Текст книги "Cyteen 3 - La Vindicacion "
Автор книги: C. J. Cherryh
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Научная фантастика
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–Entonces, ¿qué?¿Qué te preocupa?
–No lo sé. —Justin se pasó la mano por la parte posterior del cuello—. Estar aquí, supongo. Este lugar, esto... —Pensó en una sala marrón y azul; y con un movimiento interno de reacomodación se dio cuenta de que aquél recuerdo cálido no lo había devuelto al apartamento de Jordan—. Dios. ¿Sabes dónde quisiera poder ir ahora? A nuestra casa. La casa... —La cara que había en el espejo no era la que tenía ahora. Era la cara del joven. Diecisiete años llenos de inocencia, al otro lado del amontonamiento de botellas junto al lavabo, listo para salir aquella noche...
Un destello de cinta, amenazante y caótico. El sabor de la naranja.
–... antes de que pasara todo esto. Es una idea inútil, ¿verdad? Ni siquiera quiero volver a ser ese joven. Solamente quisiera estar allí sabiendo lo que sé hoy.
–Era agradable estar allí —recordó Grant.
–Y yo era tan tonto...
–No lo creo. Justin agitó la cabeza.
–Yo sé que no lo eras —dijo Grant—. Ponte en el lugar de Ari. Pregúntate lo que habrías sido, con su horario y sus ventajas, con las cosas que le han hecho. Habrías sido...
–Diferente. Más insensible. Más maduro.
–... otra persona. Otra persona totalmente distinta. Los CIUD sois muy impredicibles. Vosotros sois muy crueles unos con otros, sin pretenderlo.
–¿No crees que es necesario? ¿Podemos aprender sin poner la mano en el fuego?
–Estás preguntando a un azi, ¿recuerdas?
–Estoy preguntando a un azi. ¿Hay alguna forma de sacar a Ariane Emory de su grupo genético, o a mí del mío?
–¿Sin tensión? —preguntó Grant—. ¿Se pueden lograr estados de contradicción intelectualmente cuando esos estados tienen bases endocrinas? ¿Te parece que la tensión procedente de cinta puede ser menos real, dejar menos dolor que la experiencia, sin tener en cuenta la posibilidad de quebrarte el cuello, claro? ¿Y si la cinta que grabó Ari, fuera solamente cinta? ¿Y si nunca llegó a suceder y fue sólo una ilusión? ¿Habría diferencia? ¿Y si la madre de Ari no hubiera muerto y ella solamente pensara que fue así? ¿Estaría cuerda? ¿Podría confiar en la realidad? No lo sé. De verdad que no lo sé. Me molestaría mucho descubrir que todo lo que he creído hasta ahora era cinta; y que llegué directo de la ciudad con todo eso en mi mente como un sueño.
–¡Por Dios, Grant!
Grant volvió la muñeca izquierda hacia la luz, y mostró la cicatriz cruzada que tenía desde el episodio de Winfield y los abolicionistas.
–Esto es real. A menos, claro, que sea algo que mis artífices instalaron junto con la cinta.
–Esto no es bueno para ti. Grant sonrió.
–Es la primera vez en años que me dices que me calle. Te he atrapado, ¿verdad?
–No hagas bromas.
–No tengo problemas con la realidad. Sé distinguir que una vivencia es cinta cuando la siento. Y recuerdo que me construyeron de forma correcta, con los grupos lógicos donde deben estar, gracias a mis creadores. El flujo de cinta está demasiado cerca de lo que hizo Giraud en la Guerra, no quiero ni pensarlo, construir mentes y después destruirlas; borrar el cerebro y reconstruirlo, una y otra vez, con cosas que el sujeto no puede controlar; y dejar mucho campo a la imaginación. Sinceramente, no lo sé, Justin. Si hay una clave para poner en cinta esas experiencias, Giraud podía comprenderlas, ¿no te parece irónico?
Tenía sentido, un sentido extraño, vago, suficiente para producir otro escalofrío en la columna y una sensación de frío en los huesos.
–Hablar de teoría con Giraud... —Pero Giraud estaba muerto. Y no había nacido—. Nunca lo he logrado.
