355 500 произведений, 25 200 авторов.

Электронная библиотека книг » C. J. Cherryh » Cyteen 3 - La Vindicacion » Текст книги (страница 3)
Cyteen 3 - La Vindicacion
  • Текст добавлен: 6 октября 2016, 23:13

Текст книги "Cyteen 3 - La Vindicacion "


Автор книги: C. J. Cherryh



сообщить о нарушении

Текущая страница: 3 (всего у книги 22 страниц)

Al final, lo único que importa es la sabiduría, no el hecho que la produjo. Pero tenemos que saber exactamente dónde radica la sabiduría.

Debemos transmitir sólo lo esencial a la siguiente generación. La experiencia es una maestra brutal e imprecisa cuando está en su mejor momento.

Y el tiempo en que podemos alcanzar a toda la humanidad, el tiempo en que la humanidad puede ser accesible para nosotros, es brevísimo.

'Tú verás más allá que yo, joven Ari. Tal vez seas la única mente de tu tiempo que pueda contemplar todo el problema. Espero que los hechos te hayan dado el poder que yo tenía; pero no importa: si te he preparado para conservarlo, también te habré preparado para adquirirlo. Pero sobre todo, domínate. Si sobrevives para alcanzar el poder que yo tengo, tendrás que vivir en un límite muy estrecho entre la megalomanía y la divinidad. O dejarás que tu rabia alcance a la humanidad, o abdicarás a la cobardía.

Si fracaso contigo, habré fracasado en todo, y tal vez haya creado algo peor de lo que existe en la actualidad; o tal vez haya condenado, al menos, a la mitad de la humanidad a la guerra o ala tiranía más terrible.

Si he triunfado, todavía hay trabajo que hacer para mantener la mano sobre el timón. Las situaciones cambian constantemente.

Si no he hecho nada, preveo una guerra que puede representar el fin de la humanidad: hay demasiada gente que reside sólo en dos planetas y depende demasiado de centros de producción demasiado escasos. Somos demasiado jóvenes en el espacio, nuestros sistemas de mantenimiento y sostén son demasiado frágiles, y nuestros sistemas de valores todavía contienen elementos del hacha de piedra y la espada.

Esta convicción es la única segundad moral que tendré hasta el final.

Estudia las Guerras de las Compañías. Estudia la historia de la Tierra. Estudia las cosas que somos capaces de hacer.

Tu acceso de Seguridad tiene efectividad en el Departamento de Ciencias desde hoy, con rango de jefe de Departamento, en el Territorio Administrativo Reseune.

Si quieres más explicaciones, búscalas en Seguridad de Reseune, acceso vía Seguridad 10, palabra clave: acreditación.

VI

—No, ser —dijo Ari, con las manos cruzadas sobre la mesa.

Los micrófonos recogían su voz y la trasmitían aumentada, una caricatura de la voz de una jovencita. Estaba sola en una mesa frente a los Nueve. El tío Giraud en el sillón de Ciencias; y Nasir Harad y Nguyen Tien; Ludmilla de Franco; Jenner Harogo; Mikhail Corain; Mahmud Chávez; y Vladislaw Khalid, que la miraba con total hostilidad. Corain había formulado la pregunta.

–No, ser. No voy a darle una transcripción. Ya he explicado por qué. No sería todo. Y eso es peor que nada. Les estoy diciendo lo importante. El almirante Azov envió la colonia aunque Ari le advirtió que no debía hacerlo; ella estaba en contra porque se daba cuenta de que era demasiado peligroso. Y él siguió adelante. Esto es lo importante... Déjeme continuar... —dijo cuando Corain la interrumpió—. Por favor.

–No creo que vaya a olvidar lo que quiere decir —espetó Corain, seco.

El martillo de Harad golpeó sobre la mesa.

–Continúe, joven sera.

–Esto es importante. Esto es lo más importante. El almirante Azov le pidió a mi predecesora una colonia en ese mundo porque el planeta se parecía a la Tierra y porque estaba cerca de Pell. Defensa quería asegurarse de que si la Alianza llegaba ahí al cabo de cincuenta o cien años, encontraría un planeta lleno de gente de la Unión, o un desastre ecológico que contaminaría el planeta con enfermedades compatibles con los seres humanos.

