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Cyteen 2 - El Renacer
  • Текст добавлен: 7 октября 2016, 12:55

Текст книги "Cyteen 2 - El Renacer"


Автор книги: C. J. Cherryh



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Estúpida, estúpida,se dijo y desenredó su furia y consiguió poner mejor cara para el tío Denys. Él estaba en el comedor tomando café. Fingió que no la veía cuando entró.

Eso también era una forma de Trabajarla.

–Lo siento, tío Denys.

Él la miró entonces, tomó un sorbo de café y dijo:

–Tengo una sorpresa para ti. ¿Quieres un poco de zumo de naranja?

Ella apartó la silla y se sentó, sosteniendo el yeso con la mano buena.

–Para Florian y Catlin también —pidió.

–Seely —llamó el tío Denys. Y vino Seely y consiguió dos vasos más y sirvió zumo de naranja para Florian y Catlin, que se sentaron en silencio a la mesa.

–Nelly está en el hospital de nuevo —explicó el tío Denys—. Ari, ya sabes que le resulta doloroso que la eches y llames a otros.

–Bueno, no puedo evitarlo. Nelly me molesta.

–Nelly no sabe qué hacer contigo. Creo que tal vezsería buena idea que se fuera a trabajar a la ciudad, en el jardín de infancia. Piénsalo. Pero debes decidirlo tú.

No podía perder a mamá y a Nelly en una sola semana, a pesar de que Nelly la volvía loca. Miró la mesa y trató de no pensar en eso.

–Piénsalo —dijo el tío Denys—. Nelly "es feliz cuando tiene un bebé a quien cuidar. Y tú ya no eres un bebé. Así que le estás haciendo daño, especialmente cuando le das órdenes. Pero piénsalo. Siempre podrás verla de vez en cuando. Si decides que no, va a tener que tomar cinta para reentrenarse y hacer algo distinto, como cuidar de la casa.

–¿Qué quiere Nelly?

–Que tú tengas tres años. Pero esto es imposible. Así que se va o cambia.

–¿No puede tener un trabajo en el laboratorio de bebés? ¿Y vivir aquí?

–Sí, puede ser. No es mala idea. —El tío Denys levantó la taza para que Seely le sirviera más café, después lo agitó—. Si eso es lo que deseas.

–Quiero el caballo.

El tío Denys frunció el ceño.

–Ari, no puedes tener cosas que van a hacerte daño.

–Florian dice que hay un bebé.

–Ari, los caballos son animales grandes. Nadie sabe nada sobre cómo montarlos, no en Cyteen. Los tenemos para investigación, no para jugar con ellos.

–Podrías darme el bebé.

–¡Señor! —suspiró el tío Denys.

–Florian sabe mucho de caballos.

El tío Denys miró a Florian, que se puso azi, en blanco.

–No —dijo el tío Denys, terminante. Y luego—: Voy a hablar con AG sobre el asunto, ¿de acuerdo? No sé nada de caballos. Cuando crezcas un poco, tal vez. Cuando me demuestres que eres mayor y que sabes que no debes escaparte para verlo y romperte el cuello.

–Lo que dices es muy feo.

–Pero es verdad, ¿no te parece? Podrías haberte roto el cuello. O la espalda. O la cabeza. No me importa que hagas cosas: algún día pilotarás un avión. Harás muchas cosas. Pero por Dios, Ari, no te escapes y trates de pilotar un jet sin saber cómo, por favor. Tienes que estudiar. No hay una segunda oportunidad si el techo se te viene encima. Tienes que saber lo que anda mal, y cómo manejarlo, y tienes que ser mayor para poder hacerlo; y si quieres manejar un caballo, mejor será que hayas crecido lo suficiente para mantenerte encima y que me demuestres que puedes ser más inteligente que el caballo.

Eso también era feo. Pero probablemente era verdad.

–Te sorprendió —continuó el tío Denys– porque no sabías lo que hacías. Así que sugiero que estudies algo sobre animales. No son máquinas. Piensan. Y él pensó: hay una tonta sobre mi lomo. Y era más grande que tú y se la sacó de encima. A ver si puedes resolver el problema.

Ari frunció el ceño. Se parecía a lo que había pasado. Sólo que el tío Denys había llegado a un «quizá» con respecto a darle el caballo. Eso ya era algo.

