Текст книги "Narrativa breve"
Автор книги: Марк Твен
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Классическая проза
,сообщить о нарушении
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Lo mismo pasa con las enfermedades. Si la ciencia extermina una enfermedad que ha estado trabajando para Dios, es Dios el que recibe todo el crédito, ¡y todos los púlpitos rompen en raptos publicitarios de gratitud y llaman la atención lo bueno que es! Él lo hizo, quizá esperó mil años antes de hacerlo; eso no es nada; el púlpito dice que estaba pensando en ello todo el tiempo. Cuando los hombres se rebelan exasperados y barren con una tiranía de siglos y liberan a una nación, lo primero que hace el púlpito es anunciarlo como obra de Dios, e instan a la gente a ponerse de rodillas y agradecerle por eso. Y el púlpito dice con admirable emoción: "Que entiendan los tiranos que el Ojo que nunca duerme está posado sobre ellos; y que recuerden que el Señor Nuestro Dios no será siempre paciente, sino que desatará el huracán de Su ira sobre ellos en el día señalado."
Se olvidan de mencionar que Sus movimientos son los más lentos del Universo; que Su Ojo que nunca duerme bien podría hacerlo, ya que tarda un siglo en ver lo que cualquier otro ojo verla en una semana; que no hay en toda la historia un solo ejemplo de que Él pensara en un acto noble 'primero, sino que siempre pensó en ello un poco después de que a alguien más se le ocurriera y lo hiciera. Entonces sí llega Él, y se cobra los dividendos.
Muy bien, seiscientos años atrás Sem estaba lleno de gusanos. De tamaño microscópico, invisibles al ojo. Todos los productores de enfermedad especialmente mortales del Creador son invisibles. Es una idea ingeniosa. Durante miles de años esto impidió al hombre llegar a la raíz de sus males y desbaraté todo intento de sobreponerse a ellos. Fue en fecha muy reciente que la ciencia consiguió poner en claro esta traición.
El último de estos benditos triunfos de la ciencia fue el descubrimiento y la identificación del embozado asesino que se conoce con el nombre de parásito intestinal. Su presa favorita es el pobre que va descalzo. Le tiende su emboscada en las regiones cálidas y en los lugares arenosos y se le clava en los pies des protegidos.
El parásito intestinal fue descubierto hace tres o cuatro años por un médico que estudió a sus víctimas pacientemente por largo tiempo. El mal provocado por el parásito intestinal había estado haciendo su trabajo maldito por todos lados sobre la tierra desde que Sam desembarcara en Ararat, sin que nunca se sospechara que era realmente una enfermedad. Simplemente se consideraba haraganaa la gente que la contraía, y por lo tanto eran objeto de burla y no de lástima. El parásito intestinal es un invento particularmente vil y taimado, y durante siglos hizo su trabajo subterráneo sin que se lo molestara; pero ese médico y sus ayudantes lo exterminarán ahora.
Dios está detrás de esto. Ha pensado durante seis mil años, para tomar Su decisión. La idea de exterminar al parásito fue Suya. Estuvo a punto de hacerlo antes de que lo hiciera el Dr. Carlos Wardell Stiles. Pero está a tiempo para cosechar el mérito. Siempre lo está.
Va a costar un millón de dólares. Probablemente Él estuvo a punto de contribuir con esa suma cuando un hombre se le adelantó – como de costumbre, Mr. Rockefeller. Él pone el millón, pero el mérito se le atribuye a otro – como de costumbre. Los diarios de la mañana nos dicen algo de la acción del parásito intestinal.