Eso perturbó al Concejo. Inclinaron las cabezas y el martillo volvió a bajar.

–Dejen terminar a la muchacha.

–Eso está en las notas. Querían que Reseune se encargara del proyecto. Querían que Ari diseñara una cinta para que los azi pertenecieran a la Unión para siempre, pasara lo que pasase, y que causaran problemas dentro de la Alianza cuando la Alianza los recogiera. Ari trató de decirles que eso era una locura. Pero no le hicieron caso.

»Así que Ari atendió sus demandas y solicitó material inmunológico, no sé qué, pero mi tío hablará de eso. Lo que hicieron fue usar virus para transferir material, y eso se hizo de una forma muy parecida a la que se utiliza para el tratamiento genético. Y recogieron cosas que esperaban ayudaran al sistema inmunológico de los colonos, pero había otro contratista en el que Ari no confiaba y no sabía si no iban a arrojar algo en Gehenna, algo que Reseune ignorara.

–¿Conoce el nombre de ese contratista? —preguntó Corain.

–Era Laboratorios Fletcher. En mayo de 2352. Es todo lo que ella llegó a averiguar.

Eso puso nerviosos a los del Concejo. Llegó una ayudante y habló con Khalid. Otros también aprovecharon la oportunidad.

–Pero ella estaba a cargo de organizar la colonia —objetó Corain un momento después, cuando las cosas se calmaron—. Describa su actuación,

–Ella debía elegir a los azi y entrenarlos; y también diseñó la cinta principal de instrucciones. Querían que Ari hiciera cosas ilegales como introducir instrucciones escondidas. Ella diseñó la cinta profunda de instrucción primaria y preparó los contratos de los azi, de modo que si desaparecían los CIUD, sintieran que el contrato lo tenía el mundo mismo.

–Quiere decir que no tuvo en cuenta las órdenes de Defensa.

–Si hubiera obedecido a los militares, toda la colonia habría muerto, o en caso de sobrevivir, las enfermedades de la tercera o cuarta generación hubieran sido muy peligrosas, los psicogrupos interactúan con el medio, ya saben. Ellos no quisieron escucharla.

–Tiempo —dijo el presidente Harad—. Canciller Chávez, de Economía.

–Usted considera que está calificada para presentar esta declaración —dijo Chávez, que en realidad, seguía con la misma pregunta.

–Ser, eso es evidente.

–No me importa si le parece evidente —replicó Chávez—. Usted está atribuyendo motivos constantemente, está atribuyéndoselos a personas de las cuales usted sólo conoce a una, y no me queda claro cuándo está citando y cuándo interpreta. Estoy hablando de su predecesora, joven sera, que es la persona sobre cuyas notas se supone que está usted testificando. No estamos interesados en sus propias interpretaciones de esas notas.

–Sí, ser. —Ari respiró hondo y ocultó la rabia detrás de una mirada dócil—. No voy a explicar nada, entonces.

–Sugiero que respete a este cuerpo de representantes, joven sera. Acaba de obtener la mayoría de edad; eso significa, joven sera, que está obligada a portarse como una persona adulta.

Ella miró al canciller Chávez, volvió a unir las manos y se quedó sentada allí.

–Siga, joven sera —invitó Harad.

–Gracias, ser presidente. Lo lamento; explicaré las cosas sólo si ustedes me lo piden. Las notas de Ari no son técnicas; dijo, y ahora cito: «Defensa insistió. Les expliqué los problemas de las interacciones ecológicas con todo detalle. Los mismos psiquiatras de Defensa trataron de hacerles comprender mis argumentos; por desgracia, los almirantes ya habían tomado su decisión: el sistema de la carrera militar hace muy difícil, casi imposible, que un burócrata del Departamento de Defensa se desdiga de una posición. Aunque...»

–Joven sera —la interrumpió Chávez—. Este Concejo tiene un tiempo limitado. ¿Podríamos omitir las observaciones profanas de la ex canciller?