–Necesito una silla de montar y una brida.

–De acuerdo. ¿Y cómo vas a hacer que el caballo las acepte, eh? Tal vez sería mejor que estudiaras antes. Tal vez sería mejor que fueras a la biblioteca a buscar información y que hablaras con gente que sabe. De todos modos, pruébame que sabes lo que haces y que eres responsable. Entonces veremos lo que decido.

Al menos eso era un avance. Por un instante se había olvidado de lo mucho que le dolía, y el recuerdo la dejó un poco sin aliento cuando volvió de pronto y pensó en cómo había sido ella cuando mamá se fue a Fargone y cómo había conseguido superarlo.

Era muy difícil superar la muerte de mamá. Pero estaba empezando a pasar. Lo sentía. Las aguas intentaban volver a su cauce, el tío Denys se estaba poniendo duro con ella y ella tendría que volver a las clases, y todo iba a ser como antes. Se puso triste porque se sentía mejor y eso era estúpido.

Deseó haberle dicho algo a mamá sobre el caballo.

Pero en realidad no estaba segura de que mamá hubiera recibido las cartas, no importaba lo que ellos dijeran, no estaba segura de que Ollie las hubiera recibido. Cuando pensaba en eso le empezaba a doler la garganta y le daban ganas de llorar. Se levantó de la mesa, corrió al vestíbulo y cerró la puerta.

Y se quedó ahí junto a la habitación de Florian y Catlin, y lloró y dio puñetazos contra la pared y dio patadas y fue a la habitación de ellos y consiguió un poco de papel para secarse los ojos y sonarse la nariz.

Ellos entraron. Y se quedaron ahí, de pie.

–Estoy bien —dijo ella. Y eso probablemente los confundía mucho, hubiera dicho mamá.

–Ari —oyó que decía el tío Denys desde la otra habitación. La puerta estaba abierta—. ¿Ari?

Le había dado una mañana dura al tío Denys. Pero estaba bien, dijo el tío Denys; era como recuperarse después de una enfermedad, a veces uno tenía dolores y recaídas, y finalmente se ponía bien. Él no estaba enfadado con Ari.

–Hablé con AG —dijo el tío Denys en el almuerzo—. En cuanto tengan lugar en un tanque, pondrán uno para ti.

–¿Quieres decir un caballo?

–No hables con la boca llena. Recuerda los modales. Ella tragó. Rápido.

–Y aquí viene el trabajo. Tienes que recoger los datos y redactar un informe como hacen los técnicos. Tienes que hacerlo en el ordenador para que podamos comparar tu trabajo con el de los técnicos. Y cuando estés equivocada, tienes que descubrir por qué y escribir un informe. Tienes que hacerlo desde la concepción al nacimiento, y después seguir con ello y con todos los otros estudios. Si quieres que nazca algo, tienes que trabajar para conseguirlo.

Representaba mucho trabajo.

–De manera que podré tener uno, ¿eh?

–Una, en realidad. Necesitamos otra hembra de todos modos. Dos machos se pelearían. Algunos animales son así. En lugar de un tipo nuevo, vamos a hacer otro como el que tenemos para no arriesgarnos a perderlo. Pero si no haces tu trabajo, no te daré el caballo, porque no te lo habrás ganado. ¿Entiendes?

–Sí, ser —dijo ella. No con la boca llena. Los caballos crecen rápido. Ella se acordaba de eso. Muy rápido. Como todos los animales de ese tipo. ¿Un año, tal vez?

–Son muy delicados —dijo el tío Denys—. Son una lata para manejarlos, francamente, pero tu predecesora tenía la idea de que era importante que la gente los tuviera. En el mundo madre, los seres humanos se desarrollaron con otras formas de vida que formaban parte del aprendizaje de los hombres sobre lo no humano, de forma que aprendían a tener paciencia y a valorar la vida. Ella no quería que la gente de Cyteen creciera sin eso. Su madre, Olga, estaba interesada en cerdos y cabras porque eran útiles y duros, y se adaptaban al nuevo planeta. Ari quería caballos, porque eran ungulados con muchos datos accesibles sobre la forma de tratarlos; de ellos podemos aprender cosas para los otros animales, los proyectos de preservación de los exóticos. Pero sobre todo, la principal razón para tener caballos, decía, es que trabajar con ellos influye a la gente. «Excitan algo en nuestros psicogrupos», decía. «No quiero que los seres humanos crezcan sin ellos en el Espacio. Nuestros viejos compañeros forman parte de lo humano: caballos, ganado, bueyes, búfalos, delfines, todos ellos. Perros y gatos, pero no podemos mantener carnívoros todavía, ni tolerar predadores en Cyteen. La ecología de la Tierra es un sistema interrelacionado y tal vez los hombres no pueden ser humanos sin un contacto con sus viejos compañeros.» No estaba segura de eso. Pero intentó hacer muchas cosas. No es raro que quieras un caballo. Ella quería uno, aunque era muy vieja para cabalgar... gracias a Dios. ¿Te molesta que hable de ella?