Los parásitos intestinales a menudo disminuyen tanto la vitalidad de las personas afectadas que se retarda su desarrollo físico y mental, se vuelven más susceptibles a otras enfermedades, disminuye la eficacia de su trabajo, y en los distritos donde la enfermedad es más notable hay un intenso aumento en el índice de mortandad por tuberculosis, neumonía, fiebre tifoidea y malaria. Se ha demostrado que la menor vitalidad de las multitudes, atribuida durante largo tiempo a la malaria y al clima y la cual afecta seriamente el desenvolvimiento económico, se debe en realidad en algunas zonas a este parásito. El mal no se limita a ninguna clase de personas; se cobra su tributo de sufrimiento y muerte lo mismo entre los acomodados y altamente inteligentes que entre los menos afortunados. Un cálculo conservador es que dos millones de nuestro pueblo están afectados por este parásito. El mal es más común y más grave en los chicos de edad escolar que en otras personas.
A pesar de ser grave esta infección y de estar muy generalizada, hay un punto muy positivo. La enfermedad puede ser fácilmente reconocida y tratada con eficacia y se la puede prevenir (con la ayuda de Dios) mediante precauciones sanitarias apropiadas y sencillas.
Los pobres chicos están bajo la vigilancia del Ojo que nunca duerme, ya lo ven. Siempre tuvieron esa mala suerte. Tanto ellos como los "pobres del Señor" según la sarcástica frase– nunca han podido liberarse de las atenciones del Ojo.
Sí, los pobres, los humildes, los ignorantes, son los que reciben sus cuidados. Tomemos la "enfermedad del sueño", de África. Esta atroz crueldad tiene por víctimas a una raza de negros inocentes e ignorantes que Dios colocó en un desierto remoto, y sobre la cual puso Su Ojo: el que no duerme nunca si hay oportunidad de engendrar padecimientos para alguien. Hizo los arreglos para esa gente antes del Diluvio. El agente elegido fue una mosca emparentada con la tse-tse; la tse-tse es un mosca que domina el país de Zambezi y mata con su picadura el ganado y los caballos, volviendo así a la región no habitable por el hombre. El espantoso pariente de la tse-tse deposita un microbio que produce la "Enfermedad del Sueño". Cam estaba lleno de esos microbios, y cuando terminó el viaje los descargó en el África y comenzó la destrucción que no encontraría alivio hasta haber pasado seis mil años, cuando la ciencia vislumbraría en el misterio la causa de la enfermedad. Las naciones piadosas agradecen ahora a Dios, y lo alaban por venir al rescate de los negros. El púlpito dice que es Él quien merece la alabanza. Por cierto que es un Ser muy curioso. Comete un crimen atroz, prolonga ese crimen durante seis mil anos, y luego Se hace merecedor de alabanzas porque sugiere a alguien la forma de modificar su gravedad. Le llaman paciente, y realmente debe serlo, pues de otro modo hace siglos que hubiera hundido el púlpito en la perdición por los tremendos cumplidos que se Le hacen desde él.
La ciencia dice lo siguiente de la Enfermedad del Sueño, también llamada Letargo Negro.
Se caracteriza por períodos de sueño recurrentes a intervalos. La enfermedad dura de cuatro meses a cuatro años, y es siempre fatal. La víctima aparece al principio lánguida, pálida, débil, idiotizada. Los ojos se rodean de bolsas y le aparece una erupción en la piel. Se queda dormida mientras habla, come o trabaja. A medida que progresa la enfermedad se alimenta con trabajo y adquiere un aspecto consumido. La falta de nutrición y la aparición de llagas va seguida de convulsiones y la muerte. Algunos pacientes pierden la razón.