–Sí, ser.

–Continúe.

–Ésa era la respuesta.

–No ha contestado todavía. Voy a repetirle la pregunta. ¿Cuál fue, específicamente, el argumento que esgrimió Emory frente a Defensa?

–No puedo contestar sin una explicación.

–¿Qué dijo Emory?

–Dijo que no debían hacerlo porque el medio afectaría los psicogrupos y no se podría readaptar la cinta para la situación. Y Defensa no tenía datos suficientes sobre el medio del planeta. Ésta era la primera razón por la que ella pensaba que estaban locos.

–Ella sabía eso cuando hizo el diseño original. ¿Por qué lo realizó entonces?

–Porque lo llevó a cabo durante la Guerra. Si la humanidad se hubiera eliminado a sí misma del espacio y hubiera tomado los planetas también, ése era un lugar donde la humanidad podía haber sobrevivido. Era muy peligroso, pero eso no importaba si ellos eran los únicos que quedaban.

–¿Cuál era el peligro?

–Si lo repito, usted se enfadará.

–Dígalo.

–Dejar que funcionara un psicogrupo en un medio desconocido. ¿Quiere que explique técnicamente por qué es peligroso?

Los expansionistas rieron disimuladamente. Hasta Tien, que era un centrista.

–Explíquelo —pidió Chávez, demostrando una paciencia sorprendente. Ella decidió que después de todo, le gustaba aquel hombre. No era estúpido. Y sabía retroceder cuando lo atrapaban.

–La cinta profunda es realmente simple y general: tiene que ser así. Si usted hace que una agresión forme parte del grupo y están en un medio amenazador, expandirán la agresión por encima de cualquier otra cosa, y la violencia proliferará a través de los grupos hasta la superficie. Si pone un bloqueo contra la violencia, podría proliferar igualmente y tal vez no pudieran defenderse. La cinta profunda va muy abajo, hasta el punto de determinar cómo reaccionará una persona cuando algo la asusta. Llega a la base de los grupos lógicos. Y casi tiene que ser levemente ilógica, porque si se toma como base la lógica pura, el sujeto no reaccionará hasta entender lo que pasa. Los grupos profundos son una desventaja para todo lo que representa lucha o fuga. Y otras cosas semejantes. Y el Departamento de Defensa no dio ninguna posibilidad a Ari senior de diseñar grupos profundos que pudieran ser mucho más adecuados para Gehenna. Entraron y le dijeron que programara azi militares adultos para colonizar, y que los querían al cabo de un año. Ella les explicó que era imposible. Los convenció de que pusieran un grupo de granjeros entre los soldados. Así que compuso un depósito genético de tipos que tuvieran todas las habilidades posibles y los grupos profundos que tal vez contaran con algunas respuestas correctas para el medio, fuera el que fuese.

–En otras palabras, mintió al Departamento.

–No tuvo más remedio. Iban a arrojar a sus propios azi a un mundo aislado yestaban diciendo a su propio equipo de psicología que quebrantaran la ley y trataran de hacerles una intervención en los grupos profundos. El personal de psicología de los mismos militares dijo que era una estupidez, y algunos de ellos amenazaron con hablar en el Concejo, pero el almirante Azov le dijo a uno de ellos que podía terminar en Gehenna él mismo si seguía armando jaleo y poniendo trabas al proyecto. Aquel hombre se lo contó a Ari. Entonces, ella pensó en sacar el asunto a la luz en el Concejo, pero después se le ocurrió la posibilidad de que la humanidad se autodestruyera por completo, y ahí fue cuando decidió seguir adelante, pero con más medidas preventivas de las que deseaba Defensa.

