Текст книги "El retorno del rey"
Автор книги: John Ronald Reuel Tolkien
Жанр:
Эпическая фантастика
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Aunque cabalgaron a través de la Comarca durante toda la tarde y toda la noche, nadie los vio pasar, excepto las criaturas salvajes de los bosques; o aquí y allá algún caminante solitario que vio de pronto entre los árboles un resplandor fugitivo, o una luz y una sombra que se deslizaba sobre las hierbas, mientras la luna declinaba en el poniente. Y cuando la Comarca quedó atrás, y bordeando las faldas meridionales de las Quebradas Blancas llegaron a las Quebradas Lejanas y a las Torres, vieron en lontananza el Mar; y así descendieron por fin hacia Mithlond, hacia los Puertos Grises en el largo estuario de Lune.
Cuando llegaron a las puertas, Círdan el Guardián de las Naves se adelantó a darles la bienvenida. Era muy alto, de barba larga, y todo gris y muy anciano, salvo los ojos que eran vivos y luminosos como estrellas; y los miró, y se inclinó en una reverencia, y dijo: —Todo está pronto.
Entonces Círdan los condujo a los Puertos, y un navío blanco se mecía en las aguas, y en el muelle, junto a un gran caballo gris, se erguía una figura toda vestida de blanco que los esperaba. Y cuando se volvió y se acercó a ellos, Frodo advirtió que Gandalf llevaba en la mano, ahora abiertamente, el Tercer Anillo, Narya el Grande, y la piedra engarzada en él era roja como el fuego. Entonces aquellos que se disponían a hacerse a la Mar se regocijaron, porque supieron que Gandalf partiría también.
Pero Sam tenía el corazón acongojado, y le parecía que si la separación iba a ser amarga, más triste aún sería el solitario camino de regreso. Pero mientras aún seguían allí de pie, y los Elfos ya subían a bordo, y la nave estaba casi pronta para zarpar, Pippin y Merry llegaron, a galope tendido. Y Pippin reía en medio de las lágrimas.
—Ya una vez intentaste tendernos un lazo, y te falló, Frodo. Esta vez estuviste a punto de conseguirlo, pero te ha fallado de nuevo. Sin embargo, no ha sido Sam quien te traicionó esta vez, ¡sino el propio Gandalf!
—Sí —dijo Gandalf– porque es mejor que sean tres los que regresen, y no uno solo. Bien, aquí, queridos amigos, a la orilla del Mar, termina por fin nuestra comunidad en la Tierra Media. ¡Id en paz! No os diré: no lloréis; porque no todas las lágrimas son malas.
Frodo besó entonces a Merry y a Pippin, y por último a Sam, y subió a bordo; y fueron izadas las velas, y el viento sopló, y la nave se deslizó lentamente a lo largo del estuario gris; y la luz de la redoma de Galadriel que Frodo llevaba en alto centelleó y se apagó. Y la nave se internó en la Alta Mar rumbo al Oeste, hasta que por fin en una noche de lluvia Frodo sintió en el aire una fragancia y oyó cantos que llegaban sobre las aguas; y le pareció que, como en el sueño que había tenido en la casa de Tom Bombadil, la cortina de lluvia gris se transformaba en plata y cristal, y que el velo se abría y ante él aparecían unas playas blancas, y más allá un país lejano y verde a la luz de un rápido amanecer.
Pero para Sam la penumbra del atardecer se transformó en oscuridad, mientras seguía allí en el Puerto; y al mirar el agua gris vio sólo una sombra que pronto desapareció en el Oeste. Hasta entrada la noche se quedó allí, de pie, sin oír nada más que el suspiro y el murmullo de las olas sobre las playas de la Tierra Media, y aquel sonido le traspasó el corazón. Junto a él, estaban Merry y Pippin, y no hablaban.
Por fin los tres compañeros dieron media vuelta y se alejaron, sin volver la cabeza y cabalgaron lentamente rumbo a la Comarca; y no pronunciaron una sola palabra durante todo el viaje de regreso; pero en el largo camino gris, cada uno de ellos se sentía reconfortado por los demás.