Es el que la Iglesia llama Padre Nuestro que estás en los Cielos el que inventó la mosca y la mando a infligir este triste y prolongado infortunio, esta melancolía y esta ruina, esta podredumbre del cuerpo y de la mente, a un pobre salvaje que no hizo daño alguno al Gran Delincuente. No hay un hombre en el mundo que no compadezca al pobre negro sufriente, y no hay hombre que no estuviera dispuesto a devolverle la salud si pudiera. Para encontrar al único que no siente piedad de él es necesario ir al Cielo; para encontrar al único que puede sanarlo y a quien no se pudo persuadir de que lo hiciera, es necesario ir al mismo lugar. Hay sólo un padre lo suficientemente cruel para afligir a su hijo con este horrible mal; sólo uno. Ni todas las eternidades pueden producir otro. ¿Les gustan los reproches poéticos llenos de indignación expresada con calor? He aquí uno, recién salido del corazón de un esclavo:
La inhumanidad del hombre para el hombre
Hace llorar a miles incontables
Les contaré una linda historia que tiene un toque patético. Un hombre se volvió religioso, y preguntó a un sacerdote qué podía hacer para volverse digno de su nuevo estado. El sacerdote dijo:
"Imita a Nuestro Padre que está en el Cielo, aprende a ser como Él." El hombre estudió la Biblia con diligencia, comprensión y debilidad, y luego de haber rogado al Cielo que lo guiara inició sus imitaciones. Hizo caer por las escaleras a su mujer, que se rompió la columna; entregó a su hermano en manos de un estafador, que le robó cuanto poseía y lo dejó en e] asilo de pobres; inoculó parásitos intestinales a uno de sus hijos, la enfermedad del sueño a otro, y gonorrea al otro; hizo que su hija se contagiara escarlatina y llegará así a la adolescencia sorda, ciega y muda para siempre; y después de ayudar a un canalla a que la sedujera, le cerró las puertas de su casa y la hija murió maldiciéndolo en un prostíbulo. Luego se presentó ante el sacerdote, que le dijo que esa no era la forma de imitar al Padre Celestial. El converso preguntó en qué había fallado, pero el sacerdote cambió de tema y le preguntó cómo estaba el tiempo por su pueblo.
Carta VIII
El hombre es sin duda el tonto más interesante que existe. También el más excéntrico. No tiene una sola ley escrita, en su Biblia o fuera de ella, que tenga otra intención u otro propósito que éste: limitar u oponersea la ley de Dios.
Pocas veces saca de un hecho sencillo algo que no sea una conclusión equivocada. No puede evitarlo; es la forma en que está hecha esa confusión que él llama su mente. Consideren lo que acepta, y todas las curiosas conclusiones que saca de ello.
Por ejemplo, acepta que Dios hizo al hombre. Lo hizo sin deseo ni conocimiento del hombre.
Esto parece hacer indisputable y claramente a Dios y solamente a Dios responsable por los actos del hombre. Pero el hombre niega esto.
Acepta que Dios hizo a los ángeles perfectos, sin mácula e inmunes al dolor y a la muerte, y que podría haber sido igualmente bondadoso con el hombre si lo hubiera querido, pero niega que tuviera ninguna obligación moral de hacerlo.
Acepta que el hombre no tiene derecho moral a castigar al hijo que engendra con crueldades voluntarias, enfermedades dolorosas o la muerte, pero rehúsa limitar los privilegios de Dios de la misma manera hacia los hijos que Él engendra.
La Biblia y los estatutos del hombre prohíben el homicidio, el adulterio, la fornicación, la mentira, la traición, el robo, la opresión y otros crímenes, pero sostienen que Dios está libre de esas leyes y que tiene derecho a romperlas cuando quiere.
Acepta que Dios da a cada hombre su temperamento, su disposición, al nacer; acepta que el hombre no puede por medio de ningún proceso cambiar este temperamento, sino que debe permanecer siempre bajo su dominio. Pero si en el caso de un hombre está lleno de pasiones tremendas, y totalmente privado de ellas en el caso de otro hombre, es justo y racional castigar a uno por sus crímenes; y recompensar al otro por abstenerse de cometerlos.
A ver, consideremos estas curiosidades.
Temperamento (Disposición):
Tomemos dos extremos de temperamento: la cabra y la tortuga.
Ninguna de esas dos criaturas hace su propio temperamento, sino que nace con él, como el hombre, y como el hombre, no puede cambiarlo.
El temperamento es la Ley de Dios escrita en el corazón de cada ser por la propia mano de Dios, y debe ser obedecido, y lo será a pesar de todos los estatutos que lo restrinjan o prohíban, emanen de donde emanaren.