»No podía dar marcha atrás y hacerles un lavado de cerebro a todos los azi y empezar de nuevo. Ésa era otra sugerencia insensata de los militares. Reseune no tenía suficiente lugar físico. Y la gente no se recupera tan fácilmente del lavado de cerebro como para que después pudieran dejarlos allí tirados a su suerte, sin ayuda psicológica. Así que ella no podía trabajar con los grupos profundos. Los estudió todos y decidió algo muy simple: les dijo a los azi que aquel planeta les pertenecía y que debían cuidarlo y sobrevivir, y transmitir a sus hijos los conocimientos importantes. Lo más positivo y simple que pudo. Porque no sabía cuánto tiempo estaría perdido Gehenna ni cuánto cambiaría en ese tiempo.

»Y éste es el peligro. Las generaciones son muy cortas en Gehenna. Ya ha habido muchos cambios. La Alianza está asustada porque temen que haya algo en el planeta, algo como una base secreta, pero si hay algo parecido, no aparece en las notas. La mayoría de los que sobrevivieron son azi y apenas queda un resto de cultura CIUD. Eso significa que el programa subsistió.

»Hay demasiada gente a quien deberían someter a un lavado de cerebro, miles y miles. Tendrían que borrarlo hasta el fondo, y eso significa mucho trabajo psíquico, y no tienen una Reseune. El canciller Nye les puede decir los recursos que deberían tener para...

–Habría que tener un lugar del tamaño de Reseune —intervino Giraud– dedicado solamente a eso al menos durante diez años; y la reinserción de tantos individuos sometidos a un lavado de cerebro en la sociedad normal involucraría todo lo que tuviéramos. Estamos hablando de treinta mil individuos. O más. Todavía están tratando de calcular la cifra. Nadie tiene un lugar adecuado donde dispersarlos, y seguirían reuniéndose. Una unión de ese tipo significa comunidad y una comunidad comporta una identidad cultural. La Alianza no cuenta con una base de población que pueda absorverlos. Nosotros tampoco. Ni siquiera debemos mencionar la idea de dejarlos sueltos en la Tierra.

–Además, probablemente no puedan encontrarlos a todos —continuó Ari—. Así que no pueden evacuarlos. Siempre serán diferentes; y siempre constituirán un problema. Son una población azi. No son CIUD, no se parecen a los CIUD. Si se los juzga según el pensamiento CIUD, enloquecerán. Enseñar a sus hijos forma parte de su grupo mental; y si uno los trae al siglo xxv, que es otro medio, eso afectará el programa y provocará más y más cambios. Eso es lo que dice Emory. Si fuera la segunda generación, podríamos volver a integrarlos, pero están en la cuarta. Cuando se llega a la cuarta, dijo ella, el resultado es algo totalmente diferente. Y ellos no tienen rejuvenecimiento. Los mayores mueren antes de los cien años. Por lo que me han dicho, más bien mueren cerca de los cuarenta o cincuenta. Eso no les da tiempo para vivir con sus hijos ni de enseñarles gran cosa acerca de lo que significa ser adultos. Ya son más diferentes de lo que nosotros lo somos de los de la Tierra. Eso es lo que dijo Emory.

–No tengo más preguntas —dijo Chávez.

–Vamos a hacer un descanso para almorzar —declaró Harad—. Y después veremos las preguntas de Tien. ¿Puede seguir, joven sera?

–Estoy bien —respondió ella—. Después del almuerzo. Gracias, ser.

—Estoy muy preocupado, sera —dijo Tien, desde el estrado donde se sentaban los Nueve. Hablaba con mucha calma, con mucha amabilidad, como siempre—. Debo decirle que me preocupa el acceso de seguridad que le ha concedido el Departamento de Ciencias. Ya sé que es usted una jovencita muy madura. Pero estamos manejando informaciones que pueden significar la paz o la guerra, y todo esto ha caído en sus manos de forma prematura. ¿Alguna vez habla con sus amigos sobre estas cosas?

–No ser, nunca. Jamás. —Era una pregunta justa. Hasta el momento, Tien se había mostrado justo con ella.

–¿Entiende la importancia de no contar a los periodistas todo esto?

–Sí, ser. Lo entiendo bien. He hablado de esto con Denys Nye, Giraud Nye y el Concejo. Nadie más. Y mis azi, pero ellos no lo saben todo y no están en la habitación cuando trabajo con el sistema. Y no hablan. Pertenecen a Seguridad de Reseune y su psicogrupo les impide discutir nada que tenga que ver conmigo, ni siquiera trivialidades o detalles ínfimos.