–El problema es, en esencia, si se puede sustituir la realidad con la cinta. Yo soy muy capaz,Justin; pero sudé frío en ese vuelo hacia Planys, estaba tan indefenso durante el viaje... Eso es lo que estás dejando aparte: la supervivencia en el mundo real.
Justin estornudó.
–Crees que no me preocupo.
–Pero podrías aprender muchísimo más rápido. De nuevo la vieja diferencia: tú aprendes por la contradicción; yo mediante la lógica. Ningún agregado CIUD es lógico. Te he atrapado de nuevo.
Justin lo pensó y finalmente sonrió, en el apartamento maldito y gris, en la elegante cárcel que les había asignado Ari. Por un momento le pareció casi un hogar y recordó que era el lugar más seguro en que hubiera estado desde ese primer apartamento tan querido, tan entrañable.
Después volvió la vieja angustia, el gran silencio de Reseune, los salones vacíos, todo en medio del flujo.
Hubo una ruptura brusca en el vídeo, una noticia que dejó al locutor en mitad de una palabra.
El Hombre Infinito apareció en la pantalla. Sonó la música. La gente ya no se preocupaba por estas cosas. Alguien había dado una patada a un cable y todo el sistema de vídeo de Reseune se había desconectado.
O era obra de Seguridad, para determinados apartamentos, cierto público en especial...
Dios mío,pensó Justin, con una repentina oleada de preocupación, un viejo hábito de casi toda la vida. ¿Estaban vigilando? ¿Han pasado la seguridad de Ari? ¿Qué pueden haber oído?
VI
—Tío Denys —transmitió Ari en el camino, a través de la Base Uno y la unidad de comunicación de Catlin—, tengo que hablar contigo inmediatamente.
–Oficina del laboratorio —había respondido Seely.
Miradas preocupadas los siguieron por los laboratorios desde el momento en que entraron; técnicos que sabían que algo andaba mal con Denys; azi, que si no captaban la situación, sabían interpretar a los técnicos y se preocupaban mucho; y ahora una entrada inexplicada de un importante miembro de la Familia, que venía directo del funeral, de riguroso luto, y se dirigía a las oficinas del laboratorio a toda velocidad. No era raro que todo el laboratorio se quedara de pie, mudo, observando, pensó Ari; y al menos podía admitir libremente cuanto sabía, excepto Lo que estaba haciendo Planys.
Más allá de los tanques, junto a los técnicos, en el lugar donde ella había nacido, donde seguramente ahora había media docena de Giraud en proceso, por las escaleritas de metal hacia la pequeña oficina administrativa que Denys había pedido. Era evidente que Seely estaba mirando por el cristal, que era opaco hacia el exterior, porque abrió la puerta para dejarlos pasar antes de que ella terminara de subir las escaleras.
Denys estaba detrás del escritorio, al teléfono, hablando con Seguridad, por lo visto. Ari se calmó con una respiración profunda.
–Gracias —dijo cuando Catlin le acercó una silla; se sacó los guantes y la chaqueta, se los dio a Catlin y se sentó de nuevo cuando Denys colgó el teléfono.
–Bien, sera —dijo Denys—, ya tenemos el resultado de tu intromisión con Seguridad en Planys .
–¿Dónde está Jordan?
–Bajo arresto en Planys. Él y su compañero. ¡Hijo de puta!
–Mmm, Justin está conmigo.
–¿Estás segura?
–Claro que sí. Ahora quiero hablarte de él.
—Ser —dijo Florian, cuando lo dejaron pasar. Florian con el uniforme de la Casa y sin chaqueta, así que tanto él como Ari habían tenido tiempo, pensó Justin, de entrar primero en su propia parte del apartamento.
Pero lo inquietaba que no fuera una llamada por el Cuidador o una cita en el apartamento de Ari o en sus oficinas, sino simplemente una llamada personal en el Cuidador de entrada y Florian que pedía permiso para pasar.
Y el vídeo seguía mostrando solamente ese logotipo en el canal de noticias.