Muy bien, la lascivia es el rasgo dominante del temperamento de la cabra, la Ley de Dios para su corazón, y debe obedecerla y la obedece todo el día durante la época de celo, sin detenerse para comer o beber. Si la Biblia ordenara a la cabra "No fornicarás, no cometerás adulterio", hasta el hombre, ese estúpido hombre, reconocerla la tontería de la prohibición, y reconocería que la cabra no debe ser castigada por obedecer la Ley de su Hacedor. Sin embargo, cree que es apropiado y justo que el hombre sea colocado bajo la prohibición. Todos los hombres. Todos de igual modo.
A juzgar por las apariencias esto es estúpido, porque, por temperamento, que es la verdadera Ley de Dios, muchos hombres son cabras y no pueden evitar cometer adulterio cuando tienen oportunidad; mientras que hay gran número de hombres que, por temperamento, pueden mantener su pureza y dejan pasar la oportunidad si la mujer no tiene atractivos. Pero la Biblia no permite el adulterio en absoluto, pueda o no evitarlo la persona. No acepta distinción entre la cabra y la tortuga, la excitable cabra, la cabra emocional, que debe cometer adulterio todos los días o languidecer y morir; y la tortuga, esa puritana tranquila que se da el gusto sólo una vez cada dos años y que se queda dormida mientras lo hace y no se despierta en sesenta días. Ninguna señora cabra está libre de violencia ni siquiera en el día sagrado, si hay un señor macho cabrío en tres millas a la redonda y el único obstáculo es una cerca de cinco metros de alto, mientras que ni el señor ni la señora tortuga tienen nunca el apetito suficiente de los solemnes placeres de fornicar para estar dispuestos a romper el descanso de la fiesta por ellos. Ahora, según el curioso razonamiento del hombre, la cabra gana su castigo y la tortuga encomio.
"No cometerás adulterio" es un mandamiento que no establece distingos entre las siguientes personas. A todos se les ordena obedecerlo:
Los niños recién nacidos.
Los niños de pecho.
Los escolares.
Los jóvenes y doncellas.
Los jóvenes adultos.
Los mayores.
Los hombres y mujeres de 40 años.
De 50.
De 60.
De 70.
De 80.
De 90.
De 100.
El mandamiento no distribuye su carga en forma pareja, ni puede hacerlo.
No es difícil para los tres grupos de niños.
Es difícil – más difícil– más difícil para los tres grupos siguientes difícil hasta la crueldad.
Felizmente se suaviza para los tres grupos.
Ya ha hecho todo el daño que Podía hacer, y podría suprimírselo. Pero con una imbecilidad cómica se prolonga aún y pone bajo su aplastante prohibición a las cuatro edades siguientes. Pobres viejos arruinados, aunque trataran no podrían desobedecerlo. ¡Y piensen ustedes – reciben loas porque se abstienen santamente de adulterarse
Lo cual es absurdo; porque la Biblia sabe lo suficiente para saber que si el más viejo de esos veteranos pudiera recuperar la plenitud perdida por una hora dejarla que el viento se llevara el mandato y arruinaría a la primera mujer con quien se cruzara, aunque fuera una perfecta desconocida.
Es como yo digo: todos los estatutos de la Biblia y de los libros de derecho son un intento de derrotar la Ley de Dios: En otras palabras expresa la inalterable e indestructible ley natural. El Dios de esta gente les ha demostrado con un millón de actos que Él no respeta ninguna de los estatutos de la Biblia. Él mismo rompe cada una de Sus leyes, aún la del adulterio y todo.
La Ley de Dios, como lo expresa claramente la construcción del hombre, es ésta: Durante tu vida entera estarás bajo restricciones y límites inflexibles, sexualmente.