–No. —Ari se encogió de hombros—. Solamente es... raro... Nada más.

–Supongo que sí. Pero era una mujer notable. ¿Estás lista? Ahora podemos volver.

XI

Florian hizo todo lo que pudo. Él y Catlin. Los dos.

Incluso le preguntó a ser Denys si estaban fallándole a sera de alguna forma, y ser Denys le había dado unas palmaditas en el hombro y había dicho que no, que lo estaban haciendo muy bien, que cuando un CIUD tenía problemas no había cintas para arreglarlo. Que si eran lo bastante fuertes para soportar el peso del dolor de sera sin.la ayuda de sera, eso ya era mucha ayuda, porque eso era lo que un CIUD haría por ella.

–Pero no tenéis que sufrir daños —había dicho ser Denys—. Eso sería peor para sera, si os pasara algo malo, quiero decir. Vosotros protegeros, tanto como la protegéis a ella. ¿Entendido?

Florian asintió. Se lo dijo a Catlin porque habían decidido que él preguntaría. A ella no se le daba bien hablar con los CIUD.

–Estamos haciéndolo muy bien —le explicó Florian—. Sera también. Estamos haciendo lo que debemos. Ser Denys está contento con nosotros.

–Yo no —razonó Catlin, y eso lo resumía todo. Catlin estaba más afectada que él, pensó Florian. Catlin se sentía furiosa porque sera estaba triste, y Catlin no podía entender quién tenía la culpa o si la gente estaba haciendo todo lo que debía para ayudar a sera.

Los dos se sintieron aliviados cuando sera dijo que tenía una idea y un trabajo para ellos. Y cuando reinició las clases y las aguas volvieron a su cauce. Entonces volvieron también ellos a las clases, en la ciudad, ser Denys dijo que tenían que hacerlo y sera estuvo de acuerdo.

–Nos veremos después de las clases —dijo ella. Y así lo hicieron.

Y sera fue con ellos hasta el estanque y echó comida a los peces y dijo:

–Tenemos que esperar hasta que llueva. Hasta el jueves próximo. Ya me he fijado en ello.

En los mapas que mostraban lo que estaban haciendo las máquinas climáticas. Generalmente los mapas acertaban cuando hablaban sólo de unos días más adelante. Y sera les dijo lo que tenían que hacer.

Catlin estaba contenta. Era una auténtica operación.

Florian esperaba que sera no se metiera en problemas.

Escaparse de los estudios era fácil: sera mandó un recado a los Barracones Verdes y dijo que Florian y Catlin no podían ir.

Después pensaron una forma de llegar a un túnel C sin pasar por el Salón de la Residencia Principal, lo cual significaba que debían ir por los pasillos de mantenimiento. Eso también fue fácil.

Así que sera les dijo lo que quería y ellos planificaron a operación con muchas variantes, pero la que iban a desarrollar la pensó sera misma porque ella dijo que eso funcionaría y que era la más sencilla y que así podría manejar los problemas si algo salía mal.

Así que Catlin fue la retaguardia y Florian iba en vanguardia, porque sera dijo que nadie sospecharía de un azi y Catlin argumentó que él sabía hablar mejor.

La tormenta llegó ese día, los estudiantes siguieron el horario que sera había obtenido del libro de clases del doctor Edwards y sera murmuró:

–Los últimos dos, a la izquierda.

–Cuando los estudiantes Regulares salieron de las clases cerca del Ala E, justo junto al túnel, pasaron junto a ellos, que los esperaban en el túnel lateral que llevaba al mantenimiento de aire. Era un buen lugar; oscuro en el acceso y muy ruidoso por los ventiladores.

