de cristal que recibía los rayos del Sol y de la Luna y resplandecía como una estrella brillante que podía verse con tiempo despejado aun desde las costas de Gondor o muy lejos en el mar occidental. Así se erguía, hasta que después de la segunda aparición de Sauron, Umbar cayó bajo el dominio de sus servidores, y el monumento recordatorio de aquella humillación fue derribado.»


Después del retorno de Eldacar, la sangre de la casa real y de las otras casas de los Dúnedain se mezcló aún más con la de los Hombres Menores. Porque muchos de los grandes habían muerto en la Lucha entre Parientes; mientras que Eldacar favorecía a los Hombres del Norte con cuya ayuda había recuperado la corona, y Gondor se repobló con los muchos hombres que venían de Rhovanion.

Al principio esta mezcla no apresuró la decadencia de los Dúnedain como se había temido; pero la mengua continuó, como antes. Porque la causa era sin duda la Tierra Media misma, y la lenta retirada de los dones de los Númenóreanos después de la caída del País de la Estrella. Eldacar vivió hasta los doscientos treinta y cinco años, y fue rey durante cincuenta y ocho, de los cuales pasó diez en el exilio.


El segundo y más grande mal le advino a Gondor durante el reinado de Telemnar, el vigésimo sexto rey, cuyo padre, Minardil, hijo de Eldacar, fue muerto en Pelargir por los Corsarios de Umbar (encabezados por Angamaitë y Sangahyando, los biznietos de Castamir). Poco después hubo una peste mortal transportada por los vientos oscuros venidos del Este. El Rey y sus hijos murieron, y parte del pueblo de Gondor, especialmente los que vivían en Osgiliath. Entonces, por la fatiga y la escasez de los hombres, la vigilancia de las fronteras de Mordor fue abandonada, y las fortalezas que guardaban los pasos quedaron vacías.

Más adelante se advirtió que estas cosas sucedían mientras la Sombra se hacía cada vez más profunda en el Bosque Verde; muchas criaturas malignas reaparecieron entonces, signos del despertar de Sauron. Es cierto que los enemigos de Gondor sufrieron también, de lo contrario hubieran aprovechado su debilidad; pero Sauron sabía esperar, y era posible que poder entrar en Mordor fuera lo que más deseaba.

Cuando el Rey Telemnar murió, los Árboles Blancos de Minas Anor también se marchitaron y murieron. Pero Tarondor, su sobrino, que lo sucedió, plantó un vástago en la ciudadela. Él fue quien mudó el sitio del trono a Minas Anor de manera permanente, pues Osgiliath estaba ahora desierta en parte, y empezaba a mostrar síntomas de ruina. Pocos de los que habían huido de la peste a Ithilien o a los valles occidentales estaban dispuestos a regresar.

Tarondor, que accedió joven al trono, fue de todos los reyes de Gondor el que tuvo un más largo reinado, pero poco más pudo conseguir que reordenar el reino, y renovar poco a poco sus fuerzas. Mas Telumehtar, hijo de Tarondor, recordando la muerte de Minardil y perturbado por la insolencia de los Corsarios, que atacaban las costas aun hasta las Anfalas, reunió sus fuerzas y en 1810 tomó Umbar por asalto. En esa guerra perecieron los últimos descendientes de Castamir, y los reyes volvieron a dominar en Umbar por un tiempo. Telumehtar añadió a su nombre el título de Umbardacil. Pero en los nuevos males que no tardaron en precipitarse sobre Gondor, Umbar se perdió otra vez y cayó en manos de los Hombres de Harad.


El tercer mal fue la invasión de los Aurigas, que minaron las fuerzas menguantes de Gondor en guerras que duraron casi cien años. Los Aurigas eran un pueblo, o una confederación de múltiples pueblos, que venía del Este; pero eran más fuertes y estaban mejor armados que ningún otro que hubiera aparecido antes. Viajaban en grandes carromatos, y sus capitanes luchaban en cuadrigas. Agitados, como se supo después, por emisarios de Sauron, atacaron de repente a Gondor, y el Rey Narmacil II murió en combate más allá del Anduin en 1856. El pueblo de Rhovanion oriental y austral fue sometido a esclavitud; y las fronteras de Gondor se retiraron por ese tiempo hasta el Anduin y las Emyn Muil. [Se cree que en este tiempo los Espectros del Anillo volvieron a Mordor.]