Durante veintitrés días de cada mes (no habiendo embarazo) desde el momento en que la mujer tiene siete años hasta que muere de vieja, está lista para la acción, y es competente Tan competente como el candelero para recibir la vela. Competente todos los días, competente todas las noches. Además, quiere la vela, la desea, la ansia, suspira por ella, como lo ordena la Ley de Dios en su corazón.
Pero la competencia del hombre es breve; y mientras dura es sólo en la medida moderada aplicable a la palabra en el caso de su sexo. Es competente desde la edad de dieciséis o diecisiete años en adelante por treinta y cinco más. Después de los cincuenta su acción es de baja calidad, los intervalos son amplios y la satisfacción no tiene gran valor para ninguna de las partes; mientras que su bisabuela está como nueva. Nada le pasa a ella. El candelero está tan firme como siempre, mientras que la vela se va ablandando y debilitando por las tormentas de la edad, a medida que pasan los años, hasta que por fin no puede pararse y debe pasar a reposo con la esperanza de una feliz resurrección que no ha de llegar jamás.
Por constitución, la mujer debe dejar descansar su fábrica tres días por mes y durante una parte del embarazo. Son épocas de incomodidad, a veces de sufrimiento. Como justa compensación tiene el alto privilegio del adulterio ilimitado todos los otros días de su vida.
Esa es la Ley de Dios, revelada en su naturaleza. ¿Y qué se hace de este valioso privilegio? ¿Vive disfrutándolo libremente? No. En ningún lugar del mundo. En todas partes se lo arrebatan. ¿Y quién lo hace? El hombre. Los estatutos del hombre es que la Biblia esla Palabra de Dios.
Pues bien, ahí tienen ustedes una muestra del "poder de razonamiento" del hombre, como él le llama. Observa ciertos hechos. Por ejemplo, que en toda su vida no hay un día en que pueda satisfacer a una mujer; asimismo, que en la vida de la mujer no hay un día en que no pueda trabajar más, y vencer, y poner fuera de combate a diez hombres que se le puedan ofrecer en la cama [4].
Así el hombre concreta esta singular conclusión en una leydefinitiva.
Y lo hace sin consultar a la mujer, aunque a ella le concierne el asunto mil veces más que a él. La capacidad procreadora del hombre está limitada a un término medio de cien experiencias por año durante cincuenta años, la de la mujer sirve para tres mil por año durante el mismo tiempo y tantos años más como pueda vivir. Así su interés vitalicio en el asunto es de cinco mil descargas, mientras que la de ella es de ciento cincuenta mil; sin embargo, en lugar de dejar honorablemente que haga la ley la persona que tiene un interés abrumadoramente superior en ella, este cerdo inconmensurable, que no tiene ningún interés digno de consideración en ella, ¡decide hacerla por sí!
Hasta ahora han descubierto, por mis enseñanzas, que el hombre es un tonto; ahora saben que la mujer es retonta.
Ahora si ustedes o cualquier otra persona inteligente pusieran en orden las equidades y justicias entre el hombre y la mujer, darían al hombre un interés de un cincuentavo en una mujer, y a la mujer un harén. ¿No es así? Necesariamente. Pero les aseguro, este ser de la vela decrépita ha decidido las cosas exactamente de la manera opuesta. Salomón, que era uno de los favoritos de la Deidad, tenía un gabinete de copulación compuesto de setecientas esposas y trescientas concubinas. Ni para salvar su vida podría haber mantenido satisfechas siquiera a dos de esas jóvenes criaturas, aun cuando tenía quince expertos que lo ayudaban. Necesariamente las mil pasaban años y años con su apetito insatisfecho. Imagínense un hombre suficientemente cruel para contemplar ese sufrimiento todos los días y no hacer nada por mitigarlo. Maliciosamente hasta agregaba agudeza a ese patético sufrimiento; pues mantenía a la vista de esas mujeres, siempre, fuertes guardias cuyas espléndidas formas masculinas hacían que se les hiciera la boca agua a esas pobres muchachitas que no tenían nada con qué sosegarse, pues esos caballeros eran eunucos. Un eunuco es una persona cuya vela ha sido apagada mediante un artificio [5].