Florian los dejó pasar como había indicado sera. Habían hablado sobre cómo Trabajar en esto. Los dejó pasar.

Después sera le dio una palmadita en la espalda justo en el momento en que él ya se estaba moviendo: Florian se dirigió al centro del salón antes de que los últimos estudiantes desaparecieran detrás del recodo.

–Sera Carnath —llamó y los últimos estudiantes se detuvieron. Él levantó la mano—. Se le ha caído esto. —Y como había dicho sera, muchos de los estudiantes siguieron su camino y desaparecieron. Después los siguieron otros y finalmente Amy Carnath se volvió un poco, mirando lo que llevaba en las manos.

Florian avanzó hasta ella. Sólo había una niña con Amy Carnath. Florian controló rápidamente a su espalda para ver si había quedado alguien.

Nadie. Catlin debía controlar eso, en el otro recodo y tenía lista una operación de emergencia por si venía alguien, sobre todo si era un mayor y no un niño.

Así que Florian entregó a Amy la nota que había escrito sera.

Querida sera,decía. Así se pone siempre, había dicho sera. No digas nada de esto a nadie y no le cuentes a nadie adonde vas. Di que te has olvidado una cosa y que tienes que volver, y no dejes que nadie vaya contigo. Quiero hablar contigo un momento. Florian te llevará. Si no vienes, me encargaré de que te pase algo horrible. Sinceramente, Ari.

La cara de Amy Carnath se transformó por el miedo. Miró a Florian y volvió a mirar a su amiga.

Florian esperaba. Sera le había dicho que no hablara ante los demás niños.

–He olvidado una cosa —dijo Amy Carnath en una voz muy leve, mirando a su amiga—. Vete, Maddy. Ahora vengo.

La nena llamada Maddy frunció la nariz y después siguió a los demás.

–Sera, por favor —dijo Florian e indicó el camino.

–¿Qué quiere? —preguntó sera Carnath, con rabia.

–No lo sé, sera. Por favor.

Amy caminó con él. Tenía su bolso. Podría pegarle con él, pensó Florian, pero sera había dicho que sera Carnath no sabía pelear.

–Por aquí —indicó Florian cuando llegaron al pasillo de servicio y sera Carnath retrocedió cuando vio el camino que él le señalaba, la oscuridad.

Y cuando sera salió de detrás de la puerta.

–Hola, Amy —saludó sera y la aferró ella misma, por la pechera de la blusa, y tiró de ella mientras Florian abría la puerta del pasillo de servicio.

Y luego Catlin llegó corriendo hasta el pequeño refugio.

Amy Carnath miró a Ari. Aterrorizada.

–Adentro —señaló sera. Y empujó a sera Carnath sin soltarla. Sera Carnath trató de zafarse, pero no hizo nada más.

–Suéltame —ordenó sera Carnath, enfadada—. ¡Quítame las manos de encima!

Florian se sacó la linterna del bolsillo y la encendió. Catlin cerró la puerta y sera empujó a Amy Carnath contra la pared.

–Suéltame —repitió sera Carnath. Pero la puerta estaba cerrada y el lugar estaba lleno de ruidos.

–No voy a hacerte daño —dijo sera con mucha calma—. Pero Catlin te romperá el brazo si no te quedas quieta y hablas conmigo.

La cara de sera Carnath estaba llena de lágrimas. Florian se sintió un poco descompuesto porque la vio asustadísima. A pesar de que Amy era el Blanco.

–Quiero saber dónde está Valery Schwartz —espetó sera.

–No sé dónde está —lloró sera Carnath, mordiéndose el labio y tratando de calmarse—. Está en Fargone, no sé nada más.

–Quiero saber dónde está Sam Whitely.

–¡Está en la escuela de mecánica! Suéltame, suéltame...

–Florian tiene un cuchillo —advirtió sera—. ¿Quieres verlo? Cállate y contéstame. ¿Qué sabes de mi mamá?

–¡No sé nada de tu mamá! ¡Te lo juro!

–Deja de lloriquear. Contéstame o haré que Florian te haga mucho daño. ¿Me oyes?

–No sé nada. No sé nada.

–¿Por qué todos me rehuyen?

–No lo sé.