Y finalmente cruzaron las lomas y tomaron el Camino del Este; y Pippin y Merry cabalgaron hacia Los Gamos; y ya empezaban a cantar de nuevo mientras se alejaban. Pero Sam tomó el camino de Delagua, y así volvió a casa por la Colina, cuando una vez más caía la tarde. Y llegó, y adentro ardía una luz amarilla; y la cena estaba pronta, y lo esperaban. Y Rosa lo recibió, y lo instaló en su sillón, y le sentó a la pequeña Elanor en las rodillas.
Sam respiró profundamente. —Bueno, estoy de vuelta —dijo.
APÉNDICES
Apéndice A
ANALES DE LOS REYES Y LOS GOBERNANTES
En lo que concierne a las fuentes de la mayor parte del material contenido en los siguientes Apéndices, en especial de A a D, véase la nota al final del prólogo [vol. I]. La sección A III, El pueblo de Durin, deriva probablemente de Gimli el Enano, que mantuvo su amistad con Peregrin y Meriadoc y volvió a encontrarlos muchas veces en Gondor y en Rohan.
Las leyendas, historias y conocimientos reunidos en las fuentes son muy extensos. Sólo se dan aquí algunas selecciones, en la mayor parte de los casos muy abreviadas. Se pretende así ilustrar algún aspecto de la Guerra del Anillo y llenar algunos huecos en el cuerpo principal de la historia. Sólo se hace una breve referencia a las antiguas leyendas de la Primera Edad, que son el interés principal de Bilbo, pues conciernen a los ancestros de Elrond y los reyes y los capitanes Númenóreanos. Los extractos textuales de anales e historias más extensos se ponen entre comillas. La inclusión de textos de más reciente data se han encerrado entre corchetes. Las notas entre comillas pertenecen a las fuentes. El resto pertenece a la redacción 4.
Las fechas señaladas corresponden a la Tercera Edad, a no ser que se agreguen las iniciales S.E. (Segunda Edad) o C.E. (Cuarta Edad). Se ha afirmado que la Tercera Edad terminó cuando los Tres Anillos desaparecieron en septiembre de 3021, pero a los efectos de los registros de Gondor, el año 1 de la C.E. empezó el 25 de marzo de 3021. Para la equivalencia de las fechas según el cómputo temporal de Gondor y la Comarca, véase el final del Apéndice D. En las listas, las fechas que siguen al nombre de los reyes y gobernantes corresponden a la de su muerte, si sólo una aparece. El signo † indica una muerte prematura en una batalla o de algún otro modo, aunque no siempre se incluya la crónica del acontecimiento.
I
LOS REYES NÚMENÓREANOS
(i)
NÚMENOR
Fëanor fue el más grande de los Eldar en el ejercicio de las artes y de las ciencias, pero también el más orgulloso y el que menos se dejó regir por otra voluntad que la suya. Hizo las Tres Joyas, los silmarilli, e incluyó en ellas el fulgor de los Dos Árboles, Telperion y Laurelin 5, que iluminaban la tierra de los Valar. Morgoth el Enemigo codiciaba las Joyas, y las robó después de destruir los Árboles, las llevó consigo a la Tierra Media y las ocultó en su gran fortaleza de Thangorodrim 6. En contra de la voluntad de los Valar, Fëanor abandonó el Reino Bendecido y se exilió en la Tierra Media, arrastrando consigo a gran parte de su pueblo; porque en su orgullo, se proponía arrebatar las Joyas a Morgoth por la fuerza. Después de eso tuvo lugar la desdichada guerra de los Eldar y los Edain contra Thangorodrim, en la que fueron por fin totalmente derrotados. Los Edain (Atani)eran tres pueblos de Hombres que, llegados los primeros al Oeste de la Tierra Media y a las costas del Gran Mar, se aliaron con los Eldar contra el Enemigo.
Hubo tres uniones entre los Eldar y los Edain: Lúthien y Beren; Idril y Tuor; Arwen y Aragorn. Por esta última, las ramas desde tanto tiempo atrás divididas de los Medio Elfos, volvieron a unirse y el linaje fue restaurado.
Lúthien Tinúviel era hija del Rey Thingol Mantogrís de Doriath en la Primera Edad, pero su madre era Melian, del pueblo de los Valar. Beren era hijo de Barahir, de la Primera Casa de los Edain. Juntos arrancaron un silmarilde la Corona de Hierro de Morgoth 7. Lúthien se volvió mortal, y los Elfos lo perdieron para siempre. Dior fue hijo de Lúthien. Elwing fue hija de Dior y tuvo en custodia el silmaril.