–Entendemos eso. ¿Puede estimar cuánta información se está guardando? Ah. Muy buena pregunta.

–Mi predecesora tenía algunas teorías sobre lo que pasaría en Gehenna. —Trata de contestar sin contestar—. Pero son complicadas y no puedo exponerlas porque están expresadas en estructura de diseño y me va a llevar mucho tiempo entenderlas. El Departamento de Ciencias va a darnos los datos de Gehenna a medida que...

–¿Se los va a dar a usted?

–Ser, a quienquiera que esté trabajando en el proyecto, pero seguramente a mí, ser, sí, ya que soy quien tiene las notas de mi predecesora.

–Tiempo —dijo Harad—. Almirante Khalid.

–Hablemos de las notas —empezó Khalid—. Y de por qué las notas, si es que existen, no están en manos de un investigador competente.

–Técnicamente, Ari es supervisora de Ala —dijo Giraud—. Y es competente.

–No tiene nada que hacer con las notas —espetó Khalid—. ¿O debemos creer que Reseune está en manos de una niña de quince años y de una mujer muerta? Eso cuestiona más la competencia de la Administración de Reseune que la de ella. No tengo nada contra la niña. Pero tengo bastante contra Reseune. Y encuentro pruebas de una mala administración muy grave. Muy grave. Creo que tengo evidencias más que suficientes para extender esta investigación a los actos de Reseune que han creado esta situación.

–Si quiere, puede hacerlo —replicó Giraud—. Pero con eso no va a conseguir las notas.

El martillo golpeó sobre el estrado. Muchas veces.

–Joven sera —dijo Khalid—. Puedo demandarla por desobediencia de una orden del Concejo. Y a su administrador y a otros que la apoyan.

Ari tomó un trago de agua. Cuando todo se calmó, subrayó:

–Usted puede arrestar a quien quiera, pero lo que quiere saber pertenece al ámbito de la ciencia, y para entenderlo tiene que preguntar a los científicos. Nosotros somos científicos. Los laboratorios no tienen a nadie que pueda leerlas. Ni Defensa. Yo le estoy diciendo lo que hay en esas notas y lo que va a encontrar si pone a un científico para descifrarlas. Si no me cree ahora, ¿por qué me creería entonces? El martillo volvió a golpear.

–Canciller. Sera. Por favor. Canciller Khalid.

–Estamos tratando con una chica inmadura —aseveró Khalid—, que se ha visto empujada a adoptar esta postura desde la Administración Reseune. Repito. Lo que tenemos que hacer es ampliar esta investigación hasta que consigamos individuos que actúen con responsabilidad. Es una cuestión de seguridad nacional. La Ley de Secreto Militar...

–El canciller transgrede las normas —señaló Giraud.

–... requiere una investigación para cualquier mal manejo de información secreta. El manejo que permitió que una niña de quince años dejara escapar información frente a las cámaras, información que nunca debió haber llegado al público...

Otra vez el martillo.

–Canciller, operamos bajo ciertas reglas, si me permite que se lo recuerde. Esto no es un debate.

–Hay una crisis diplomática. Nuestros enemigos tienen un pretexto para romper los tratados, incluyendo un acuerdo armamentístico, y eso no nos conviene. Están hablando de complots, ser, y no tienen ni idea de lo que son los azi ni de lo que pueden hacer. Este es el resultado de practicar diplomacia a través de la prensa.

–El canciller transgrede las normas —repitió Giraud.

–Almirante —advirtió Harad—, está pasando su tiempo. ¿Tiene una pregunta para la testigo?

–Sí. Bajo juramento, joven sera, y teniendo en cuenta que podemos procesarla por perjurio, ¿cuánto tiempo hace que conoce la existencia de estos ficheros?

–¿Los ficheros de Gehenna? Aparecieron cuando usé las palabras clave.

–¿Cuándo?

–Un día después de que usted ganara la elección.