–Se ha producido un incidente —anunció Florian, como prefacio. En la décima de segundo que transcurrió antes de que hablara de nuevo, Justin pensó: Dios, algo le ha pasado a Ari,y se asombró de que su preocupación la incluyera a ella, al bienestar de ella, tan ligado al suyo propio—. Su padre —explicó Florian y los miedos de Justin se unieron y se duplicaron en otra dirección– ha pasado un mensaje a los centristas donde afirma que es inocente.
–¿Inocente de qué? —preguntó Justin mientras seguía tratando de entender lo de «incidente» porque no le encontraba sentido.
–De la muerte de la doctora Emory, ser.
Justin se quedó allí, quién sabe cuánto tiempo, paralizado, o queriendo creerlo, o queriendo pensar.
Pero, Dios mío, durante el funeral de Giraud, ¿qué está haciendo7, ¿qué está pasando?
–No sabemos los detalles todavía, ser —continuó Florian—. Sera no quiere admitir ante Denys hasta adonde se extiende su vigilancia, por favor entiéndalo, ser, pero sabe, le aseguro que sabe, que su padre está a salvo en este momento. Le pide por favor, ser, que entienda que hay un peligro terrible para usted, para ella, para su padre, no importa si la declaración es verdadera o falsa: el anuncio en sí implica consecuencias políticas que pueden ser muy peligrosas, no sé si es necesario que se las explique.
–Dios. —La seguridad de Ari. Todo ...Justin se pasó una mano por el cabello, sintió la mano de Grant en el hombro. Florian, parecía mayor, de algún modo, la cara totalmente sin expresión le era tan característica, como si finalmente hubiera caído una máscara y el tiempo empezara a retroceder. ¿Acaso era cierto?
–Quiere que haga una maleta pequeña, ser. El personal interino de sera está en camino y sera le pide a Grant que se quede aquí, a las órdenes de ellos.
–Hacer la maleta. ¿Adónde vamos? ¿Separarnos? Dios, no.
—Sera quiere que usted vaya con ella a Novgorod para dilucidar este asunto. Para hablar con la prensa. Quiere que la política quede al margen del asunto, por su padre y también por ella. ¿Entiende, ser? Habrá algunas preguntas en el aeropuerto de Reseune; es lo mejor, lo más seguro. Le pide que se entreviste usted con el canciller Corain y con el secretario Lynch. Espera de corazón que no le falle usted en esto.
–Dios mío, Grant...
¿Qué hago ahora?
Pero Grant no tenía la respuesta. Los CIUD están todos locos,diría.
Ari está loca. ¿Llevarme a mí a Novgorod? No se atreverán.
Me necesitan. Este es el juego. Mi padre bajo arresto. Quieren que desmienta su declaración.
Seguridad de Reseune no necesita matarlo. Pueden usar drogas. Lleva tiempo. Yo puedo comprarles tiempo para que operen sobre él.
¿Sería capaz Ari de hacerme una cosa así?
¿Podría estar Florian aquí a no ser que ella se lo hubiera ordenado?
Frente a esas cámaras, si llego hasta allí, ¿cómo van a detenerme?, ¿cómo van a impedir que formule las acusaciones que se me antojen?
Grant.
Grant, aquí, bajo cuidado de Ari. Eso es lo que me están ofreciendo, la cordura de Grant, o la de mi padre.
Miró la cara de Grant, mucho más tranquila, que la suya propia, pensó. Probablemente la lógica no contradictoria de Grant entendía que la situación era un callejón sin salida.
Confío en mis creadores.
–Grant viene conmigo —le dijo a Florian.
–No, ser —replicó Florian—. Tengo instrucciones muy concretas. Por favor, llévese solamente lo esencial. Todo será inspeccionado. Grant estará a salvo aquí, con sera Amy. Habrá gente de Seguridad: Quentin AQ es muy competente y sera Amy va a recurrir a sus amigos para que la apoyen. Es imposible que Seguridad general llegue hasta aquí o interfiera en los sistemas. Y sera Amy no hará absolutamente nada que pueda perjudicar a Grant.
Un muchacho muy brillante de dieciocho años, con una cara delgada, ansiosa y una tendencia a lanzarse siempre de cabeza para resolver los problemas; un jovencito que, según creía Justin, los apreciaba, a él y a Grant. Sincero. Y tan sensato como podía serlo un joven de dieciocho años.