Idril Celebrindal fue la hija de Turgon, rey de la ciudad escondida de Gondolin 8. Tuor fue hijo de Huor, de la Casa de Hador, la Tercera Casa de los Edain y la que alcanzó mayor renombre en las guerras contra Morgoth. De ellos nació Eärendil el Marinero.
Eärendil desposó a Elwing, y con el poder del silmarildejó atrás las Sombras 9y llegó al Extremo Occidente; y hablando allí como embajador tanto de los Elfos como de los Hombres, obtuvo la ayuda con la que Morgoth fue vencido. No se le permitió a Eärendil volver a tierras mortales y, llevando en su barca el silmaril, se hizo a la vela por los cielos como una estrella, y como signo de esperanza para los habitantes de la Tierra Media oprimidos por el Gran Enemigo o sus servidores 10. Sólo en los Silmarillise preservó la antigua luz de los Dos Árboles de Valinor antes de que Morgoth los envenenara; pero los otros dos Silmarillise perdieron al final de la Primera Edad. La historia completa de todas estas cosas, y mucho más relacionado con los Elfos y los Hombres, se cuenta en El Silmarillion.
Los hijos de Eärendil fueron Elros y Elrond, los Peredhilo Medio Elfos. Sólo en ellos se preservó la línea de los heroicos capitanes de los Edain de la Primera Edad; y después de la caída de Gil-galad 11, sólo los descendientes de los Altos Elfos representaron en la Tierra Media este linaje.
Al fin de la Primera Edad, los Valar pidieron a los Medio Elfos una elección irrevocable entre ambos linajes: tenían que pertenecer a uno o a otro. Elrond escogió la especie de los Elfos, y se convirtió en maestro de sabiduría. A él por tanto se le concedió la misma gracia que a los Altos Elfos que todavía se demoraban en la Tierra Media: que cuando por fin se cansaran de las tierras mortales, podrían embarcarse en los Puertos Grises y trasladarse al Extremo Occidente; y esta gracia se continuó después del cambio del mundo. Pero a los hijos de Elrond también se les dio a elegir: abandonar con él los círculos del mundo; o, si no, volverse mortales y morir en la Tierra Media. Para Elrond, por tanto, todos los azares de la Guerra del Anillo estaban cargados de dolor 12.
Elros escogió pertenecer a la especie de los Hombres y quedarse con los Edain; pero se le concedió una larga vida, muchas veces más larga que la de los hombres ordinarios.
Como recompensa por lo sufrido en la causa contra Morgoth, los Valar, los Guardianes del Mundo, concedieron a los Edain una tierra donde vivir, apartada de los peligros de la Tierra Media. La mayor parte de ellos, por tanto, navegó por el Mar, y guiados por la Estrella de Eärendil llegaron a la gran Isla de Elenna, al extremo oeste de las Tierras Mortales. Allí fundaron el reino de Númenor.
En medio de la tierra había una alta montaña, la Meneltarma, y desde su cima los de vista penetrante podían avistar la torre blanca del Puerto de los Eldar en Eressëa. Desde allí los Eldar visitaban a los Edain y los enriquecían con conocimientos y múltiples regalos; pero una orden habían impuesto los Valar a los Númenóreanos, la «Prohibición de los Valar»: les estaba vedado navegar hacia el oeste perdiendo de vista sus propias costas, o intentar poner pie en las Tierras Imperecederas. Porque aunque se les había concedido una larga vida, en un comienzo tres veces la de los Hombres ordinarios, tenían por fuerza que seguir siendo mortales, pues no les estaba permitido a los Valar quitarles el Don de los Hombres (o el Destino de los Hombres, como se lo llamó después).
Elros fue el primer Rey de Númenor, conocido luego por el nombre alto élfico de Tar-Minyatur. Los descendientes de Elros tuvieron larga vida, pero siguieron siendo mortales. Más tarde, cuando se volvieron poderosos, lamentaron amargamente la elección que había hecho Elros, pues deseaban la inmortalidad en el curso de la vida del mundo, que era el hado de los Eldar, y murmuraron contra la Prohibición. De este modo empezaron la rebelión que con ayuda de las malas enseñanzas de Sauron provocó la Caída de Númenor y la ruina del mundo antiguo, como se cuenta en la Akallabêth.