De vez en cuando, mientras prosigo, tomaré un estatuto Bíblico y les mostraré que siempre viola la ley de Dios, tras lo cual se lo incorpora a los códigos de las naciones, donde la violación continúa. Pero esas cosas pueden esperar; no hay apuro.
Carta IX
El Arca continuó su viaje, a la deriva aquí y allá y acullá, sin brújula y sin control, juguete de los vientos caprichosos y de las corrientes arremolinadas. ¡Y la lluvia, la lluvia, la lluvia! Seguía cayendo a cántaros, calando, inundando. Nunca se habla visto lluvia igual. Se habla oído hablar de cuarenta centímetros por día, pero eso no era nada comparado con esto. Ahora eran trescientos veinte centímetros por día ¡tres metros! A este paso increíble llovió durante cuarenta días y cuarenta noches, y se sumergieron todos los cerros de ciento veinte metros de alto. Luego los cielos y hasta los ángeles se secaron; no se conseguía más agua.
Como Diluvio Universal, éste fue una desilusión, pero había habido montones de Diluvios Universales antes, como lo atestiguan todas la biblias de todas las naciones, y éste fue tan bueno como el mejor.
Por fin el Arca se elevó y quedó descansando en la cima del Monte Ararat, a cinco mil cien metros sobre la altura del valle, y su carga viva desembarcó y bajó la montaña.
Noé plantó una vid, y bebió el vino y cayó vencido.
Esta persona había sido elegida entre todas porque era la mejor que existía. Iba a reiniciar la raza sobre una nueva base. Esta fue la nueva base. No prometía nada bueno. Llevar adelante el experimento era correr un riesgo grande e irrazonable. Éste era el momento de hacer con esta gente lo que tan juiciosamente se había hecho con los demás; ahogarlos. Cualquiera que no fuera el Creador hubiera visto esto. Pero Él no lo vio. Es decir, quizá no lo viera.
Se dice que desde el principio del tiempo previó todo lo que sucedería en el mundo. Si eso es cierto, previó que Adán y Eva comerían la manzana; que su posteridad sería insoportable y tendría que ser ahogada; que la posteridad de Noé a su vez, sería insoportable, y que con el tiempo Él tendría que dejar Su trono celestial y bajar a ser crucificado para salvar a esta misma fastidiosa raza humana una vez más. ¿A toda ella? ¡No! ¿A una parte de ella? SI. ¿Qué parte? En cada generación, por cientos y cientos de generaciones, un billón morirían y todos irían a la perdición excepto quizá diez mil del billón. Los diez mil tendrían que proceder del reducido cuerpo de cristianos, y sólo uno de cien en ese pequeño grupo tendría una oportunidad. Ninguno de ellos excepto aquellos católicos romanos que tuvieran la suerte de tener un sacerdote a mano para que les limpiara el alma al exhalar el último suspiro, y algún presbiteriano. Ningún otro era salvable. Todos los demás estaban condenados. Por billones.
¿Están ustedes dispuestos a aceptar que previó esto? El púlpito lo acepta. Es lo mismo que aceptar que en materia de intelecto la Deidad es el Pobre Máximo del Universo, y que en cuestión de moral y carácter llega tan bajo que está al nivel de David.
Carta X
Los dos Testamentos son interesantes, cada uno a su modo. El Antiguo nos da un retrato de la Deidad de estas gentes como era antes de que comenzara la religión, el otro nos da un retrato de Él después de la aparición de la mentira. El Antiguo Testamento se interesa principalmente por la sangre y la sensualidad. El Nuevo por la Salvación. La Salvación por medio del fuego.
La primera vez que la Deidad descendió a la tierra, trajo la vida y la muerte; cuando vino la segunda vez, trajo el infierno.