–¿Dónde consiguió las palabras clave?

–Denys Nye me las sugirió. —Era malo tener que admitirlo—. Pero...

–Esto significa que antes no existían. Gracias, joven sera. Esto aclara muchas cosas.

–Esto es un psico, ser. No prueba nada. Tenía que saber. Mi acceso...

–Gracias, ya hemos oído la respuesta.

–No, usted acaba de inventar una.

–El Concejo no acepta esa falta de respeto, sera.

–Sí, ser. Pero no estoy obligada a aguantar que me llamen mentirosa. Usted nos amenazó, yo pedí mi mayoría de edad, eso disparó...

–No es usted quien miente, simpática sera. Usted ha sido engañada junto con todo el Concejo. Su tío inventó esos archivos. Los organizó desde el principio. Lo del sistema protegido no constituye un secreto. Son informes que Reseune no quiere hacer públicos por razones muy evidentes, y Reseune la creó a usted para que fuera un obstáculo entre el Concejo y la mala administración que se está llevando a cabo en el centro.

–No, ser, estoy bajo juramento. Yo estoy bajo juramento y usted no. Cuando conseguí la mayoría de edad, el programa me dio las notas. Así que cuando usted presentó su protesta, el programa se disparó. Es la verdad. Y repito que yo soy quien está bajo juramento.

Hubo unos movimientos leves en los bancos. Un ruido nasal de Catherine Lao.

–Su tío organizó los archivos y la preparó para este asunto.

El martillo golpeó de nuevo.

–Es suficiente, canciller. La siguiente pregunta.

–Me parece que sólo estamos oyendo las invenciones de Denys Nye en este fiasco diplomático —acusó Khalid—. Reseune está haciendo política como siempre, y ha ostentado demasiado poder durante mucho tiempo.

–¿Qué le parece si hablamos del poder que tiene Defensa? —intervino Giraud.

–Tenemos un caso claro de conflicto de intereses en el Concejo. Y tenemos embajadores de Pell y de la Tierra formulando preguntas que preferiríamos no contestar.

–Tenemos un claro conflicto de intereses dentro de Defensa —replicó Giraud—, ya que su Departamento fue el responsable de este lío en Gehenna y lo llevó a cabo pese a las protestas de Ciencias. Como acaba de declarar la testigo.

–Tiempo —indicó Harad y bajó el martillo sobre el estrado.

–Tengo que contestar eso —dijo Khalid.

–Ha finalizado su tiempo.

–No me gustaría acusar al Concejo de política partidista e interesada. ¡Pamm!

–¡Transgrede las normas, canciller!

Ari tomó otro trago de agua y esperó hasta que el presidente resolviera el conflicto. Corain anotaba algo. Y Lao y muchos de los ayudantes. Corain tal vez quería poner a Khalid en la palestra y convertirlo en el villano, ya que Khalid era quien tenía problemas. Era obvio que se estaba formando una recusación al sillón de Khalid, un hombre llamado Simón Jacques. Mucho menos aparatoso. Reseune hubiera preferido a Lu, pero la edad de Lu no era una ayuda y además había un lío por debajo de la mesa.

Corain había hablado muy en secreto con Giraud, y Jacques era un acuerdo de ambos para sacarse de encima a Khalid. Pero eso no significaba que Corain fuera a impedir que Khalid acosara a Reseune. Significaba que, bajo mano, Corain no deseaba que Defensa engullera a Reseune de la misma forma en que hubiera deseado que no existiera en absoluto.

Mientras tanto, Khalid había roto las negociaciones de un gran contrato con Reseune. Era una amenaza considerable, pero Khalid no hacía más que detener el asunto: no podía conseguir las cintas en ningún otro lugar.