Dios. Todos aquellos muchachos eran sensatos. E inteligentes.
–Es una cruzada de jóvenes, mierda —espetó y tomó el brazo de Grant—. Haz lo que te digan, todo estará bien.
—No —dijo frente a las cámaras en el gran salón en el aeropuerto de Reseune—. No, no he estado en contacto con mi padre. Espero poder llamarlo, cuando lleguemos a Novgorod. Ahora es medianoche allí. Es...
–Trataba, desesperadamente de no parecer nervioso. No pongas cara de culpabilidad,le advirtió Ari antes de dejar el autobús. No pongas cara de estar ocultando algo. Puedes ser sincero con ellos, todo lo que quieras, pero por favor, piensa en las implicaciones políticas de tus palabras. Ten cuidado y no hagas acusaciones propias, solamente pueden confundir las cosas y tenemos que confiar en el tío Denys, no podemos ofenderlo ahora, ¿no te parece?
–Mi padre, está en Detención en este momento —dijo mientras descubría el ritmo de las cosas con demasiada facilidad y veía que las áreas oscuras eran demasiado extensas. La verdad parecía más fácil de revelar que la mentira si se guardaban los ases en la manga—. Lo único que puedo decirles... —No. Puedo implicaba significados muy peligrosos —.Lo único que se me ocurre decirles es que hay una audiencia. Mi padre me dijo, cuando todo aquello sucedió, exactamente lo mismo que declaró ante elConcejo .Pero quedaron cosas en el aire, ésa pudo haber sido una razón .Por eso voy a Novgorod. No sé ,Ari tampoco sabe, quién está diciendo la verdad ahora. Quiero averiguarlo. La Administración de Reseune quiere saberlo.
–Les puedo asegurar —intervino Ari a su lado– que tengo un motivo muy poderoso para querer la verdad en este caso.
–Una pregunta para el doctor Warrick. ¿Está usted bajo coacción en este momento?
–No —respondió Justin con firmeza.
–Usted es un R. ¿Es usted... algo más? Él negó con un gesto.
–No. R estándar. Nada extraordinario.
–¿Se le ha sometido a intervenciones alguna vez? Justin no esperaba esa pregunta. Se quedó petrificado y después contestó:
–El psicotest es una intervención. Yo fui parte de la investigación. Hubo muchos. —Y a causa de eso, cuestionarían su cordura y su fiabilidad. Esto echaría una sombra sobre su práctica clínica y sobre sus investigaciones. Lo sabía. Todo tornó ahora el aspecto de una pesadilla: las luces, el semicírculo de periodistas. El recuperó la tranquilidad, la frialdad—. Se me practicó una intervención ilícita cuando yo era menor de edad. Ya seguí un tratamiento por eso. En este momento no consumo drogas, no actúo bajo la intervención de nadie. Estoy preocupado por mi padre y ansioso por llegar a Novgorod y contestar las preguntas que quiera hacerme el Concejo; me inquieta el bienestar de mi padre.
–¿Está amenazado su padre?
–Ser, estoy en la misma situación que usted: no lo sé. Les aseguro que quiero hablar con él. En primer lugar, comprobar qué dijo realmente.
–¿Pone en duda la afirmación porque vino a través del canciller Corain o porque proviene de su padre?
–Quiero comprobar si en efecto envió ese mensaje. Quiero oírlo de sus propios labios. Hay muchas preguntas que no tienen respuesta. Ahora no puedo decirles lo que esperan oír. No lo sé.
–Sera Emory, ¿usted lo sabe?
–Tengo algunas ideas —dijo Ari—, pero soy muy cuidadosa con ellas. Involucran las reputaciones de determinadas personas.
–¿Vivas?