Calimehtar, hijo de Narmacil II, ayudado por una rebelión en Rhovanion, vengó a su padre con una gran victoria sobre los Hombres del Este en Dagorlad en 1899, y por algún tiempo el peligro quedó eliminado. Fue durante el reinado de Araphant en el Norte, y de Ondoher, hijo de Calimehtar, en el Sur, que ambos reinos volvieron a consultarse después de una separación y un silencio muy largos. Porque por fin entendieron que un cierto poder y una cierta voluntad estaba dirigiendo el ataque desde múltiples sitios sobre los sobrevivientes de Númenor. Fue en ese tiempo cuando Arvedui, heredero de Araphant, se casó con Fíriel, hija de Ondoher (1940). Pero ninguno de estos dos reinos pudo enviar ayuda al otro; porque Angmar volvió a atacar a Arthedain al mismo tiempo que los Aurigas reaparecían con grandes fuerzas.

Muchos de los Aurigas se encaminaron al sur de Mordor y se aliaron con los hombres de Khand y del Cercano Harad; y en medio de este gran ataque que llegaba a la vez desde el norte y el sur, Gondor estuvo a punto de sucumbir. En 1944 el Rey Ondoher y sus dos hijos, Artamir y Faramir, cayeron en la batalla al norte del Morannon, y el enemigo invadió Ithilien. Pero Eärnil, Capitán del Ejército Austral, obtuvo una gran victoria en el sur de Ithilien y destruyó el ejército de Harad que había cruzado el Río Poros. Apresurándose hacia el norte, reunió a cuantos pudo del Ejército Septentrional en retirada y atacó el campamento principal de los Aurigas mientras estaban de fiesta pensando que Gondor había sido vencida y que ahora no había más que recoger el botín. Eärnil tomó por asalto el campamento y puso fuego a los carromatos, y expulsó de Ithilien al enemigo, que huyó con gran desorden. Muchos de los que huyeron delante de él perecieron en las Ciénagas de los Muertos.


«A la muerte de Ondoher y de sus hijos, Arvedui del Reino del Norte reclamó la corona de Gondor como heredero directo de Isildur y como marido de Fíriel, única hija sobreviviente de Ondoher. La reclamación fue rechazada. En esto Pelendur, el Senescal del Rey Ondoher, desempeñó un papel fundamental.

»El Consejo de Gondor respondió: “La corona y el reino de Gondor sólo pertenecen a los herederos de Meneldil, hijo de Anárion, a quien Isildur cedió este reino. En Gondor la heredad se concede por la línea de los hijos solamente; y no tenemos noticia de que la ley sea distinta en Arnor”.

»A esto Arvedui replicó: “Elendil tuvo dos hijos, de los cuales Isildur fue el mayor y el heredero. Hemos oído que el nombre de Elendil se mantiene hasta hoy a la cabeza del linaje de los Reyes de Gondor, pues se lo ha reconocido como rey supremo de todas las tierras de los Dúnedain. Mientras Elendil vivía todavía, el gobierno conjunto del Sur pasó a los hijos; pero cuando Elendil cayó, Isildur partió para hacerse cargo del trono, y de igual manera dio el gobierno del Sur al hijo de su hermano. No renunció a la realeza en Gondor, ni tenía la intención de que el reino de Elendil quedara dividido por siempre.

»”Además, en la Númenor de antaño el cetro pasaba al vástago mayor, fuera éste varón o mujer. Es cierto que la ley no se observó en las tierras de exilio, siempre perturbadas por la guerra; pero ésa era la ley de nuestro pueblo, a la que ahora nos referimos, pues los hijos de Ondoher han muerto sin dejar descendencia” 32.

»A esto Gondor no respondió. La corona fue reclamada por Eärnil, el capitán victorioso; y le fue conferida con la aprobación de todos los Dúnedain de Gondor, pues Eärnil pertenecía a la casa real. Era el hijo de Siriondil, hijo de Calimmacil, hijo de Arciryas, hermano de Narmacil II. Arvedui no insistió en su reclamación, pues no tenía poder ni voluntad para oponerse a la elección de los Dúnedain de Gondor; no obstante, la reclamación no fue nunca olvidada por sus descendientes aun después de desaparecido el reinado. Pues se acercaba ahora el tiempo en que el Reino del Norte llegaría a su fin.

»Arvedui fue en verdad el último rey, como significa su nombre. Se dice que este nombre le fue dado al nacer por Malbeth el Vidente. “ Arveduilo llamarás —le dijo al padre—, porque será el último en Arthedain. Aunque una opción tendrán los Dúnedain, y si escogen al que parezca menos prometedor, tu hijo cambiará de nombre y será rey de un gran reino. De lo contrario, habrá mucho dolor y se perderán muchas vidas humanas en tanto los Dúnedain no se levanten y se unan nuevamente.”