Y la ley que protegía a los azi convertía la exclusividad de Reseune en la producción de cintas en un asunto de derechos humanos, porque Reseune era la guardiana legal de todos los azi, en todas partes, Reseune podía dar por terminados todos los contratos de azi con Defensa; no iba a hacerlo, por supuesto, pero, decía Giraud, hacía años que Defensa estaba luchando por conseguir el acceso a las cintas de los soldados, desde su nacimiento hasta los dieciocho años, yReseune nunca iba a entregarlas. Esa era la razón por la que Khalid quería nacionalizar Reseune. Khalid decía que en LINEAS ESPACIALES RESEUNE se había dado una mala administración con Jenna Schwarts; pero hacía que pareciera que hablaba de la administración actual, es decir, Ollie, y por este motivo Ari se sentía furiosa; Defensa afirmaba también su preocupación por la existencia de algo enterrado en las cintas de entrenamiento; y Khalid amenazaba con promulgar una ley para finalizar el monopolio de Reseune en cintas y en licencias.

De acuerdo, decía Giraud, de todos modos Khalid no tiene los votos que necesita; la posición de Khalid era impopular incluso en su propio partido, que no quena que hubiera más laboratorios azi, sino menos; así que todo el asunto de Gehenna era un arma manipulada por distintos intereses al mismo tiempo. A Corain le habría gustado aprovechar mucho más la situación, pero estaba preocupado por Khalid.

Todo era una locura. Las bolsas de valores subían y bajaban con los rumores. Chávez, de Economía, estaba enfurecido y envió una orden de terminar con los rumores; así que ninguna nave podía salir del puerto por unos días porque no querían que la información acerca de un mercado en baja saliera a una velocidad mayor que la de la luz a través de la Unión y llegara a Pell y a la Tierra; querían estabilizar el mercado antes de dejar salir a las naves, y eso molestaba al Departamento de Comercio y al de Información, que daban aullidos sobre el tema de la censura en el comercio. Era un lío terrible. En realidad, todos estaban nerviosos.

El Concejo no aceptará esto, había dicho Giraud. Y amargamente añadió: La situación se está poniendo muy seria, Ari, muy seria.

Había un sector en la línea dura de los militares, afirmaba Giraud, que se había desarrollado durante años, muchos de ellos eran de la vieja guardia y acusaban a Gorodin y a Lu por haber gastado el presupuesto en el proyecto Fargone y no en los programas que ellos querían llevar a cabo; ellos habían apoyado a Khalid en las elecciones y querían más naves y más sistemas de Defensa hacia la frontera de Sol, pero la noticia corría por los pasillos de la Alianza y había puesto muy nerviosos a los centristas.

Mientras tanto, todos pensaban que Jacques era un hombre de Gorodin y que tal vez renunciaría y nombraría a Gorodin como su sucesor si lo elegían; y los amigos de Lu estaban furiosos porque lo consideraban una traición.

Una locura.

–Esta crisis se ha producido —estaba diciendo Khalid, que discutía con Harad– porque Reseune está haciendo acusaciones con toda impunidad basándose en documentos que sólo el Departamento de Ciencias ha visto. ¡Y, por supuesto, ya sabemos que el Departamento de Ciencias está absolutamente limpio de la influencia de Reseune!

Giraud tenía razón. Khalid era un desastre con la prensa, pero era rápido e inteligente. No podían subestimarlo.

Pero Harad volvió a golpear con el martillo.

–Canciller Lao.

–La pregunta es... —Gracias a Dios ahora era el turno de Lao. El tío Giraud estaba descalificado por el conflicto de intereses. Harad, de Estado, también, porque era el presidente—. La pregunta es muy simple. ¿Por qué la cuarentena?