La vida no era un regalo valioso, pero la muerte sí. La vida era un sueno febril compuesto de alegrías amargadas por los sufrimientos, placer envenenado por el dolor; un sueño que era una confusa pesadilla de deleites espasmódicos y huidizos, éxtasis, exultaciones, felicidades, entremezclados con infortunios prolongados, penas, peligros, horrores, desilusiones, derrotas, humillaciones y desesperación: la más pesada maldición que pudiera imaginar el Ingenio Divino; pero la muerte era dulce, la muerte era apacible, la muerte era bondadosa; la muerte curaba el espíritu golpeado y el corazón destrozado, y les daba descanso y olvido; la muerte era el mejor amigo del hombre; cuando el hombre ya no podía soportar la vida, llegaba la muerte a liberarlo.
Con el tiempo, la Deidad percibió que la muerte era un error, un error, en cuanto insuficiente; un error, en razón de que a pesar de ser un agente admirable para infligir infelicidad al superviviente, permitía a la persona misma escapar a toda la persecución posterior en el bendito refugio de la tumba.
La Deidad meditó sobre este asunto sin éxito durante cuatro mil anos, pero tan pronto como bajó a la tierra y Se hizo cristiano se Le aclaró la mente y supo qué hacer. Inventó el infierno y lo proclamó.
Ahora acá hay algo curioso. Todo el mundo cree que mientras estaba en el cielo era severo, duro, fácil de ofender, celoso y cruel; pero que cuando bajó a la tierra y asumió el nombre de Jesucristo, se volvió lo contrario de lo que fuera antes: es decir se volvió dulce, y manso, misericordioso, compasivo, y que toda aspereza desapareció de su naturaleza y que un amor profundo y ansioso por sus pobres hijos humanos tomó su lugar. ¡Mientras que fue como Jesucristo que inventó el infierno y lo proclamó!
Lo cual equivale a decir, que como manso y suave Salvador fue mil billones de veces más cruel que lo que fuera en el Antiguo Testamento -¡oh, incomparablemente más atroz que lo que fuera nunca en sus peores momentos en los viejos días!
¿Manso y suave? Luego examinaremos este sarcasmo popular a la luz del infierno que inventara.
Aunque es verdad que Jesucristo, el inventor del infierno, se lleva la palma por su malignidad, ya era lo suficientemente duro y desapacible para cumplir su función de Dios antes de volverse cristiano. Nunca parece haberse detenido a reflexionar que la culpa era de Él cuando el hombre erraba, ya que el hombre sólo actuaba según la disposición natural con que Él lo había castigado. No, castigaba al hombre, en lugar de castigarse a Sí mismo. Aún más, el castigo' generalmente exageraba la ofensa. A menudo también, caía, no sobre el ejecutor de la falta, sino sobre algún otro: un jefe o cabeza de comunidad, por ejemplo.
"Moraba Israel en Sitim; y el pueblo empezó a fornicar con las hijas de Moab.
"Y Jehová dijo a Moisés: Toma a todos los príncipes del pueblo, y ahórcalos ante Jehová delante del sol, y el ardor de la ira de Jehová se apartará de Israel."
¿A ustedes le parece justo esto? No parece que los "dirigentes del pueblo" hubieran cometido adulterio, y sin embargo a ellos se los colgó, en lugar del "pueblo".
Si fue justo y equitativo en esos días, sería justo y equitativo hoy, porque el púlpito sostiene que la justicia de Dios es eterna e inalterable; así como que Él es la Fuente de la Moral, y que su moral es eterna e inalterable. Muy bien, entonces debemos creer que si el pueblo de Nueva York comenzara a prostituir a las hijas de Nueva Jersey, sería justo y equitativo levantar un patíbulo frente a la municipalidad y colgar al intendente y al jefe de policía y a los jueces, y al arzobispo, aunque ellos no lo hubieran hecho. A mí no me parece bien.
Además, pueden estas completamente seguros de una cosa no podría suceder. El pueblo no lo permitiría. Son mejores que su Biblia. Nadapasaría acá, excepto algunos juicios, por daños, si no se pudiera silenciar el asunto; ni aún allá en el Sur tomarían medidas contra las personas que nada sacaran de ello; tomarían una soga y darían caza a los culpables, y si no consiguieran encontrarlos, lincharían a un negro.