Éstos son los nombres de los Reyes y las Reinas de Númenor: Elros Tar-Minyatur, Vardamir, Tar-Amandil, Tar-Elendil, Tar-Meneldur, Tar-Aldarion, Tar– Ancalimë (la primera Reina Regente), Tar-Anárion, Tar-Súrion, Tar-Telperiën (la segunda Reina), Tar-Minastir, Tar-Ciryatan, Tar-Atanamir el Grande, Tar-Ancalimon, Tar-Telemmaitë, Tar-Vanimeldë (la tercera Reina), Tar-Alcarin, Tar-Calmacil.
Después de Calmacil, los Reyes recibieron el cetro adoptando nombres en lengua Númenóreana (o Adûnaica): Ar-Adûnakhôr, Ar-Zimrathôn, ArSakalthôr, Ar-Gimilzôr, Ar-Inziladûn. Inziladûn se arrepintió de la actitud de los Reyes y adoptó el nombre de Tar-Palantir, «El de Vista Penetrante». La hija de Inziladûn tuvo que haber sido la cuarta Reina, Tar-Míriel, pero el sobrino del Rey usurpó el cetro y se convirtió en Ar-Pharazôn el Dorado, último rey de los Númenóreanos.
En los días de Tar-Elendil, los primeros barcos de los Númenóreanos volvieron a la Tierra Media. La hija mayor de Tar-Elendil se llamaba Silmariën. El hijo de Silmariën fue Valandil, primero de los Señores de Andúnië en el oeste de la tierra, y fue renombrado por la amistad que lo unía a los Eldar. De él descendieron Amandil, el último señor, y su hijo Elendil el Alto.
El sexto Rey tuvo sólo una hija. Ella fue la primera Reina; pues fue entonces cuando se promulgó una ley para la casa real: el mayor de los hijos del Rey, cualquiera fuera su sexo, recibiría el cetro.
El reino de Númenor perduró hasta el término de la Segunda Edad, y su poder y esplendor crecieron de continuo; y hasta bien pasada la mitad de la Edad también crecieron la sabiduría y la dicha de los Númenóreanos. El primer signo de la sombra que habría de caer sobre ellos apareció en los días de Tar-Minastir, undécimo Rey. Él fue quien envió una gran fuerza en ayuda de Gil-galad. Amaba a los Eldar, pero los envidiaba. Los Númenóreanos se habían convertido por entonces en grandes marineros, habían explorado todos los mares hacia el este y empezaban a añorar las aguas prohibidas del Occidente; y cuanto más dichosa era su vida, tanto más deseaban la inmortalidad de los Eldar.
Además, después de Minastir, los Reyes se hicieron codiciosos, y buscaban la riqueza y el poder. En un principio los Númenóreanos habían llegado a la Tierra Media como maestros o amigos de los Hombres menos afortunados, afligidos por Sauron; pero luego sus puertos se convirtieron en fortalezas, y dominaron vastas tierras costeras. Atanamir y sus sucesores impusieron altos tributos, y los barcos de los Númenóreanos volvían cargados de botín.
Fue Tar-Atanamir quien primero habló abiertamente en contra de la Prohibición y declaró que la vida de los Eldar le pertenecía por derecho. Así, la sombra creció y el pensamiento de la muerte oscurecía el corazón de la gente. Entonces los Númenóreanos se dividieron: por una parte, estaban los Reyes y quienes los seguían, y se apartaron de los Eldar y los Valar; por la otra, unos pocos que se llamaron a sí mismos los Fieles. Vivían casi todos al oeste de la tierra.
Los Reyes y sus seguidores fueron abandonando poco a poco el empleo de las lenguas Eldarin; y por último el vigésimo Rey tomó un nombre real de la lengua Númenóreana, y se llamó a sí mismo Ar-Adûnakhôr, «Señor del Occidente». Esto les pareció a los Fieles de mal agüero, porque hasta entonces sólo le habían dado ese título a uno de los Valar, o al mismo Rey Antiguo 13. Y, en verdad, Ar-Adûnakhôr empezó a perseguir a los Fieles y a castigar a los que empleaban las lenguas élficas abiertamente; y los Eldar ya no fueron a Númenor.