–Vivas y muertas. Por favor, compréndame: estamos en mitad de un funeral. Nos han hecho acusaciones y preguntas que dependen de informes que están muy profundos en los Archivos, sobre aspectos que son muy personales para mí y para Justin. —Se estiró, le cogió la mano y la apretó con fuerza—. Habíamos llegado a aceptar el pasado. Justin es mi amigo y mi maestro, y ahora nos preguntamos qué sucedió realmente hace tantos años, y por qué el padre de Justin no contó la verdad a su hijo si es que había una verdad diferente. No lo comprendemos, ninguno de los dos. Por eso nos vamos de Reseune. Solucionaremos todo esto en el Departamento, en el Concejo, en caso necesario, ya que ellos llevaron a cabo la primera investigación. Pero no es coherente que investiguemos en un ámbito estrictamente interno. El doctor Warrick ha presentado acusaciones; hay que oírlas en el Departamento. Ahí es a donde nos dirigimos, y creo que ya deberíamos estar en camino, sera, gracias. Por favor. Haremos más declaraciones posteriormente.
–Doctor Warrick —gritó un periodista—. ¿Tiene algo que decir?
Justin miró al hombre, en blanco por una fracción de segundo, hasta que se dio cuenta de que el mundo lo conocía como «doctor Warrick».
–Nada más. Les he dicho todo lo que sé.
Florian lo tocó cuando se levantó y le mostró el camino a través del área de abordaje hacia el avión que los esperaba. RESEUNE UNO.
Una sólida falange de Seguridad les abrió paso, una abundancia de Seguridad que indicaba claramente: esto es oficial, la Administración está de acuerdo y lo apoya.
Era la respuesta a Ari. Giraud era un puñado de cenizas y un grupo de células tratando de formar parte de la humanidad; y mientras tanto, Ari Emory estaba al frente de todo, con la pompa de la autoridad de Reseune a su alrededor.
Él atravesó las puertas con rapidez, y avanzó por el corredor hacia el avión, donde se detuvo, confuso, hasta que Florian lo tomó del brazo y lo condujo a un grupo de asientos de cuero para que se acomodara.
–¿Le gustaría tomar algo, ser?
–Sin alcohol —pidió Justin mientras Ari se sentaba frente a él y el avión conectaba los motores. Subían más miembros de Seguridad.
–Vodka con naranja —indicó Ari—. Gracias, Florian. —Y luego lo miró a él—: Y gracias a ti. Te has portado muy bien.
Él volvió a mirarla casi paralizado mientras los pensamientos se le escapaban aterrorizados hacia Seguridad, miedo de que uno de ellos pudiera sacar un aerosol y rociar la cabina; miedo por Grant en el apartamento, donde podía pasar cualquier cosa, a pesar de lo que Florian dijera acerca de que Seguridad no tenía acceso a ese nivel, en ese apartamento, a cargo de una chica de dieciocho años y un guardia de Seguridad que no era mayor que ella; miedo de que estuviera pasando algo con Jordan; o de que los lunáticos de los pacifistas hubieran disparado un misil que pudiera borrar el avión del cielo.
No podía hacer nada excepto decir lo que todos esperaban que dijera y confiar, Dios, eso era lo más difícil. Bajar las defensas, hacer lo que le indicara Ari y esperar que otra chica de dieciocho años supiera lo que estaba haciendo en una situación como aquélla.
–Tenía diecisiete años —le dijo con calma a Ari mientras los motores se calentaban– cuando pensé que sabía lo que hacía hasta el punto de poder enviar a Grant con los Kruger. Ya sabes lo que pasó.
Ari colocó la mesita del asiento delantero y cogió el vaso que le alcanzaba Catlin.
–Advertencia comprendida. Lo sé. Pero a veces no hay alternativa, ¿no crees?
VII
RESEUNE UNO llegó a la altura de crucero y Ari tomó un sorbo del vaso y controló la pequeña unidad que había colocado en el brazo de su asiento, control remoto del aparato electrónico mucho más sofisticado que había en el portafolios, colocado en el portaequipajes junto a su asiento; era la primera vez que lo llevaba. Ari pulsó el botón de control. Se encendió la luz de «positivo» y produjo un sonido tranquilizador.
Sistema encendido. Conexión establecida.
Al otro lado, en el asiento que había junto a Justin, Florian asintió a la sonrisa de Ari. Florian había puesto al día el sistema de código, claro que funcionaba; y mientras ella no diera ninguna orden, funcionaba como un observador muy cuidadoso y detallado del estado de la red de Reseune, controlando todos los aspectos que ella había marcado y siguiéndolos cuando aparecían en el flujo.