–Claro que lo sabes, Amy Carnath, claro que lo sabes, y si no empiezas a hablar iremos más adentro del túnel y Catlin y Florian te lo van a preguntar, ¿me oyes? Y puedes gritar todo lo que quieras, que nadie te va a oír.

–No lo sé, Ari. No lo sé. No lo sé.

Amy Carnath hipaba entre sollozos. Ari dijo:

–Florian...

–¡No puedo decírtelo! —gritó sera Carnath—. ¡No puedo decírtelo, no puedo, no puedo!

–¿Qué es lo que no puedes decirme?

Sera Carnath jadeó buscando aire y sera soltó la blusa de sera Carnath y empezó a desabrocharla, con una mano.

–¡Nos mandarán lejos! —gritó sera Carnath, tratando de zafarse, pero Catlin la aferró por atrás—. ¡Nos mandarán lejos!

Sera se detuvo y dijo:

–¿Me lo vas a contar todo? Sera Carnath asintió y tragó saliva.

–Bueno. Déjala, Catlin. Amy nos lo va a contar todo.

Catlin soltó a sera Carnath, que retrocedió hasta un grupo de tuberías y se quedó allí, aplastada contra la pared. Florian la enfocaba con la luz.

–¿Y bien? —preguntó sera.

–Nos mandaran lejos —dijo sera Carnath. Le castañeteaban los dientes—. Si alguien se mete en líos contigo, lo mandan a Fargone.

–¿Quién?

–Tus tíos.

–Giraud —suspiró sera.

Sera Carnath asintió. Tenía la cara toda sudada, a pesar de que hacía frío en los túneles. Estaba llorando y las lágrimas le corrían por las mejillas y la nariz le goteaba.

–¿Todos los niños? —preguntó sera.

Sera Carnath asintió de nuevo.

Sera se acercó a sera Carnath y la tomó por el hombro, con amabilidad. Sera Carnath pensó que iba a pegarle pero sera le dio una palmadita en el hombro y la hizo sentarse sobre los escalones. Sera se arrodilló y apoyó la mano en la rodilla de sera Carnath.

–Amy, no voy a pegarte. No voy a decir que me lo has contado. Quiero que me digas si sabes algo acerca de por qué se fue mi mamá.

Sera Carnath negó con la cabeza .

¿Quién la envió?

–Ser Nye. Supongo que fue ser Nye.

–¿Giraud?

Sera Carnath asintió y se mordió el labio.

–Amy, no estoy enfadada. No voy a enfadarme. Cuéntame qué dicen los otros niños de mí.

–Dicen... —Sera Carnath tragó saliva—. Dicen que hay que dejarte sola, que hagas lo que quieras, porque todos sabemos lo que pasa si peleamos contra ti y no queremos que nos manden a Fargone, sin que podamos volver nunca.

Sera se quedó sentada un momento. Nada más. Después:

–¿Como Valery Schwartz?

–A veces te mandan a otra Ala. A veces te sientan en un avión y tienes que irte, y eso es todo, como Valery y su mamá. —A sera Carnath empezaron a castañetearle los dientes de nuevo y se abrazó a sí misma—. No quiero que me manden lejos. No digas que te lo he contado.

–No. Claro que no. Mierda, Amy. ¿Cómo lo supistes?

–Me lo dijo mi mamá. Mi mamá dijo... que nunca te pegara ni te contestara mal. —Sera Carnath empezó a llorar de nuevo y se cubrió la cara con las manos—. No quiero que manden a mi mamá a Fargone.

Sera se puso en pie en la oscuridad. «Mamá» y «Fargone» eran palabras que le hacían daño. Florian también lo sintió, pero mantuvo la luz firme.

–Amy —dijo sera después de un ratito—. No voy a decir que me lo has contado. Será un secreto si tú no dices nada. Seré tu amiga.

Sera Carnath se secó la cara y la miró.

–En serio —dijo sera—. Y Florian y Catlin. Y son muy buenos amigos. Sólo quiero que seas mi amiga. Sera Carnath se sonó la nariz y se abrochó la blusa.

–De verdad, ¿no es cierto, Catlin?

–Lo que diga sera —respondió Catlin– es la Regla.

Sera se agachó junto a sera Carnath, sobre los escalones, con el brazo enyesado en la falda.