No obstante, el poder y la riqueza de los Númenóreanos siguieron aumentando, pero la edad que alcanzaban fue decreciendo a medida que crecía el temor a la muerte, y la alegría los abandonó. Tar-Palantir intentó poner remedio al mal; pero era demasiado tarde, y en Númenor hubo rebelión y lucha. Cuando murió, su sobrino, jefe de la rebelión, se apoderó del cetro y se convirtió en el Rey Ar-Pharazôn. Ar-Pharazôn el Dorado fue el más orgulloso y poderoso de todos los Reyes, y no deseaba nada menos que llegar a gobernar el mundo.
Decidió desafiar a Sauron el Grande por el dominio de la Tierra Media; y por fin él mismo se hizo a la mar en un gran navío y desembarcó en Umbar. Tan grandes eran los Númenóreanos en poderío y esplendor que los propios servidores de Sauron lo abandonaron; y Sauron se humilló rindiendo honores y pidiendo clemencia.
Entonces Ar-Pharazón, en la locura de su orgullo, lo llevó como prisionero a Númenor. No transcurrió mucho tiempo antes de que Sauron hechizara al Rey y dominara a los consejeros y pronto cambió el corazón de todos los Númenóreanos, excepto los que quedaban de los Fieles, y los arrastró a la oscuridad.
Y Sauron le mintió al Rey, diciéndole que la vida sempiterna sería de quien se apoderara de las Tierras Imperecederas, y que la Prohibición había sido impuesta sólo para impedir que los Reyes de los Hombres superaran a los Valar. —Pero los grandes Reyes toman lo que les pertenece por derecho —dijo.
Por fin Ar-Pharazôn escuchó este consejo, porque sentía la mengua de sus días y el temor de la Muerte le impedía todo otro pensamiento. Preparó entonces las más grandes fuerzas que nunca hubiera visto el mundo, y cuando todo estuvo dispuesto, hizo resonar las trompetas y se hizo a la mar; y quebrantó la Prohibición de los Valar, yendo a hacer la guerra para arrancarles a los Señores de Occidente la vida sempiterna. Pero cuando Ar-Pharazôn puso pie en las costas de Aman la Bienaventurada, los Valar recurrieron al Único, y el mundo cambió. Númenor sucumbió y fue tragado por el Mar y las Tierras Imperecederas quedaron separadas para siempre de los círculos del mundo. Así llegó a su fin la gloria de Númenor.
Los últimos conductores de los Fieles, Elendil y sus hijos, escaparon de la Caída en nueve barcas llevando consigo un vástago de Nimloth y las siete Piedras Videntes (que los Eldar les habían regalado) 14; y fueron arrastrados por un huracán y arrojados a las costas de la Tierra Media. Allí establecieron en el noroeste los reinos Númenóreanos en el exilio, Arnor y Gondor 15. Elendil fue el Alto Rey y vivió en el norte, en Annúminas; y el gobierno del sur fue encomendado a sus hijos, Isildur y Anárion. Fundaron allí Osgiliath, entre Minas Ithil y Minas Anor 16, no lejos de los confines de Mordor. Porque este bien al menos, creían ellos, había resultado de la ruina: que Sauron hubiera perecido también.
Pero no era así. Sauron, por cierto, había sido atrapado en la destrucción de Númenor, y la forma corpórea en que había andado tanto tiempo pereció entonces; pero huyó a la Tierra Media como un espíritu de odio transportado por un viento oscuro. Le fue imposible recobrar otra vez una forma que pareciera adecuada a los ojos de los hombres y se volvió negro y espantoso, y de ahí en adelante sólo mediante el terror conservó su poder. Dominó nuevamente Mordor y se escondió allí por un tiempo en silencio. Pero mucha fue su cólera cuando se enteró que Elendil, a quien odiaba por sobre todos, se le había escapado y gobernaba ahora un reino fronterizo.
Por tanto, al cabo de un tiempo, hizo la guerra a los Exiliados, antes de que hubieran echado raíces. Orodruin irrumpió una vez más en llamas y recibió un nuevo nombre en Gondor: Amon Amarth, el Monte del Destino.
Pero Sauron atacó demasiado pronto, antes de haber recuperado su propio poder, mientras que el poder de Gil-galad había aumentado en su ausencia; y con la Última Alianza que se constituyó contra él, Sauron fue vencido y el Anillo Único le fue arrebatado 17. Así llegó a su término la Segunda Edad.