Ni siquiera Defensa había podido descifrar aquella jerga terrible que usaba Seguridad en Reseune; o al menos eso era lo que esperaba Ari.
Ella levantó el vaso de nuevo y se reclinó en el asiento.
–Todo está bien —tranquilizó a Justin—. No hay problemas que ignoremos, y nos encontraremos con la escolta del Departamento dentro de cinco minutos.
Justin dejó de mirar por la ventanilla y la contempló a ella, a su derecha, la observó frente a frente a través de la mesita baja que los separaba. Había mirado rápidamente a todos los del avión, tan tenso como Florian y Catlin cuando estaban en alerta; estaba controlando incluso el funcionamiento de la hidráulica del avión y la luz de la ventanilla iluminaba los músculos tensos de su mandíbula; líneas maduras de preocupación se le marcaban en la frente y alrededor de la boca: los años habían dejado su huella, a pesar de la rejuv. Se preocupa demasiado, pensó ella. Es demasiado inteligente para confiar en nadie. Por supuesto, no en Reseune. Ahora ni siquiera en su padre. Llegará a dudar hasta de Grant si se va por demasiado tiempo.
Y eso es lo que está tratando de hacer: estimar si estoy en esto, si Grant está a salvo y hasta qué punto soy una jovencita alocada, hasta qué punto lo estoy manejando psicológicamente y hasta qué punto puede confiar en mis palabras.
No soy la niña que él conocía. Ya se ha empezado a dar cuenta de eso; y se pregunta cuándo sucedió, hasta dónde llegó y quién lo estaba trabajando cuando estaba bajo el kat. Está asustado y avergonzado por tenerme miedo; pero sabe que tiene todo el derecho a estar asustado ahora.
El cerebro tiene que sobrellevar la contradicción, Ari senior; y creo que finalmente me doy cuenta de lo que me querías decir. Tanto, si dormía conmigo o no lo hacía, tendrá que llegar a esto, me parece que sí; no educaste a una tonta. Ari senior, ni mamá, ni mis tíos.
Ollie no me escribe porque quiere sobrevivir, ésa es la única verdad. Este universo es peligroso, y Ollie está tan asustado y preocupado como Grant allí en Reseune, solo, con extraños. No confía en nadie desde que murió mamá. Trabaja para la Administración.
—Ahora podemos hablar —dijo ella, con una mirada de soslayo a la cola del avión, donde se sentaban los de Seguridad.
El ruido de los motores resultaba tan efectivo como cualquier silenciador, ya que Seguridad no tenía ningún espía electrónico ilegal allí; pero el bolso que había a los pies de Florian tenía su propio equipo de dispositivos, y había que confiar en los aparatos y en lo que Florian afirmaba que hacían. El acceso de Florian a la Base Uno era suficiente para que él pudiera averiguar si las cosas iban como él quería.
–Bastará con una explicación —dijo Justin—. ¿Qué estás haciendo?
–Me sentiría mucho mejor si lo supiera. No he podido elegir el momento. Tengo miedo de que sea el canciller Corain quien lo ha calculado, y eso no concuerda mucho con su personalidad. Tengo miedo de que la información haya llegado a otros, como Khalid por ejemplo, que seguramente saltó con rapidez para ser el primero. Por eso la información apareció en mitad del funeral y no esta noche.
Justin parecía sorprendido, como si hubiera perdido el equilibrio.
–Tú entiendes estas cosas. Te aseguro que yo no.
–Tú también las entiendes, Justin, claro que sí, lo que pasa es que no has tenido los informes de Giraud, y a pesar de eso las circunstancias nos han atrapado. Giraud sabía que había una filtración. Sabía lo que diría tu padre; me advirtió lo que diría tu padre si tenía una oportunidad. El problema no es siquiera sí es verdad o no. Supongamos que sea verdad. —Ella sabía que Justin se le iba a escapar, y mantuvo su atención con un dedo levantado, exactamente el gesto de Ari senior. Y ella también sabía eso—. ¿De qué le sirve eso a tu padre?
–Lo saca de Planys, mierda, lo deja limpio, Ari, le proporciona un lugar en el Departamento.