–Son impredecibles, canciller. Por eso. Tenemos enormes ordenadores que hacen las proyecciones de sociología cuando trabajamos con psicogrupos. Tratamos de equilibrar las poblaciones para que tengan grandes depósitos genéticos y controlamos los psicogrupos para asegurarnos de que no hemos puesto varios grupos que unidos puedan crear problemas sociales cuando todos sean CIUD. Ese mundo, ese planeta entero, es totalmente salvaje y artificial al mismo tiempo, no guarda relación alguna con la historia de la Tierra, es simplemente Gehenna y sólo eso. No sabemos lo que es. Y por eso Ari estaba tan nerviosa. Esos grupos azi podrían haber estado bajo Dios sabe qué intervenciones mientras disponían de kat y sabían que tenían problemas; Dios sabe lo que decidieron hacer los supervisores; o incluso si había supervisores al final. —Hay que decirles eso, hacerles olvidar lo de las predicciones sociológicas—. Si esta gente sale a la Alianza o a la Unión, y viven ahí de ahora en adelante y son diferentes... Ari no dijo que no debiera hacerse jamás. Dijo que hay un período en el que es mejor dejar a Gehenna tranquila para que crezca sola, para ver cómo se va a comportar cuando entre en la corriente de la cultura principal. Tal vez nunca se pueda llevar bien con nosotros. Tal vez sea algo muy beneficioso. No lo sabemos. No ahora.

–¿Cómo vamos a saberlo? ¿Ella lo controló en esos ordenadores?

–Va cambiando con cada generación. Se relaciona con todos esos psicogrupos. Se relaciona con la mezcla misma. Nuestros programas de Sociología mejoran día a día. Ari lo controló cada diez años hasta que murió. Pero sus datos eran sólo los iniciales; únicamente estaba comprobándolos con los nuevos programas de Sociología. Tenemos que controlarlos con los nuevos datos. Tenemos que hacer todos los grupos con el programa maestro y después integrarlos, la encargada de hacer esto es Sociología. Reseune está transfiriendo los nuevos datos para hacerlo. Pero representa un trabajo muy largo; necesitamos mucho tiempo de ordenador. Y necesitamos estar más al día. Podemos decirle mucho al Concejo. Pero no de un día para otro, y no hay nada, nada que puedan entender los legos, sera, los únicos ordenadores que pueden leerlo son los nuestros. Así que lo mejor, lo que quiere Reseune, es mantener el planeta tal como lo quiere la Alianza, con el menor contacto posible hasta que recojamos nuevos datos. Si la gente empieza a meterse será como tratar de hacer una buena medición con alguien que sacude los instrumentos. Tenemos que recoger todas las influencias, porque incluso el equipo de descubrimiento que aterrizó allí debe de haber provocado un cambio.

–Esto no es un campo de juegos para el Departamento de Ciencias, sera —dijo Khalid.

–Ni para el de Defensa —replicó Lao, severa. El martillo volvió a sonar.

Ella descansaba sobre la cama del hotel, relajada, mientras Florian y Catlin le cepillaban el cabello y se durmió así, puf, de pronto, fuera, ya no estaba allí.

Se despertó bajo las mantas, y observó que Florian y Catlin habían bajado mucho la luz. Catlin se había tendido en la otra cama y Florian estaba sentado en una silla en el rincón.

–Dios —exclamó ella, y eso despertó a Catlin inmediatamente—. Id a dormir, por favor. Hay batallones de Seguridad en el pasillo. ¿No es cierto?

–Sí, sera —admitió Florian. Y Catlin dijo:

–Hay veintisiete de guardia, sera.

–Bueno, entonces id a dormir.

Era poco decir para gente que la quería lo suficiente como para permanecer despierta después de un día como ése, pero ella todavía estaba exhausta y se olvidó de todo, aferró la almohada con el brazo, hundió la cabeza y se movió hasta que consiguió un lugar oscuro.

De todos modos, Florian apagó las luces y ella lo oyó cruzar la habitación y sentarse en la otra cama y empezar a desnudarse.

Ella empezó a dormirse otra vez, lentamente. Mañana por la mañana le tocaría el turno al tío Giraud en el Concejo. Después al secretario Lynch, de Ciencias; al secretario Vinelli, de Defensa; al almirante Khalid... Dios, Khalid; y después ella de nuevo, en cuanto terminaran los demás. Esperaba que Giraud y Lynch lo hicieran bien. Y cuando le tocara a Vinelli y a Khalid, Giraud podía preguntar como cualquiera de los demás.

Eso sin tener en cuenta que Khalid iba a atacar al tío Giraud y a Lynch como había hecho con ella.

Iba a ser una semana muy larga.


    Ваша оценка произведения:

Популярные книги за неделю