–Si yo fuera tu amiga —murmuró—, te protegería. Seríamos muy listas y no le diríamos a nadie que somos amigas. No seríamos nada. Ni buenas ni malas amigas. Y así estarías a salvo. Lo mismo con los otros chicos. No sabía lo que estaban haciendo. No quiero que lo hagan. Puedo obtener mucho de tío Denys, y Denys puede obtener cosas de tío Giraud. Así que te conviene ser mi amiga.

–No quiero que seamos enemigas —declaró sera Carnath.

–¿Puedes ser mi amiga?

Sera Carnath se mordió el labio y asintió, y estrechó la mano izquierda de sera cuando ella la extendió.

Se dieron la mano como hacen los CIUD cuando están de acuerdo.

Florian se sintió mejor entonces y se alegró muchísimo de que no fueran a hacer daño a sera Carnath. No parecía un Enemigo.

Cuando sera Carnath se calmó y dejó de sollozar, le habló a sera con mucha calma, mucha tranquilidad, y no parecía nada estúpida. Catlin dejó de sentirse mal con ella y se agachó cuando sera se lo ordenó y puso las manos sobre las rodillas. Y Florian también.

–No debemos ser amigos enseguida —dijo sera Carnath—. Los otros chicos no confiarían en mí. Tienen miedo.

Como si sera Carnath no hubiera tenido miedo.

–Les hablaremos de uno en uno —determinó sera.

XII

—Cierra la puerta —dijo Yanni; Justin la cerró y se sentó en la silla frente al escritorio de Yanni.

Esta vez no era su problema. Era el de Yanni. El proyecto. Estaba en aquellos documentos sobre el escritorio de Yanni, los informes y las pruebas que él no había revisado ni pasado por el ordenador de la oficina, sino en un ordenador portátil con almacenamiento de memoria.

No había firmado su informe. Yanni sabía de quién era. Bastaba con eso.

–Lo he leído —dijo Yanni—. A propósito, ¿qué opina Grant?

Justin se mordió el labio y pensó en encogerse de hombros y no hacer ningún comentario: Yanni todavía le crispaba los nervios; pero era una tontería, se dijo. Un viejo asunto, los nervios destrozados.

–Hemos hablado. Grant opina que es un problema de CIUD, pero dice que a su entender no lo están manejando bien.

–Vamos seis meses atrasados con estos datos —dijo Yanni—. No tendremos una llamada desde una nave hasta dentro de un mes y medio, no tenemos ninguna nave que vaya hacia allí hasta el 29. Jane estaba preocupada por Rubin. Si nuestro personal CIUD despreciaba a Ollie, él seguramente habrá tratado de arreglarlo, pero es azi y apuesto a que está pasando por un infierno; maldita sea mi hija, que se metió en todo eso, es una experta, tiene que conocer mejor la psicología azi que Ollie, ¿no te parece?

–Sin comentarios.

–Sin comentarios. Mierda, yo te puedo decir lo que estuvieron haciendo en estos últimos meses. Mi hija y Julia Strassen. Nunca quise que esas dos estuvieran en el personal. Así que les dieron un trabajo donde no podían hacer daño, en el lado de Residencia, claro. Con Rubin. Jane consultó los datos de la Residencia, y ella y mi hija chocaron en la primera reunión de personal. Creo que eso contribuyó en el ataque cardíaco de Jane, si te interesa saberlo.

Justin sintió que se le revolvía el estómago. La hija de Yanni, tozuda como una mula, arrojada a Fargone, a un trabajo que no deseaba. Probablemente pensaba que conseguirla un ascenso por instalar los laboratorios y la administración de LÍNEAS ESPACIALES RESEUNE junto con Johanna Morley; y después, la vieja adversaria y alguna vez amante de Yanni, Strassen, la Inamovible, de pronto como administradora, pasando por encima de su cabeza y la de su padre; si su estómago estaba revuelto, no quería ni pensar lo que sería el de Yanni.

Mierda, Administración está loca.

Loca.

–Yo confiaría en Strassen —dijo con calma, ya que Yanni estaba esperando que dijera algo.