–Y no me opongo a todo eso. A mi tiempo. Mi tiempo no es ahora, no puede ser ahora. Piénsalo, Justin; tú puedes resolver ecuaciones de Sociología. Intenta con ésta, intenta con ésta a corto plazo, durante los próximos años, dime qué sucederá, qué va a resultar de esto. Eso en primer lugar. Eso es lo que importa. ¿De qué le sirve a él?, ¿qué va a pasar? Segunda cuestión: ¿dónde está él?, ¿dónde cree que se encuentra?, ¿qué partido ha adoptado últimamente?, y no me digas que tu padre es ingenuo; nadie es ingenuo en Reseune, solamente mal informado.
Él no respondió, pero interiormente estaba pensando con toda seriedad en lo que Ari le decía y en las implicaciones del asunto: ¿con quién estoy tratando?, ¿qué pretende?, ¿fue Denys quien montó toda esta coreografía? Era demasiado inteligente para tomar nada en un sólo nivel.
–¿Lo dejaste filtrar a Corain? —preguntó. Ah, ésa sí que era buena. Hizo que uno de sus pensamientos quedara colgándole en la mente.
–Yo no. Pero tal vez Denys lo hizo, ¿no te parece?
–O Giraud —sugirió Justin.
Ella respiró hondo y volvió a recostarse.
–Una idea interesante. Muy interesante, sí.
–Tal vez es la verdad. Tal vez quien haya divulgado el rumor está en una posición que le permite saber la verdad.
Florian estaba interesado y contemplaba a Justin con toda atención. Ari se dio cuenta de que Catlin también estaba tensa. Dios, pensó Ari, y se descubrió sonriendo. No está deprimido, ¿verdad? Ya veo cómo logró sobrevivir.
–Sería más fácil contestar a esta pregunta —dijo ella– si tuviera una idea de lo que pasó aquella noche, pero no hay ninguna prueba. Pensé que tal vez habría un Anotador en marcha. Solamente el TraDuctor. Y ahí no hay nada. Los olfateadores no sirvieron de nada; había acudido demasiada gente al lugar cuando pensaron en eso. El psicotest hubiera sido la única solución. Y eso no sucedió. Y no sucederá. No importa. Giraud habló de la influencia Warrick. Giraud se hizo un enemigo. ¿Qué hacemos ahora con este enemigo?
Un hombre más lento, un hombre emocional, habría estallado: Libéralo. Ella se quedó ahí sentada, mirando cómo pensaba Justin, relativamente segura de algunas de las direcciones de ese pensamiento: el hecho de que el nombre de Jordan apareciera en los graffiti de los pacifistas, de que las ideas de Jordan se opusieran a las de su predecesora, de que hubiera una elección tomando forma en Ciencias y otra casi segura en Defensa, las dos críticas, las dos importantes porque si los centristas ganaban, eso podía destruir a Reseune, cambiar el curso de la historia y amenazar todos los proyectos de Reseune.
Durante dos minutos, tal vez tres, permaneció ahí sentado, concentrado y en silencio, como si hubiera tomado kat. Después dijo, controlándose mucho:
–¿Has observado las proyecciones que se relacionan con las entradas de Jordan?
Ella aspiró con fuerza, como si un nudo de los muchos que le cruzaban el pecho se hubiera soltado.
Hay un eco,pensó imaginando aquel lugar oscuro, aquel flotar en el espacio absoluto. Se tomó su tiempo para contestar.
–Campo Demasiado Amplio —dijo finalmente—. Yo no busco su destrucción. Quiero que se salve. El problema es que Jordan es muy inteligente, muy decidido e incluso si no fue él quien envió el mensaje, ¿cómo reaccionará si se ve frente a las cámaras de televisión? ¿Cómo afectará a todos los planes que yo haya pensado hasta ahora para desenredar esto?
–Yo puedo solucionarlo. Dame quince minutos con él por teléfono.
–Todavía tenemos un problema. No te creerá ni una palabra. Giraud ya me lo dijo: la cinta fue una intervención. Tu padre la vio.
Él reaccionó como si le hubieran pegado en el estómago.