Las cosas han mejorado mucho desde los tiempos del Todopoderoso, diga el púlpito lo que quiera.
¿Quieren examinar la moral y la disposición y la conducta de la Deidad un poco más? ¿Y quieren recordar que en la escuela de Catecismo se insta a los chicos a amar al Todopoderoso, a honrarlo, a alabarlo, y a considerarlo como modelo y tratar de parecerse a él tanto como puedan? Lean:
"1 Jehová habló a Moisés, diciendo
"2 Haz la venganza de los hijos de Israel contra los madianitas; después serás recogido a tu pueblo.
"7 Y pelearon contra Madián, como Jehová lo mandó a Moisés, y mataron a todo varón.
"8 Mataron también, entre los muertos de ellos, a los reyes de Madián, Evi, Requem, Zur, Hur y Reba, cinco reyes de Madián; también a Balaam hijo de Beor mataron a espada.
"9 Y los hijos de Israel llevaron cautivas a las mujeres de los madianitas, a sus niños, y todas sus bestias y todos sus ganados; y arrebataron todos sus bienes.
"10 E incendiaron todas sus ciudades y aldeas y habitaciones.
"11 Y tomaron todo el despojo, y todo el botín, así de hombres como de bestias.
"12 Y trajeron a Moisés y al sacerdote Eleazar, y a la congregación de los hijos de Israel, los cautivos y el botín y los despojos al campamento, en los llanos de Moab, que están junto al Jordán frente a Jericó.
"18 Y salieron Moisés y el sacerdote Eleazar, y todos los príncipes de la congregación, a recibirlos fuera del campamento.
"14 Y se enojó Moisés contra los capitanes del ejército, contra los jefes de los millares y de centenares que volvían de la guerra,
"15 y les dijo Moisés: ¿Por qué habéis dejado con vida a todas las mujeres?
"16 He aquí, por consejo de Balaam ellas fueron causa de que los hijos de Israel prevaricasen contra Jehová en lo tocante a Baal-Peor, por lo que hubo mortandad en la congregación de Jehová.
"17 Matad, pues, ahora a todos los los varones de entre los niños; matad también a toda mujer que haya conocido varón carnalmente.
"18 Pero a todas las niñas entre las mujeres, que no hayan conocido varón, las dejaréis con vida.
"19 Y vosotros, cualquiera que haya dado muerte a persona, y cualquiera que haya tocado muerto, permaneced fuera del campamento siete días, y os purificaréis al tercer día y al séptimo, vosotros y vuestros cautivos.
"20 Asimismo purificaréis todo vestido, y toda prenda de pieles, y toda obra de pelo de cabra, y todo utensilio de madera.
"21 Y el sacerdote Eleazar dijo a' los hombres de guerra que venían de la guerra: Esta es la ordenanza de la ley que Jehová ha mandado a Moisés:
"25 Y Jehová habló a Moisés, diciendo:
"26 Toma la cuenta del botín que se ha hecho, así de las personas como de las bestias, tú y el sacerdote Eleazar, y los jefes de los padres de la congregación;
"27 y partirás por mitades el botín entre los que pelearon, los que salieron a la guerra, y toda la congregación.
"28 Y apartarás para Jehová el tributo de los hombres de guerra que salieron a la guerra; de quinientos, uno, así de las personas como de los bueyes, de los asnos y de las ovejas.
"31 El hicieron Moisés y el sacerdote Eleazar como Jehová mandó a Moisés.
"32 Y fue el botín, el resto del botín que tomaron ]os hombres de guerra, seiscientos setenta y cinco mil ovejas,
"33 setenta y dos mil bueyes,
"34 y setenta y un mil asnos.
"35 En cuanto a personas, de mujeres que no hablan conocido varón, eran por todas treinta y dos mil.