–Ah, sí, claro que yo también confiaría en Strassen. Jenna tal vez sea una buena supervisora de Ala, pero no tiene su propia vida resuelta, y es una perra Alfa cuando la desafían. Y Jane ha muerto. Esto significa que alguien debe tomar las riendas. Jenna escucha a su personal, de acuerdo. Pero la madre de Rubin es un problema. Un poder cuando Rubin consiguió la categoría de Especial, resentimiento cuando Rubin consiguió los laboratorios y un poco de poder para sí mismo. Los problemas psicológicos de Rubin... Bueno, tienes la lista: depresiones por su salud, su relación con su madre, todo eso. Rubin actúa como si todo anduviera bien. Como si se encontrara cómodo como pez en el agua. Mientras tanto, su madre quiso conceder entrevistas por la red y Jenna la detuvo. A Stella Rubin no le gustó eso. Ni lo más mínimo. Esa mujer y el Departamento de Defensa se odiaron desde el principio, y la situación de Rubin ha sido siempre un «ni contigo ni sin ti». Rubin jugaba con las pruebas psicológicas que le hacían y se conformaba con que lo dejaran en paz, eso es lo que Jane creía. No era una reacción sincera, no desde que Defensa le puso la tapa a mamita. Seis meses atrás, en tiempo del espacio. Por eso quería que miraras la serie. Y la sangre.

–Considerando lo que va a llegar allí dentro de otros seis meses.

–Las entrevistas de Ari, quieres decir.

–Es un bioquímico. Se da cuenta de que le hacen exámenes. ¿Y si alguien más se da cuenta?

–Especialmente... —Yanni golpeó con los dedos el informe que tenía sobre la mesa—. Esto demuestra que es un hombre más sofisticado políticamente de lo que era cuando empezó. Lo mismo puede aplicarse a su madre.

–Reseune puede afectar así a la gente, ¿no?

–Este es el perfil que tengo: Rubin no es el jovencito que se convirtió en Especial. Rubin ha crecido. Ha crecido. Se ha dado cuenta de que algo estaba sucediendo al otro lado de las paredes de su laboratorio. Se ha dado cuenta de que tiene una dimensión sexual, está terriblemente frustrado por su problema de salud, LÍNEAS ESPACIALES RESEUNE tiene una crisis de poder en la cima y la madre de Rubin, hasta ahora hipocondríaca, tranquila, que solía ayudar a encauzar las ansiedades de salud de su hijo y su dependencia, está en pie de guerra con la Administración y con el Departamento de Defensa y trata de conseguir los mecanismos de control sobre su hijo, que reacciona ante esos tironeos con mentiras en las pruebas psicológicas y tensión en los análisis de sangre, mientras Jenna, mierda, rompe la lista de trabajos de Jane y se declara autónoma en ese Ala porque, según dice, Ollie Strassen no puede emitir juicios sobre la psique de un CIUD.

–Mierda —murmuró Justin, una reacción a nivel del estómago, y deseó no haber dicho nada. Pero Yanni estaba muy tranquilo. Mortífero y tranquilo.

–La voy a despedir, claro —dijo Yanni—. La despido ahora mismo de todos los proyectos de Reseune y la sitúo bajo Silencio de Seguridad. Pero eso sucederá dentro de seis meses. Cuando llegue la orden. Te lo digo, hijo, para que entiendas por qué estoy... un poco... molesto personalmente por todo esto.

¿ Por qué mierda estoy aquí? Él lo sabia. No me llevó a verlo cuando pasó. ¿Qué está sucediendo?

Tienes algunas ideas —dijo Yanni– que son un poco distintas. Eso surge de tu forma peculiar de diseñar, a pesar de lo alocada que es. Comenté tus sugerencias en el comité, ya que las cosas están cómo están, le dije a Denys cuál era la fuente.

–Mierda, Yanni...