–Tú no la has visto —dijo ella—, ¿verdad? Nunca. No sabes lo que hizo Ari. Deberías haberme pedido verla. Deberías haberla visto tantas veces como fuera necesario. A mí también me llenó de contradicción, tanto que no pensaba con claridad; Giraud tuvo que indicarme lo que era obvio. Si yo pude ver lo que hizo Ari, también lo vio tu padre. Tu padre no lo observó como un joven de diecisiete años, sino como un cirujano psíquico que tenía que preguntarse cuántas habían sido las intervenciones de Ari y hasta dónde habían llegado. Tú y Grant os preocupáis el uno por el otro cuando os separan tres días. Tú sabes que no pueden intervenir a Jordan, ¿pero no se te ha ocurrido que él debe de preguntarse, después de veinte años, quién eres?
Justin se inclinó hacia delante y levantó el vaso de la mesa; agitado. Ella advirtió el movimiento de la nariz, las aspiraciones breves y las espiraciones ruidosas. Y el pequeño movimiento del cuerpo que indicaba la necesidad de cambiar de tema.
–Florian —dijo Justin—, ¿te importaría? Quisiera... quisiera algo más fuerte.
Ari podía interpretar a Florian también, sospechas instantáneas: Florian desconfiaba de aquellas tácticas de distracción, con esos pensamientos suyos fruto de toda una vida de entrenamiento. No iba a dar la espalda al Enemigo.
–Florian —indicó Ari—. Lo de siempre para él.
Florian se encontró con los ojos de sera, asintió y se levantó, sin siquiera dirigir una mirada a Catlin, que estaba junto a Ari: no tenía duda de que Catlin estaba Alerta y lista para la acción.
–Tú puedes hablar con tu padre —dijo Ari a Justin—, pero dudo de que te haya creído del todo desde hace años. No... no por completo. Sabe que te sometieron a repetidos psicotests y no cree en la virtud de Reseune. Si trataras de razonar con él, lamento decirte que sé lo que pensaría, ¿te das cuenta? Y no te lo digo solamente para que te des cuenta, Justin: tengo miedo de lo que va a pensar, y no creo que puedas hacer nada para detenerlo, no con palabras.
–Te olvidas de una cosa —dijo él, reclinándose de nuevo sobre el asiento.
–¿Qué?
–Lo mismo que nos mantuvo vivos a Grant y a mí. Que pasado cierto punto, ya no te importa. Pasado cierto punto... —Justin levantó la mirada hacia Florian, que volvía con el vaso—. Gracias.
–No hay problema, ser —dijo Florian y se sentó.
–Si se presenta en público —dijo Ari, para seguir el hilo del pensamiento—, puede perjudicarse a sí mismo y hacerme daño a mí, claro, y no deseo eso. Es posible que tu padre haya estado psicológicamente aislado durante demasiado tiempo, aislado de los problemas del mundo. Si te estaba protegiendo de esa cinta y de la posibilidad de que la hicieran pública, lo cual puede ser un buen motivo para que haya mentido hasta ahora, evidentemente cree que puedes sobrellevarlo, o alguien le dijo algo que lo desesperó tanto que está dispuesto a arriesgarte a ti tanto como se arriesga él mismo, si ese mensaje procede realmente de tu padre, lo cual es un problema, pero en realidad no importa mucho. Lo que sí importa es su reacción. Y tenemos un problema de imagen en todo esto, ¿me entiendes?
Justin la entendía. Ella lo creía así por los pequeños movimientos de los ojos, la tensión en la cara.
–¿Qué se puede hacer? Has dejado a Grant allí, no sé lo que le están haciendo a mi padre en Planys.
–Nada. No van a hacerle nada.
–¿Puedes asegurarlo?
Ari dudó un segundo antes de contestar.
–Eso depende. Depende de muchas cosas. Por eso estás conmigo. Alguien tiene que hacer el primer movimiento. Yo quería mantenerme en segundo plano durante un tiempo todavía, pero soy la única cara que conocen los medios de comunicación y soy la única que tiene valor para ellos y el poder suficiente para arreglar este lío, pero te necesito. Necesito tu ayuda. Posiblemente me gastes una mala jugada. No lo sé. Pero en cualquier caso va a ser muy difícil para tu padre manejar esto o evitar enfrentarse a las cámaras si llega ante ellas. Tú eres mi esperanza para detener eso.