(ii)
LOS REINOS EN EXILIO
La Línea Septentrional
Herederos de Isildur
Arnor. Elendil †S.E. 3441, Isildur †2, Valandil 249 18, Eldacar 339, Arantar 435, Tarcil 515, Tarondor 602, Valandur †652, Elendur 777, Eärendur 861.
Arthedain. Amlaith de Fornost 19(hijo mayor de Eärendur) 946, Beleg 1029, Mallor 1110, Celepharn 1191, Celebrindor 1272, Malvegil 1349 20, Argeleb I †1356, Arveleg I 1409, Araphor 1589, Argeleb II 1670, Arvegil 1743, Arveleg II 1813, Araval 1891, Araphant 1964, Arvedui Último Rey †1975. Fin del Reino Septentrional.
Capitanes. Aranarth (hijo mayor de Arvedui) 2106, Arahael 2177, Aranuir 2247, Aravir 2319, Aragorn I †2327, Araglas 2455, Arahad I 2523, Aragost 2588, Aravorn 2654, Arahad II 2719, Arassuil 2784, Arathorn I †2848, Argonui 2912, Arador †2930, Arathorn II †2933, Aragorn II C.E. 120.
La Línea Austral
Herederos de Anárion
Reyes de Gondor. Elendil (Isildur y) Anárion † S.E. 3440, Meneldil hijo de Anárion, 158, Cemendur 238, Eärendil 324, Anardil 411, Ostoher 492, Rómendacil I (Tarostar) †541, Turambar 667, Atanatar I 748, Siriondil 830. Aquí seguían los cuatro «Reyes de las Barcas»:
Tarannon Falastur 913. Fue el primer rey que no tuvo hijos; lo sucedió el hijo de su hermano Tarciryan. Eärnil I †936, Ciryandil †1015, Hyarmendacil I (Ciryaher) 1149. Gondor alcanzó entonces el pináculo de su poder.
Atanatar II Alcarin «el Glorioso» 1226, Narmacil I 1294. Fue el segundo rey que no tuvo hijos; lo sucedió su hermano menor. Calmacil 1304, Minalcar (regente 1240-1304), coronado como Rómendacil II 1304, murió en 1366, Valacar. En este tiempo empezó el primer desastre de Gondor: la Lucha entre Parientes.
Eldacar, hijo de Valacar (llamado al principio Vinitharya), depuesto en 1437. Castamir el Usurpador †1447. Eldacar, vuelto al trono, murió en 1490.
Aldamir (segundo hijo de Eldacar) †1540, Hyarmendacil II (Vinyarion) 1621, Minardil †1634, Telemnar †1636. Telemnar y todos sus hijos perecieron en la peste; fue sucedido por su sobrino, el hijo de Minastan, hijo segundo de Minardil. Tarondor 1798, Telumehtar Umbardacil 1850, Narmacil II †1856, Calimehtar 1936, Ondoher †1944. Ondoher y sus hijos fueron muertos en batalla. Al cabo de un año, en 1945, la corona le fue dada al general victorioso Eärnil, descendiente de Telumehtar Umbardacil. Eärnil II 2043, Eärnur †2050. Aquí llega a su término la línea de los Reyes, hasta que fue restaurada por Elessar Telcontar en 3019. El reino fue entonces regido por los Senescales.
Senescales de Gondor. La Casa de Húrin: Pelendur 1998. Gobernó por un año después de la caída de Ondoher, y aconsejó a Gondor rechazar las pretensiones de Arvedui a la corona. Vorondil el Cazador 2029 21. Mardil Voronwë «el Firme», primero de los Senescales Regentes. Sus sucesores dejaron de usar nombres del alto élfico.
Senescales Regentes. Mardil 2080, Eradan 2116, Herion 2148, Belegorn 2204, Húrin I 2244, Túrin I 2278, Hador 2395, Barahir 2412, Dior 2435, Denethor I 2477, Boromir 2489, Cirion 2567. En este tiempo los Rohirrim llegaron a Calenardhon.
Hallas 2605, Húrin II 2628, Belecthor I 2655, Orodreth 2685, Ecthelion I 2698, Egalmoth 2743, Beren 2763, Beregond 2811, Belecthor II 2872, Thorondir 2882, Túrin II 2914, Turgon 2953, Ecthelion II 2984, Denethor II. Fue el último de los Senescales Regentes y lo sucedió su segundo hijo, Faramir, Señor de Emyn Arnen, Senescal del Rey Elessar, C.E. 82.