»En Gondor también sólo un rey siguió a Eärnil. Quizá si la corona y el cetro hubieran permanecido juntos, el reino se habría mantenido y muchos males se habrían evitado. Pero Eärnil era un hombre sabio y nada arrogante, aun cuando, como a la mayor parte de los hombres de Gondor, el reino de Arthedain le parecía poca cosa, a pesar de la estirpe de sus señores.

»Envió mensajeros a Arvedui anunciándole que recibía la corona de Gondor de acuerdo con las leyes y necesidades del Reino Austral. “Pero no olvido —decía– la lealtad de Arnor, ni niego nuestro parentesco, ni deseo que los reinos de Elendil queden separados. Te enviaré ayuda cuando la necesites, en la medida de mis posibilidades.”

»Sin embargo, transcurrió mucho tiempo antes de que Eärnil se sintiera seguro e hiciera lo que había prometido. El Rey Araphant continuó resistiéndose a los ataques de Angmar con fuerzas cada vez menores, y lo mismo hizo Arvedui cuando lo sucedió; pero por último, en el otoño de 1973, llegaron mensajes a Gondor de que Arthedain estaba en un grave aprieto, y que el Rey Brujo preparaba un ataque definitivo contra él. Entonces Eärnil envió a su hijo Eärnur al norte con una flota tan rápidamente como pudo, y con fuerzas tan grandes como consiguió reunir. Demasiado tarde. Antes de que Eärnur llegara a los puertos de Lindon, el Rey Brujo había conquistado Arthedain y Arvedui había muerto.

»Pero cuando Eärnur llegó a los Puertos Grises, hubo gran alegría y sorpresa tanto entre los Elfos como entre los Hombres. Tan grande era el calado y el número de las naves, que apenas encontraron albergue en los puertos, aunque tanto el Harlond como el Forlond también estaban colmados; y de ellas descendió todo un poderoso ejército con pertrechos y provisiones para una guerra de grandes reyes. O así le pareció al pueblo del Norte, aunque no era ésta sino una reducida fuerza de todo el poderío de Gondor. Sobre todo fueron alabados los caballos, pues muchos de ellos provenían de los Valles del Anduin, y los cabalgaban jinetes altos y hermosos, y príncipes orgullosos de Rhovanion.

»Entonces Círdan convocó a todos los que quisieran acudir desde Lindon o Arnor, y cuando todo estuvo pronto, el ejército cruzó el Lune y marchó hacia el norte a desafiar al Rey Brujo de Angmar. Moraba entonces, según se dice, en Fornost, que había poblado con gentes malignas, usurpando la casa y el gobierno de los reyes. Pero era orgulloso, y no esperó a que el enemigo atacara su fortaleza, y le salió al encuentro creyendo que los arrojaría al Lune, como a otros antes.

»Pero el Ejército del Oeste descendió sobre él desde las Colinas del Crepúsculo, y hubo una gran batalla en la llanura entre Nenuial y las Quebradas del Norte. Las fuerzas de Angmar ya cedían y se retiraban hacia Fornost, cuando el cuerpo principal de jinetes que habían rodeado las colinas descendieron desde el norte y los dispersaron en una fuga desordenada. Entonces el Rey Brujo, con todo lo que pudo recuperar del desastre, huyó hacia el norte, a las tierras de Angmar. Antes de que pudiera llegar al refugio de Carn Dûm, la caballería de Gondor le dio alcance con Eärnur, que cabalgaba al frente. Al mismo tiempo una fuerza al mando de Glorfindel el Señor Elfo acudió de Rivendel. Entonces tan completa fue la derrota de Angmar, que ni un hombre ni un Orco de ese reino quedó al oeste de las Montañas.

»Pero se dice que cuando todo estaba perdido, el mismo Rey Brujo apareció de repente, vestido de negro, con máscara negra, montado en un caballo negro. El miedo ganó a todos los que lo vieron; pero él escogió descargar todo su odio sobre el Capitán de Gondor, y con un grito terrible lanzó la cabalgadura contra él. Eärnur se le hubiera resistido, pero su caballo no pudo soportar la embestida, y giró y se lo llevó lejos antes de que hubiera podido dominarlo.


    Ваша оценка произведения:

Популярные книги за неделю