–Resulta que él está de acuerdo contigo, hijo, y Denys tiene el poder en cuanto a los programas de Ari. Giraud estuvo tan duro como siempre, pero yo mantuve una larga y tranquila charla con Denys, sobre ti, sobre tus proyectos, sobre toda la situación. Voy a decirte lo que está sucediendo en Reseune. Hay un sistema que soporta el máximo de la presión posible y justo ahora ponen personal administrativo de segunda categoría, como mi hija, en puestos de gran responsabilidad porque no tienen a nadie más calificado, porque, Dios nos ayude, eso es mejor que cualquier otra cosa. Reseune está demasiado tensa y Defensa tiene el proyecto delante de sus narices, como una bomba a punto de estallar. Si Jane hubiera vivido seis meses más, incluso dos semanas más, si Ollie hubiera podido apoyarse en Jenna y decirle que se fuera a la mierda, pero no puede, porque el maldito reglamento no le permite ejercer un poder absoluto sobre un programa CIUD y no puede despedir a Jenna. Tiene una cinta Final y puede conseguir la condición de CIUD, pero Jenna se ha situado por encima de él con la ayuda de gente del personal y Julia Strassen, quien se declara la ejecutora de Jane, así que Jenna y Julia son las que deben firmar los documentos de CIUD de Ollie, ¿no te parece brillante por nuestra parte? Jenna lo va a pagar. Ahora Ollie es un CIUD, nosotros lo declaramos CIUD. Pero eso no llegará a Fargone hasta dentro de unos meses, y él no lo sabe. —Yanni hizo un gesto con la mano, y agitó la cabeza—. Es un lío terrible. Y voy a pedirte una cosa, hijo.

–¿Qué?

–Quiero que sigas controlando los datos de Rubin cuando vengan, con todo el tiempo que necesites. Tu sustituto con el clon de Rubin es Ally Morley. Pero quiero que trabajes en algunos de tus diseños de recompensa para adaptarlos a la psicología CIUD.

–¿Quiere decir que está pensando en una intervención? ¿En cuál de ellos?

–Queremos observar las estructuras en la relación entre trabajo y recompensa. Gustav Morley está trabajando en eso. Tú no conoces tan bien la psicología CIUD, éste ha sido siempre uno de tus problemas. No. Si tenemos que hacer cambios, tú no vas a diseñarlos. Pero queremos comparar sus notas con las tuyas. Y queremos comparar esa situación con la de Ari, te lo confieso con toda franqueza.

Justin estaba muy tranquilo en apariencia.

–Quisiera pensar que está diciéndome la verdad, Yanni. ¿Es un problema de tiempo real?

–Ya no es de tiempo real. Y te digo la verdad, Justin. Te voy a decir toda la verdad. Después del carguero que.nos trajo estos datos llegó un correo militar, que cubrió el trayecto en menos tiempo que el carguero, en una cantidad de tiempo que es un secreto clasificado para traer el mensaje. Benjamin Rubin se ha suicidado.

–Dios mío.

Yanni lo miró fijamente. Un Yanni que parecía más viejo, más cansado, emocionalmente exhausto.

–Si no tuviéramos la aceptación pública que nos proporcionó Ari —dijo Yanni—, perderíamos Reseune. La perderíamos. Estamos en números rojos. Hemos recurrido a los fondos de Defensa y no tenemos personal. Creo que ahora me entiendes, ya teníamos indicadores de tensión en Rubin antes de que surgiera el problema del proyecto de ley de Descubrimiento, antes de que Ari hiciera su excursión a la ciudad. Sabíamos que había problemas con el proyecto. Mandamos instrucciones que llegaron demasiado tarde. Teníamos la presión del proyecto de ley encima; sabíamos lo que se avecinaba antes de que se hiciera público. Éramos conscientes de que Ari iba a tener que enfrentarse al público, y teníamos todo el plan en marcha. Tal vez no puedas perdonar la reacción de Giraud, pero puede que te sea útil saber lo que estaba pasando en bambalinas. En este momento, Administración te ve de una forma completamente distinta.

–No siento ninguna animosidad contra una niña de nueve años, por Dios, ya lo probé, lo probé en un psicotest...

–Tranquilo. No estoy hablando de eso. En Fargone hay un niño que es la réplica psicológica de un suicida. Debemos tomar decisiones, una posibilidad es confiárselo a Stella Rubin, si creemos la teoría según la cual ella es la última tabla de salvación para el clon. Pero Stella Rubin tiene problemas, graves problemas. Dejarlo con Morley. Pero ¿dónde está el error que condujo a esto? ¿Fue Jenna? ¿O fue antes, desde el grupo mental básico de un bebé con un problema de salud y agobiado por la madre? Necesitamos respuestas. Hay tiempo. Ni siquiera es tu problema. Es cosa de Gustav Morley y Ally. Pero en tu trabajo hay contenidos que tanto Denys como yo consideramos interesantes, francamente. Supongo que adivinarás la razón.


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