(iii)
ERIADOR, ARNOR Y LOS HEREDEROS DE ISILDUR
«Eriador fue el antiguo nombre de todas las tierras comprendidas entre las Montañas Nubladas y las Montañas Azules; al sur limitaba con el Aguada Gris y el Glanduin que desemboca en él por encima de Tharbad.
»En sus tiempos de esplendor, Arnor incluía a toda Eriador con excepción de las regiones más allá del Lune y de las tierras al este del Aguada Gris y el Sonorona, donde se encontraban Rivendel y Acebeda. Más allá del Lune estaba el país élfico, verde y sereno, que los Hombres no visitaban; pero los Enanos vivían, y viven todavía, sobre la ladera oriental de las Montañas Azules, en especial al sur del Golfo de Lune, donde tienen minas aún en actividad. Por esta razón estaban acostumbrados a trasladarse al este por el Camino Grande, como lo habían hecho durante largos años hasta que llegaron a la Comarca. En los Puertos Grises vivía Círdan el Carpintero de Barcos; y hay quien afirma que vive allí todavía, hasta que el Último Barco se haga a la vela hacia el Occidente. En los días de los Reyes la mayor parte de los Altos Elfos que se demoraban todavía en la Tierra Media vivían junto con Círdan o a rodillas del mar de Lindon. Si aún quedan algunos, son muy pocos.»
El Reino del Norte y los Dúnedain
Después de Elendil e Isildur hubo ocho Altos Reyes en Arnor. Después de Eärendur, por causa de disensiones entre sus hijos, el reino se dividió en tres: Arthedain, Rhudaur y Cardolan. Arthedain se encontraba en el noroeste e incluía la tierra entre el Brandivino y el Lune, y también la tierra al norte del Camino Grande hasta las Colinas de los Vientos. Rhudaur estaba al nordeste y se extendía entre las Landas de Etten, las Colinas de los Vientos y las Montañas Nubladas, pero incluía también las tierras llamadas el Ángulo, entre el Fontegrís y el Sonorona. Cardolan estaba al sur y sus límites eran el Brandivino, el Aguada Gris y el Camino Grande.
En Arthedain la línea de Isildur se mantuvo y perduró, pero no tardó en interrumpirse en Cardolan y Rhudaur. Hubo allí a menudo disputas entre los reinos que apresuraron la declinación de los Dúnedain. El principal motivo de las contiendas era la posesión de las Colinas de los Vientos y la tierra del oeste hasta Bree. Tanto Rhudaur como Cardolan querían apoderarse de Amon Sûl (la Cima de los Vientos), que se alzaba en la frontera entre ambos reinos; porque en la Torre de Amon Sûl se guardaba la Palantírprincipal, y las otras dos estaban en poder de Arthedain.
«Fue a comienzos del reinado de Malvegil de Arthedain cuando el mal llegó a Arnor. Porque en ese tiempo el reino de Angmar se encontraba en el norte, más allá de las Landas de Etten. Sus tierras se extendían a ambos lados de las Montañas, y había allí muchos hombres malvados, y Orcos, y otras criaturas salvajes. [El señor de esa tierra era conocido como el Rey Brujo, pero no se supo hasta más tarde que era en verdad el jefe de los Espectros del Anillo, que había ido al norte con el propósito de destruir a los Dúnedain en Arnor (lo que era quizá posible porque estaban desunidos) mientras que Gondor se mantenía fuerte.]»
En los días de Argeleb, hijo de Malvegil, como no quedaban descendientes de Isildur en los otros reinos, los reyes de Arthedain volvieron a reclamar todo Arnor. Rhudaur se opuso. Allí los Dúnedain eran pocos, y el poder estaba en manos de un jefe malvado de los Hombres de la Colina, que tenía un pacto secreto con Angmar. Por tanto, Argeleb fortificó las Colinas de los Vientos 22; pero fue muerto en batalla con Rhudaur y Angmar.
Arveleg hijo de Argeleb, con ayuda de Cardolan y Lindon, expulsó al enemigo de las Colinas; y por muchos años Arthedain y Cardolan se mantuvieron fuertes en una frontera a lo largo de las Colinas de los Vientos, el Camino Grande y el curso inferior del Fontegrís. Se dice que en este tiempo Rivendel fue sitiado.
Un gran ejército salió de Angmar en 1409 y, cruzando el río, penetró en Cardolan y rodeó la Cima de los Vientos. Los Dúnedain fueron derrotados y Arveleg recibió la muerte. La Torre de Amon Sûl fue quemada y arrasada; pero la palantírse salvó y fue llevada en retirada a Fornost, Rhudaur fue ocupada por hombres malévolos sometidos a Angmar 23y los Dúnedain que se quedaron allí fueron muertos o huyeron al oeste. Cardolan fue asolada. Araphor, hijo de Arveleg, no había alcanzado la madurez todavía, pero era valiente y, con ayuda de Círdan, rechazó al enemigo de Fornost y las Quebradas del Norte. Un resto de los fieles entre los Dúnedain de Cardolan resistió también en Tyrn Gorthad (las Quebradas de los Túmulos) o se refugiaron en los bosques que se extendían por detrás.
Se dice que durante un tiempo Angmar fue sometida por los Elfos que venían de Lindon; y de Rivendel, porque Elrond trajo ayuda por sobre las Montañas desde Lórien. Fue en ese entonces cuando los Fuertes que habían vivido en el Ángulo (entre el Fontegrís y el Sonorona) huyeron por el oeste y el sur a consecuencia de las guerras y el miedo a Angmar, y porque la tierra y el clima de Eriador, especialmente en el este, habían empeorado y se hicieron inhóspitos. Algunos volvieron a las Tierras Ásperas y vivieron junto a los Campos Gladios, convirtiéndose en un pueblo ribereño de pescadores.
En los días de Argeleb II llegó la peste a Eriador desde el sureste, matando a la mayor parte del pueblo de Cardolan, especialmente en Minhiriath. Los Hobbits y todas las otras gentes sufrieron mucho, pero la peste fue decreciendo mientras avanzaba hacia el norte, y no afectó demasiado las partes septentrionales de Arthedain. El fin de los Dúnedain de Cardolan ocurrió en este tiempo, y los malos espíritus salidos de Angmar y Rhudaur entraron en los túmulos desiertos y se instalaron allí.
«Se dice que los túmulos de Tyrn Gorthad, como las Quebradas de los Túmulos se llamaron otrora, son muy antiguos, y muchos fueron levantados en los días de la Primera Edad por los antepasados de los Edain, antes de que cruzaran las Montañas Azules y penetraran en Beleriand, de la que Lindon es todo lo que queda ahora. Por tanto, esas colinas fueron reverenciadas por los Dúnedain después de su regreso; y allí tuvieron sepultura muchos de sus señores y sus reyes. [Dicen algunos que el túmulo en que el Portador del Anillo quedó encerrado había sido la tumba del último príncipe de Cardolan, que cayó en la guerra de 1409.]»
«En 1974 el poder de Angmar se hizo fuerte otra vez, y el Rey Brujo descendió sobre Arthedain antes que terminara el invierno. Ocupó Fornost y rechazó a la gran mayoría del resto de los Dúnedain más allá del Lune; entre ellos estaban los hijos del rey. Pero el Rey Arvedui resistió hasta el final en las Quebradas del Norte, y luego huyó hacia el norte con algunos miembros de la guardia; y lograron huir gracias a sus caballos.
»Por un tiempo Arvedui se ocultó en los túneles de las viejas minas de los Enanos, cerca del lejano extremo de las Montañas, pero al fin el hambre lo obligó a buscar la ayuda de los Lossoth, los Hombres de las Nieves de Forochel 24. Encontró a algunos reunidos en un campamento cerca de las orillas del mar; pero no ayudaron al rey de buen grado, pues éste no tenía nada que ofrecerles, excepto unas pocas joyas que para ellos carecían de valor; y tenían miedo del Rey Brujo, quien (decían) podía traer la escarcha o el deshielo a su antojo. Pero, compadeciéndose en parte por el macilento rey y sus hombres, y también porque éstos iban armados, les dieron algo de alimento y les construyeron chozas de nieve. Allí tuvo que esperar Arvedui a que le llegara ayuda desde el sur; pues sus caballos habían muerto.